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WASHINGTON, D.C., EE. UU., 17 de marzo.- Osama bin Laden planeaba matar a Barack Obama mediante el derribo de su avión desde suelo estadounidense, según las instrucciones dadas a sus subalternos desde el escondite de Abbottabad y que figuran en la documentación recogida allí por las fuerzas especiales de EE.UU. Esta información está ahora en proceso de desclasificación por parte de Washington y ya ha podido ser consultada por algunos medios, como The Washington Post y la cadena ABC.
Documentos incautados durante la “Operación Gerónimo” revelan que Osama bin Laden quería la cabeza del Presidente de Estados Unidos y, de paso, la del general David Petraeus, en ese entonces comandante en jefe de las tropas de EE. UU. y la OTAN en Afganistán.
En un plan ilusorio sin apenas visos de poderse ejecutar, según advierte el Departamento de Seguridad estadounidense, el líder de Al Qaeda quería acabar con la vida del presidente norteamericano, así como con la del general David Petraeus, entonces jefe de las tropas aliadas en Afganistán y ahora director de la CIA. De la misión tenía que encargarse el terrorista paquistaní Ilyas Kashmiri, que murió un mes después que Bin Laden por el ataque de un avión no tripulado estadounidense.
En el último periodo de su reclusión en su casa paquistaní de Abbottabad, Bin Laden escribió a su principal lugarteniente, Atiyah Abd al Rahman, sobre la conveniencia de asesinar a Obama y a Petraeus: 'La razón para concentrarse en ellos es que Obama es el jefe de los infieles y matarle haría automáticamente que Biden asumiera la presidencia... Biden no está en absoluto preparado para el puesto, lo que llevará a Estados Unidos a una crisis. Por lo que se refiere a Petraeus, es el hombre del momento... y matarle alteraría el curso de la guerra' en Afganistán. La historia ocurrió a la inversa, y fue el presidente de Estados Unidos quien dirigió la operación que acabó con la vida de Bin Laden el 2 de mayo del año pasado.
A partir de la revisión del material conseguido en Abbottabad, se ha podido saber que Osama bin Laden estaba preocupado por su reputación, arruinada por el asesinato de demasiados musulmanes. También se ha descubierto que se comunicaba con sus terroristas a través de sus esposas.
'Por favor, pide al hermano Ilyas que me informe sobre los pasos que ha dado en su trabajo', pediría después el líder de Al Qaeda en otra comunicación a su lugarteniente. 'Pregunta a los hermanos en todas las regiones si tienen algún hermano que pueda operar en EE.UU., que viva allí o que le pueda ser fácil viajar allí'. Según los responsables de las agencias de seguridad de Washington, en ese momento a Bin Laden 'le faltaba la capacidad de planear, organizar y ejecutar ataques complejos y castróficos', como los que también quería impulsar para el décimo aniversario del 11-S. 'La capacidad de Al Qaeda para perpetrar atentados de ese tipo se había reducido en gran medida, y Bin Laden pasaba mucho tiempo meditando y dando consejos que a menudo caían en saco roto', añaden fuentes gubernamentales.
Los documentos, que pronto se darán a conocer en su versión original y en su traducción al inglés, tienen construcciones sintácticas defectuosas, probablemente porque eran instrucciones expresadas verbalmente y puestas por escrito por alguna de sus esposas. En los textos, como ya se divulgó meses atrás, Bin Landen mostraba preocupación por la mala imagen que había adquirido Al Qaeda en el mundo islámico, debido a que sus atentados también mataban a musulmanes, y sugería hasta diez nuevos nombres para la organización. Bin Laden llegaba a citar 'errores' y 'fallos de cálculo' de terroristas en Irak y otros lugares, que habían matado a musulmanes, incluso en mezquitas, lo que él calificaba de 'innecesarias víctimas civiles' que habían dañado la imagen de la organización. 'La sangre musulmana ha alejado a muchos de la lucha', escribió.