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Corría 1943. Alemania tenía aterrorizada a Europa y se había convertido en la «bestia» a derrotar. El Holocausto estaba en pleno desarrollo y miles de personas morían a diario en los campos de concentración nazis. Fue entonces cuando la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS, por sus siglas en inglés), los servicios de inteligencia de Estados Unidos entre 1939 y 1945, encargaron un exhaustivo informe psicológico de Adolf Hitler, con el objetivo de que la información allí detallada ayudara a los aliados a ganar la Segunda Guerra Mundial.
Retratos de Hitler realizados por la OSS tras la bomba de Hiroshima, por si acaso fuera falso que el genocida se suicidó y hubiese logrado escapar bajo algún disfraz.
El responsable fue el prestigioso psiquiatra de la Universidad de Harvard, Henry Murray, que desgranó en 250 páginas la mente del sanguinario y despiadado dictador alemán. El título: «Análisis de la personalidad de Adolf Hitler: con las predicciones de su comportamiento futuro y sugerencias para tratar con él ahora y después de la rendición de Alemania». Un informe que permaneció en secreto hasta que, hace siete años, un familiar del profesor estadounidense dio permiso para que se hiciera público.
Según el diagnóstico de Murray en este interesante documento que puede consultarse en internet, Hitler sufría histeria, neurosis, esquizofrenia y, entro otras cosas, paranoia. Era un tipo incapaz de aceptar una broma y se comportaba como un criminal compulsivo. «Es una persona rencorosa y vengativa, poco tolerante con las críticas y con tendencia a menospreciar a las personas», aseguraba el documento, que añadía otras interpretaciones como que «tenía una gran confianza en sí mismo y era altamente perseverante frente a la derrota».
Quizá sea este último dato el que le llevó a Murray a avanzar la posibilidad, como ocurriría dos años después, de que el «Führer» tenía amplias probabilidades de suicidarse si perdía la guerra.
Durante los últimos años, diferentes psiquiatras y psicólogos importantes han restado importancia a este informe, el primero que se realizó a Hitler. Las razones son varias. En primer lugar, porque no hacía referencia en ningún momento a los factores genéticos, que por aquella aún no se habían explorado. Y en segundo, porque fue realizado desde la distancia, mediante sus datos escolares y militares del dictador, a través de su propia obra, de recortes de prensa y de la información recabada por sus propios biógrafos, además de algunos datos de su genealogía y de los proporcionados por los servicios secretos.
A pesar de los aciertos, como es el caso del suicidio de Hitler junto a Eva Braun, el 30 de abril de 1945, en ningún momento el psiquiatra Henry Murray intercambió una sola palabra con el «Führer», razón principal por la que han asegurado que su informe está lleno de malinterpretaciones y prejuicios.
En este, por ejemplo, añadía detalles como que Hitler era, en aquella época, un masoquista pasivo con tendencias homosexuales reprimidas, pero que la raíz de todo su carácter violento procedía de los abusos y humillaciones que sufrió cuando era niño y adolescente por parte, sobre todo, de su padre.