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BARCELONA, 21 de marzo.- El argentino Leo Messi, aspirante a mejor jugador de todos los tiempos, logra un triplete, suma 234 tantos con el Barça y supera el récord de César (232) como máximo goleador de la historia blaugrana
La Pulga es la síntesis de los mejores nueves, falsos y verdaderos, que ha tenido el Barça. Atacante por excelencia, a sus 24 años, resulta imposible medir cuál será su impacto futbolístico. Ahora mismo es el mejor jugador del mundo y aspira a serlo de todos los tiempos.
Messi no repara en los récords porque no es un atleta, sino un futbolista que solo atiende al timbre del recreo y a la emoción propia del juego con independencia de la alineación. Nadie domina los tiempos como el argentino, que no solo superó la marca de César, sino que ayudó al Barcelona a salir de un apuro después de desperdiciar una ventaja de dos goles. No era el mejor día precisamente para concesiones después del empate del Málaga en Madrid. Jugó bien el Granada y el Barça flirteó con el drama durante un ratito después de mucha diversión. Nadie apreció las ausencias de cinco titulares hasta que empató Siqueira y tuvo que volverse a calzar las botas Messi: no paró hasta el triplete.
Messi remata de volea para firmar el segundo tanto azulgrana, el 232 en su cuenta particular con el F.C.Barcelona.
Ni siquiera la lluvia y el viento, fuerte y frío, siempre desagradable para el futbol y ayer cambiante como la misma primavera recién estrenada, alteró de salida el guion de un partido que llegaba como un regalo para el Barcelona. Había ganas de homenajear a Basora y Cuenca y Tello fueron extremos dignos del equipo de les cinc Copes. Messi tenía la posibilidad de alcanzar a César como máximo artillero en la historia del club y no solo batió el registro, sino que también participó en los cinco goles: metió tres, asistió a Xavi en el 1-0 y Tello embocó un rechazo de Julio César a tiro de La Pulga en el 4-2. Hasta la visita del Granada fue muy bien recibida porque evocaba la llegada de Cruyff.
La carga sentimental y deportiva de la jornada favorecía un triunfo reparador para los azulgrana después de tres meses de penitencia por la dictadura del Madrid. A la espera del partido de hoy en El Madrigal, los futbolistas y los aficionados celebraron acostarse por una noche a cinco puntos del líder cuando hubo momentos en que la diferencia fue de 13. Aunque Guardiola asegura que su equipo no ganará la Liga, el barcelonismo disfruta de momento con la presión que le ha puesto al Madrid. El día invitaba a una fiesta en el Camp Nou, y el equipo respondió a las expectativas con una función tan irregular como convincente. Incluso sin Iniesta, Busquets ni Cesc jugó bien el Barça.
Messi marca el quinto gol azulgrana, el 234º de su trayectoria con el Barça.
A poco de empezar, después de una pifia de Alves en los morros de Valdés, Cuenca centró la pelota de izquierda a derecha, Messi la amortiguó con la cabeza en el segundo palo, como si fuera la reencarnación de César, y Xavi la remató a bote pronto, medio mordida y favorecido por el viento, imposible para Julio César. Xavi ya cuenta 10 goles en la Liga, 14 en la temporada. Y, poco después, volvió a aparecer Cuenca por la izquierda, cruzó el balón hacía la derecha y Messi lo engatilló sin pararlo con el interior de su zurda a la base del poste izquierdo del portero. El mejor gol posible para celebrar que atrapaba a César.
El partido se puso demasiado fácil para el Barcelona. Los azulgrana se abandonaron nada más regresar al campo después del descanso y encajaron dos goles con la misma facilidad y en el mismo tiempo que antes los había marcado: Mainz saltó más que Piqué en una falta lateral y el árbitro castigó con penalti una entrada de Alves a Benitez. No perdonó Siqueira: 2-2. Lesionado Adriano, los barcelonistas perdieron el sitio y el oremus por momentos hasta que reapareció Messi, acompañado por Tello e Iniesta, refuerzos de última hora para retomar el hilo de un encuentro que se había complicado sorprendentemente por la desidia del Barça y el buen hacer del Granada.
Asistido por Alves, Messi tiró el desmarque mientras la zaga rival hacía mal el desmarque, atemperó el cuero con la zurda y lo picó sobre el portero en una vaselina deliciosa. Habilitado por Iniesta, más tarde tiró a reventar y el meta rechazó el balón, que quedó listo para el gatillo del infalible Tello (siete tantos). Y, al final, de nuevo a pase de Alves, recortó al guardameta en un gran escorzo y cruzó a la red: 34 goles en la Liga, 54 en la temporada —récord en su currículo personal— y 234 en su historial en el Barcelona. Ni siquiera la expulsión de Alves, torpe en la defensa, como Piqué, y el nuevo penalti transformado por Siqueira mancillaron la solemne actuación de La Pulga. El de ayer era el partido de Messi
Nada ni nadie, ni el árbitro, ni el juego ni las demás actuaciones particulares o globales, pudieron discutir el protagonismo del 10 del Barcelona que juega de falso nueve, el mejor delantero de la historia del club y puede que, con el tiempo, de la historia. Messi se dio el homenaje que exigía una efeméride de la magnitud de batir el récord de César. Una actuación para la eternidad.
Messi abandona el césped con el balón tras firmar un 'triplete'.