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DILI, 16 de marzo.- Diez años después de su independencia, Timor Oriental elegirá mañana sábado a su presidente, que tendrá la pesada tarea de sacar al pequeño país de la pobreza y garantizar la paz una vez completada la retirada de los Cascos Azules de la ONU.
Amontonados en viejos autobuses o en grupos de hasta cuatro personas sobre cada motocicletas, los partidarios alegran con sus coloridas banderolas las pocas calles asfaltadas de la minúscula capital, Dili, con menos de 200,000 habitantes.
Mostrando camisetas con la esfinge de sus candidatos, los timorenses lanzan "vivas" que recuerdan su pasado de colonia portuguesa y con ello llaman momentáneamente la atención de alguna vaca errante o de niños que juegan a la orilla del mar.(Foto Reuters)
"Nos haremos escuchar en las urnas", dijo Efrem Viegas, un estudiantes de 21 años que participa de su primera campaña electoral. Se trata apenas de la segunda elección presidencial realizada en el país desde su independencia, en 2002.
El país, situado a 600 km al noroeste de Australia, ocupa la mitad este de la isla de Timor y el enclave Oecussi-Ambeno, situado en el lado oeste de la isla, rodeado por Timor Occidental, que forma parte de Indonesia.
El ambiente es visiblemente ameno, a diferencia de las elecciones presidenciales de 2007, que ocurrieron en un ambiente de violencia.
En un continente que seguidamente genera envidia en el resto del mundo, más de la mitad de los timorenses vive por debajo de la línea de pobreza, y un porcentaje igual se mantiene en el analfabetismo.
Descolonizado de Portugal en 1975, el país fue invadido por Indonesia apenas tres días más tarde, dando inicio a 24 años de conflicto. Según una comisión independiente, unas 200,000 personas fueron asesinadas, o casi un cuarto de la población timorense de ese momento.
La ONU situó al país bajo mandato en 1999, luego de la salida de las tropas indonesias, y ello permitió su independencia tres años más tarde, en 2002.
La historia del país continuó a ser marcada por la violencia, pero Timor Oriental vive en calma desde hace varios años, y por esa razón la ONU anunció la retirada de sus Cascos Azules al fin de 2012, lo mismo que harán las fuerzas australianas.
El nuevo presidente, que casi con seguridad deberá ser elegido apenas después de un segundo turno a mediados de abril, tendrá que velar por que su país pueda garantizarse la paz.
"Si todo se desarrolla pacíficamente, ello mostrará que estamos listos", explicó Aderito Hugo da Costa, diputado del CNRT (centro izquierda), partido presidido por el actual Primer Ministro, Xanana Gusmao.
Esa calma hace renacer las esperanzas de desarrollo, que se alimentan de las reservas de hidrocarburos explotados en la isla. Un fondo de 9000 millones de dólares fue creado con recursos provenientes de petróleo y gas.
El 1.1 millón de timorenses alimentan la esperanza de una paz durable que les permita salir de la pobreza. Los isleños se trasladan a sus distritos para la votación. (Getty Images)
La utilización de esos recursos fue el tema central de la campaña, en una discusión que deberá continuar hasta las elecciones legislativas.
"En los últimos cuatro o cinco años, alrededor de mil millones de dólares han sido colocados en la economía. Pero miremos alrededor. ¿Dónde se fue ese dinero?", dijo Francisco 'Lu Olo' Guterres, líder del partido Fretilin (izquierda, primera fuerza de oposición).
"Es la corrupción", lamenta el candidato.
Entre los doce aspirantes presidenciales en disputa, Lu Olo es el favorito. El actual presidente, José Ramos Horta, icono de la lucha independentista y Premio Nobel de la Paz en 1996, venció cómodamente las elecciones en 2007, frente al mismo Lu Olo.
Esta vez, sin embargo, tendrá más dificultades, ya que a diferencia de 2007 no tendrá el apoyo del partido CNRT, que prefirió defender la candidatura del ex jefe del Ejército, el general Taur Matar Ruak.