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Es inútil: si no nos informamos con exactitud, estamos perdidos. El sistema de vida actual exige de cada individuo calidad informativa. Esta no consiste solo en leer, sino en asimilar. El tema es complicado, pero grave e imprescindible. Nadie puede decir "esto a mí, no me importa". La frase aquella de "yo soy apolítico(a)" no vale nada. Quien no está informado es incapaz de tener algo inteligente qué decir, por ejemplo, frente a la dama de nombre Denise Dresser, quien en una poética prosa —de alta calidad, si esta consiste en motor acelerado— nos invita a anular nuestro voto el próximo día de elecciones.
Su invitación, de indiscutible pose intelectual de alta aspiración, se basa en una premisa que es totalmente falsa: que ningún gobierno está capacitado para hacer lo que México realmente necesita. Esta visión —sesgada, prejuiciada y engañante— implica que los 11 años de gobiernos diferentes —con Fox y Calderón en el ejecutivo— "no han hecho ninguna diferencia". ¡Falso, falso, falso de toda falsedad! ¿Por qué insisten en borrar de un plumaso demagógico intelectualoide 11 años reconocidos internacionalmente por logros comparables en superioridad de calidad de gobierno —como administrador de nuestros dineros— a lo que otros gobiernos, más viejos y ricos no lograron?
"Vamos a anular nuestro voto, para gritarles que estamos en desacuerdo con todo..." Es una afirmación basada en la premisa de que se logró nada. Y esto es lo falso.
No existe punto de comparación entre el nivel de calidad administrativa y financiera lograda —con una tendencia que continúa— por los gobiernos de Fox y Calderón, con los demás gobiernos priistas del siglo 20. México no logró jamás consolidación financiera. Carlos Salinas de Gortari jugó el perfecto juego de la simulación —ese en que son especialistas los priistas— dejando el país en quiebra total, pero haciéndonos creer que habíamos entrado al primer mundo. Dejó la reserva internacional de divisas en cero. Sí, en cero. Zedillo entregó el país a Fox con una reserva de US$20 mil millones, con una deuda pública al margen de lo no manejable.
En solo 11 años —después de 71 años de quiebras— tenemos una reserva de US$150 mil millones, que es 3 veces la deuda externa, cuando, en 2000, la deuda externa era 8 veces las reservas. Entonces, pues, ¿todos son iguales, Denise Dresser?
Es indecente esconder del mexicano medio lo que es significativo, contundente, capaz de mostrarle que no somos un país de fracaso, sino un país con un gran potencial, pero con peligrosos enemigos de la nación en el interior: pregúntense quiénes son los que negaron las reformas que el país necesitaba. Démonos cuenta a consciencia que solo no se logró lo que impidieron, con su falta de votos legislativos, los priistas y los perredistas.
No, no es válido anular el voto, así como no es válido entregarlo, por falta de información de calidad, a los que han quebrado hoy a nuestro estado, Yucatán, y a nuestra ciudad, Mérida, y antes, a nuestra nación, sexenio tras sexenio. Por favor, Denises de México, si no tienen intención de ayudar, mejor hagan silencio.