699 palabras
20 de marzo.- Investigadores de la Universidad de Poitiers, en Francia, aseguran que los niños pueden obtener mejores resultados en la escuela y estar más seguros de sí mismos si se les inculca que el fracaso es algo que forma parte del aprendizaje, en lugar de estar encima de ellos para que saquen buenas notas a toda costa.
Así se desprende de un nuevo estudio publicado en el Journal of Experimental Psychology de la Sociedad Americana de Psicología, en el que se ha puesto de manifiesto que “cuando los estudiantes se obsesionan con el éxito, acaban desarrollando un miedo a fallar que les impide desarrollar recursos para hacer frente a nuevos retos”, según ha reconocido Frederique Autin, autora del estudio.
Para corroborar esta observación, Autin y su equipo realizaron tres experimentos, el primero de ellos con 111 estudiantes de sexto curso, a quienes se les plantearon diferentes anagramas “muy difíciles” que ninguno de ellos pudo resolver.
A continuación, un investigador habló con los estudiantes acerca de la dificultad de los problemas. A un grupo se le dijo que el aprendizaje es difícil y el fracaso es común, y que la práctica es clave para aprender, como al montar en bicicleta. En cambio, a los niños de un segundo grupo se les pidió que explicaran cómo habían tratado de resolver los problemas.
Acto seguido, los dos grupos fueron sometidos a una prueba para medir su capacidad de memorizar, clave para almacenar y procesar la información entrante, ya que la retentiva memorística es un buen predictor en muchos aspectos de los logros académicos, incluyendo la comprensión de la lectura, la resolución de problemas y el coeficiente intelectual.
En este sentido, los estudiantes a los que se les dijo que el aprendizaje es difícil desempeñaron significativamente mejor la prueba de memoria, especialmente en los problemas más difíciles, en comparación con el segundo grupo y un tercer grupo de control que se sometió a dicha prueba sin hacer siquiera los anagramas.
En un segundo experimento posterior con 131 estudiantes de sexto curso se siguió un procedimiento similar con los anagramas difíciles y las discusiones con un investigador.
Un grupo adicional de estudiantes fue sometido a anagramas simples que se podían resolver, y a este grupo no se le dijo que el aprendizaje es difícil.
Todos los estudiantes se sometieron a una prueba de comprensión de lectura, y los niños a los que se les dijo que el aprendizaje es difícil puntuaron más alto que los otros grupos, incluyendo aquellos que habían realizado con éxito la prueba más sencilla, lo que demuestra que el reflexionar sobre el fracaso “puede ser incluso más importante que su propio éxito, ya que se han enfrentado al aprendizaje de habilidades difíciles”, señalan los autores.
Por último, la investigación también analizó un tercer experimento con 68 estudiantes, también de sexto curso, a quienes midieron la comprensión lectora y se les preguntó qué opinaban sobre la competitividad académica.
El grupo al que se le dijo que el aprendizaje es difícil ofreció mejores resultados en la comprensión de la lectura y evidenció menos sensaciones de incompetencia.
De este modo, concluyen los autores, el estudio constata que la capacidad de la memoria puede mejorarse simplemente aumentando en los estudiantes “la confianza y la reducción de su miedo al fracaso”.
“Nuestra investigación sugiere que los estudiantes se beneficiarán de la educación si se les da espacio para luchar con dificultades”, algo en lo que, según Autin, “los maestros y los padres deben hacer hincapié en lugar de centrarse exclusivamente en las calificaciones”.