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Sin duda la rechifla del Polifórum Zamná fue un golpe que no se esperaban los priístas y les caló tanto que pasaron de la alegría de gritar a los cuatro vientos “vamos con todo por Mérida” a la represión.
Una empresa local, famosa por sus ocurrentes textos en playeras, sacó una edición que decía “Yo chiflé a Ibom”, la cual fue suspendida a los pocos días bajo el pretexto de que no se quería politizar el tema y con ello favorecer o perjudicar a un partido político. Excusa un tanto infantil porque desde el momento en que la sacaron a la venta sabían lo que implicaba. Y eso de no favorecer a un partido político, pues está raro porque al retirarla favorecieron al partido de la gobernadora.Se puede suponer que hubo un algún tipo de represión porque sin duda no gustó el asunto de los chiflidos y al ego de la gobernadora le puede que la gente tenga presente el momento por medio de una playera. Focos rojos empezaron a encenderse en Yucatán cuando de la nada la empresa retiró la playera por una razón un tanto extraña.
Sin embargo, lo peor estaba por venir cuando un par de jóvenes que estaban vendiendo playeras, otra vez con el slogan “Yo chiflé a Ibom” fueron detenidos por la policía estatal —al servicio de la gobernadora— acusados de dar un cambio con un billete falso. Muy sospechoso el argumento esgrimido para la detención y pésimo el tono de represión que le está imprimiendo Ortega Pacheco a su ya memorable rechifla.
Si lo que quería era que el tema pasara al olvido, pues no lo hace, sino que, por el contrario, este tipo de represiones enrarece el ambiente político y denota la poca visión de la titular del ejecutivo para manejar la crítica.
¿Qué es lo que sigue? Posiblemente acusar de diversos delitos a quien porte una playera en la vía pública.
Pero a la par quizás se empiece a gestar un movimiento en defensa de la libertad de expresión: tal vez ahora la gente que no esté de acuerdo con la gobernadora salga a la calle y use la playera para expresar su malestar.
¿Qué va a pasar si de cara al próximo proceso electoral la gente sale y porta la incómoda playera? ¿Los van a detener a todos?
Un apunte final, que yo sepa chiflar o decir ¡fuera, fuera!, aún no están tipificados como delitos electorales o ¿ya lo van estar?
Ojalá que la rechifla sea el comienzo de la debacle de tan funesto personaje, que sin duda será recordada por su gran capacidad de convertir al Estado en un gran circo y por su poca capacidad de aguantar la crítica.