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¿Por qué, Ana Rosa? ¿Por qué otra vez tú? Tú fuiste un ejemplo nacional a seguir en 1990, cuando derrotaste a un sistema con gente que quemaba la prensa que osaba decir las cosas que no le gustaban al PRI. Hiciste un buen gobierno en el municipio. Demostraste ser una ciudadana útil y valiosa para tu sociedad.
Contendiste para tratar de ser gobernadora en 2001, pero te ganó Patricio. No te gustó. Habías perdido contra Cuco Granja —¿habrás perdido? Pero no protestaste mucho en esa ocasión; era para ese corto período de menos de 2 años.
¿Por qué no actuaste como ahora actuó Sofía Castro? ¿Por qué no actuaste como ahora actuó Beatriz Zavala? ¿Por qué no actuaste con Xavier como Hilary Clinton actuó cuando perdió frente a Obama? Hoy Yucatán sería mucho mejor. Temo que estás actuando con hilos invisibles, pero muy peligrosos. ¿Por qué te dejas?
El tiempo avanza y no te has convertido en gobernadora de Yucatán. Quizás hoy estarías yendo hacia ese puesto, en forma directa, de haberle levantado la mano a Xavier, como lo dicta la ética panista. Y mira que es una ética intolerable para los que se oponen a los de ese partido. ¡No lo creen! Y tú vienes a hacerle el favor a los mexicanos promedio, inyectándoles dudas de maquiavélicas acciones que no puedes probar, pero que insistes en diseminar.
Muchos hay que votarían por ti, hoy mismo, de haberte convertido en candidata. Pero son los miembros activos y adherentes de Acción Nacional los que deciden, en la contienda interna. A esos habría que convencer. Esos no son público, sino miembros de un partido que tiene una tradición muy democrática. Tú que has estado en sus entrañas, lo sabes: cuando se actúa en lo interno democráticamente, aumentan las probabilidades de ganar las elecciones externas.
Cada vez que lanzas al público en general una imagen de que dentro del panismo se cocinan, en lo oscurito, componendas discutibles, lo único que logras es hacer grandes favores a los tricolores y a los detractores, esa prensa mercenaria que se frota las manos en señal de satisfacción, por ese regalo que lanzas. ¿Por qué lo haces, Ana Rosa?