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Somos herbívoros. No somos omnívoros oportunistas.
Desde el punto de vista anatómico, la forma define la función. Un rasgo o una especie pueden romper las reglas, pero es la revisión general la que revela la auténtica clasificación de una especie. Ciertamente, la ciencia no valida la típica dieta vegana, pero debemos considerar que la ciencia sirve a imperativos culturales; aunque sí nos provee de indicadores de que por naturaleza los seres humanos somos herbívoros o frugívoros. No somos ni carnívoros, ni omnívoros.
En conclusión: los seres humanos no mostramos las estructuras mezcladas que uno espera encontrara en un omnívoro anatómico, como los osos y los mapaches. De ahí que la comparación del tracto gastrointestinal de los humanos con el de los carnívoros, herbívoros y omnívoros nos permita concluir que estamos preparados para ser herbívoros.
Mucha gente promueve la Teoría de la Alimentación Oportunista, que sugiere que ya que el hombre puede comer (o ha comido) carne, huevos, insectos y otros alimentos de origen animal, entonces el hombre es un omnívoro oportunista. Esa teoría descarta las conclusiones de la taxonomía de la tabla presentada, aduciendo que es engañosa porque cada especie tiene hábitos alimentarios individuales y no puede ser encasillada.
La base de este argumento es que la conducta y adaptabilidad animales determinan la adecuación de la dieta.
Esa teoría es falsa y acientífica. La tradición no es científica, y la práctica de comer carne es antigua, pero no tiene nada que ver con nuestro equipo biológico de alimentación. Comíamos carne para subsistir, ahora la comemos por hábito, no por necesidad.
Otra teoría cuasi científica está asociada con la teoría de la alimentación oportunista. Podemos llamarla Teoría de la Individualidad Bioquímica, a la cual apuntalan 'medicinas' orientales como la china tradicional o la ayurvédica. Esta teoría propone que desde que somos individuos desde el punto de vista bioquímico, debemos adoptar dietas individuales según nuestro humor, estado de salud y otros indicadores arbitrarios.
La lógica de la Teoría de la Individualidad Bioquímica es falaz. Aunque seamos seres bioquímicamente únicos, predomina el sistema bioquímico, el cual sólo tiene variaciones no significativas. Diferimos a nivel molecular pero somos iguales a nivel sistémico. Si alguien imagina que le conviene planear su dieta según variaciones metabólicas individuales, se está engañando.
El veganismo es la forma natural de alimentarnos, con respeto a la vida.
Guiar nuestras elecciones dietéticas por las diferencias individuales a nivel molecular, o por nuestro humor o el yin y el yang, y extrapolar a lo general, sólo confunde los hechos. Hasta donde sabemos, el ganado pasta, los leones devoran carne cruda, los chimpancés comen frutas y los pollos alpiste, pero ningún animal en la tierra, excepto el ser humano, cocina la comida. Y sólo el ser humano puede desviar su comportamiento de lo que indica la taxonomía.
Las personas preferimos la cultura y la tecnología por encima de la naturaleza, y puesto que nuestra naturaleza es de herbívoros que comen alimentos crudos y nuestro cuerpo está diseñado para comer vegetales, cualquier desvío gastronómico conduce a la enfermedad.
No podemos elegir una alimentación saludable basándonos en imperativos culturales, pues lo más probable es que ingiramos precursores moleculares incorrectos: venenos.
Un cuerpo humano saludable no puede funcionar con la ingestión de sustancias químicas inapropiadas. Si ingerimos basura, produciremos basura.
Nuestra anatomía muestra con claridad que no estamos hechos para consumir alimentos de origen animal, aunque nuestra química digestiva pueda procesar tejidos animales y extraerles nutrientes. Mas este hecho no indica adecuación o deseabilidad biológicas. El ganado (rumiantes herbívoros) come insectos cuando está pastando, y los chimpancés pueden, ocasionalmente, matar a un mono pequeño y comérselo. Un gato puede comer pan con margarina. ¿Y? ¿Por eso vamos a clasificar a las vacas como insectívoras, omnívoras o practicantes de la alimentación oportunista? ¿Es el gato un comilón oportunista? Cierto, ¿y también el chimpancé es oportunista? Por qué no. Nada de esto contradice la tabla clasificatoria ni sorprende al biólogo. Todos los herbívoros son capaces de procesar proteínas animales en algún grado porque todas las proteínas tienen estructura bioquímica similar.
Con las técnicas modernas es posible fabricar comida para gatos a partir de sustancias no animales que mantendrán vivo al gato. ¿Eso lo convierte en un gato herbívoro? No, es un animal doméstico alimentado con un producto industrial. Mientras más evolucionado esté un animal, mayor es su abanico de conductas, y la conducta alimentaria refleja esta amplitud, pero NO respeta nuestros verdaderos requerimientos nutricionales.
La Teoría de la Alimentación Oportunista es un círculo vicioso: 'Lo hago, entonces lo soy'. Además, es difícil de rebatir (falsificar), pues a nivel molecular, la comida tiene semejanza química, ya que todos los tejidos animales contienen fragmentos de tejidos vegetales.
La lógica circular de la Teoría de la Alimentación Oportunista la vuelve irrefutable e inútil para determinar científicamente qué debemos comer. En cambio, la taxonomía ofrecida en la tabla del Dr. Milton R. Mills en The Comparative Anatomy of Eating es cuidadosa y lógica. Y comprobable.
Ingredientes
Porciones: 18
2 plátanos medianos machacados
40 g de Tofu
½ taza (125 ml) de agua
½ taza (125 ml) de aceite vegetal
2 tazas (250 g) de harina integral
1 cucharadita de bicarbonato de sodio
2 ¼ cucharaditas de polvo para hornear
1 taza de mermelada de mora azul
1.- Precaliente el horno a 180 °C. Engrase un molde para 18 muffins.
2.- Mezcle el plátano, tofu, agua y aceite en un tazón grande. Incorpore el bicarbonato de sodio, harina y el polvo para hornear. Verá algunos grumos por el plátano después de batir, pero no se preocupe. Incorpore cuidadosamente las moras dentro de mezcla.
3.- Hornee hasta que los muffins cobren un color dorado y la superficie suba de regreso al ser presionada ligeramente, aproximadamente 15 minutos. Saque los muffins del molde y deje enfriar sobre una rejilla.