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Es la cuarta vez que recibo una llamada semejante. Clasifico esta llamada en la misma categoría que otras anteriores, por el tipo de preguntas que hacen y las preguntas mismas. Me pregunto si los que reciben esta llamada se dan cuenta de lo mismo que me di cuenta. De ser así, ¿no existe manera de elevar una queja al IFE por la total falta de ética inmersa en las preguntas?
“Si el PRI pudiera resolver los problemas de seguridad de México, ¿votaría usted por el PRI?” La lógica podría empujarte a decir “sí” —por qué no voy a votar por una opción que CREO que puede resolver los problemas de seguridad, ¿no?— y dudo que alguien discuta la pregunta y diga: “Mire, la verdad, yo votaría por cualquiera que me asegure que puede resolver los problemas de seguridad de México.” Esto también contaría por un “sí” por el PRI, pues es el partido involucrado en la primera pregunta.
Tienes que armarte de criterio y de valor para decir: “Mire, la pregunta no está bien hecha. Pero si usted insiste en preguntármela, tengo que decirle que no, porque no creo que el PRI pueda resolver en una forma legal, es decir, sin transar, los problemas de seguridad de México.” ¿Qué instrucción tiene el encuestador? Probablemente sea de marcar como “No respondió.” Listo. ¡Gran encuesta!
Pero más adelante hay otra pregunta exactamente en el mismo sentido, pero con otro tema: “Votaría usted por el PRI si este partido pudiera resolver los problemas económicos de México.” La lógica es idéntica, excepto que quien sabe de qué se trata la cosa y está enterado de lo que realmente ha pasado en este país, tendría que decir: “No votaría por el PRI porque no supo jamás resolver los problemas económicos de México. Las quiebras de cada 6 años se acabaron a partir de 2000. Por lo tanto, la respuesta es no.”
Es muy probable que esas mismas preguntas hayan llegado a su casa por la vía telefónica. Son preguntas que solo pueden ser contestadas cuando el interrogado es activo ante la encuestadora. De lo contrario, ¡se lo tragan vivo! Finalmente lo que van a publicar son los resultados esos que contestaron mientras alguien deglutía sus pedazos. ¿Pueden tener algún valor las encuestas en esos términos?
¿En dónde está el árbitro electoral? ¿No es esta entidad, el IFE, la que debería darle el visto bueno a las encuestas?