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Delegados de la ONU decidieron que estaban cansados de la orientación sexual e identidad de género y organizaron una retirada en la sede de la ONU de Ginebra la semana pasada, para manifestarse en contra de un panel de debate sobre el tema que los delegados temen que dé lugar a derechos humanos especiales para los homosexuales.
El verano pasado, la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra acordó preparar un informe sobre la violencia contra los homosexuales. Incluso este documento benigno encontró fuerte oposición y es considerado por muchos gobiernos como parte de un esfuerzo plurianual para convertir a la orientación sexual y a la identidad de género en nuevas categorías de no discriminación en los derechos humanos, al mismo nivel de garantías tradicionales como la libertad de culto.
Habiéndose completado el informe, el 7 de marzo el Consejo de Derechos Humanos presentó un panel de debate titulado Poniendo fin a la violencia y a la discriminación basadas en la orientación sexual y en la identidad de género.
Los delegados de estados miembros de la ONU pertenecientes a la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), que representa a 57 países de África, Asia y Medio Oriente, se retiraron del Palais des Nations en signo de protesta.
De los 47 estados miembros del Consejo de Derechos Humanos, 17 forman parte de la OCI. Estados Unidos y países europeos recibieron el informe con agrado. Aunque da la impresión de que sólo los delegados musulmanes se retiraron la semana pasada, hay una oposición generalizada a la agenda homosexual en las Naciones Unidas.
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, dio inicio al evento denominándolo sesión histórica del Consejo de Derechos Humanos. En su intervención, dijo: Debemos enfrentar la violencia, despenalizar las relaciones de mutuo acuerdo entre personas del mismo sexo, prohibir la discriminación y educar al público. También sugirió la creación de un mecanismo de denuncia de las violaciones de los derechos LGBT: para verificar que las violaciones se estén abordando genuinamente.
La Ata Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, dijo que los derechos LGBT deberían tener prioridad frente a la libertad de culto, a la libertad de conciencia y a los principios democráticos. Puede que argumenten que la homosexualidad y las expresiones de identidad transgénero entran en conflicto con valores culturales locales o tradicionales, o con enseñanzas religiosas, o que van en contra de la opinión pública, dijo Pillay, pero el equilibrio entre tradición y cultura, por una parte y los derechos humanos universales, por otra, debe ser alcanzado en favor de los derechos.
Saeed Sarwar, delegado de Pakistán, presento una declaración oficial de la OCI que solicitaba que el debate de ese día fuera el último de su clase en el Consejo de Derechos Humanos.
Sarwar denunció los intentos sistemáticos de un grupo de estados para introducir la noción de orientación sexual en el sistema de las Naciones Unidas y que estos intentos no sólo tergiversan el objetivo de los redactores y de los signatarios de estos instrumentos de derechos humanos, sino que también ponen verdaderamente en peligro la estructura de los derechos humanos internacionalmente acordada.
Señaló que todas las personas tienen derecho al disfrute de los derechos humanos y que la orientación sexual no confiere un estatus especial en este sentido.
Sarwar cuestionó las declaraciones del Alto Comisionado diciendo que el comportamiento licencioso promovido bajo el concepto de orientación sexual, está en contra de las enseñanzas fundamentales de varias religiones, incluso del Islam y que la Asamblea General de la ONU ha reconocido la necesidad de dar cuenta de las diferencias nacionales, regionales, culturales, religiosas e históricas al hablar de derechos humanos.
Sawar también advirtió que estudios han demostrado que el comportamiento homosexual tiene repercusiones negativas en la salud, y destacó la necesidad de fortalecer la familia.
Hay preocupación, tanto en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra como en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, de que los partidarios presionen por una resolución de la ONU sobre orientación sexual independiente. Ninguna se ha materializado, ya que sus proponentes comprenden que no cuentan con los votos.