700 palabras
En un artículo publicado por el Diario el lunes 22, el periodista Martiniano Alcocer Álvarez asegura que Beatriz Zavala Peniche está cursando su tercera licencia en el Senado. Sin decirlo explícitamente pero con intencionalidad evidente, el señor Alcocer Álvarez trata de equiparar la trayectoria y prácticas como legisladoras de la diputada federal con licencia Angélica Araujo Lara con la de la antropóloga Zavala Peniche.
Incurre en varias inexactitudes. La primera es que a menos que a un servidor le hubiese pasado inadvertido, ésta es la segunda licencia de Beatriz Zavala. La primera ocurrió al ser llamada a ocupar una secretaría de Estado por el presidente de la república en 2006, y la segunda ahora, para competir por la alcaldía de Mérida, por cierto en condiciones y entorno nada fáciles para ella en lo personal y para el PAN.
Antes, Beatriz desarrolló una carrera legislativa habiendo sido diputada federal. Durante esos seis años nunca solicitó licencia, concluyendo cada uno de los términos de tres años completos.
Sería interesante para cualquier periodista verdaderamente interesado en hacer un análisis de trayectoria legislativa comparar la productividad, la asistencia a sesiones y a comisiones, contabilizados al paso de Zavala Peniche por las Cámaras. Podría el periodista compararlo en esos mismos rubros, por ejemplo, con el paso de Ivonne Ortega por la diputación federal y su fugaz período como senadora. Si de contar bien se trata, se llevará algunas sorpresas Martiniano.
O comparar con el paso de la hoy candidata Angélica, quien no sólo dejó la curul recién estrenada apenas un trimestre antes de ser designada por la gobernadora candidata en condiciones muy bien planchaditas y que dejaron sin oportunidad ni defensa a otros legítimos aspirantes de su partido, sino que se revisara su asistencia a sesiones y comisiones de la Cámara Baja, para verificar objetivamente el cumplimiento de las tareas legislativas.
La arquitecta Araujo Lara más bien anduvo en Mérida haciendo precampaña desde septiembre pasado, según notas del Diario. Al momento de dejar el Senado, Beatriz Zavala era subcoordinadora de su grupo parlamentario. La seriedad y profesionalismo del trabajo como legisladora federal de Beatriz es reconocido en las cámaras, aun por sus adversarios políticos.
Por otro lado, el señor Alcocer Álvarez menciona, poniendo como testigo de calidad a Luis Correa Mena, que en las elecciones internas del PAN hubo "manipulación, coacción, compra de voluntades y coerción -vaya, a muchos militantes les torcieron el brazo o los amenazaron con perder la chamba- para finalmente hacer ganar" a Beatriz Zavala. Que yo sepa, en primer lugar Luis Correa no participó en el proceso, por respetable que pueda ser la opinión de cualquiera, con abolengo o sin él.
En segundo lugar, afirma el señor Alcocer Álvarez que "no ha habido un desmentido de ninguna de las partes mencionadas". Según entiendo, Salvador Vitelli no se pronunció en el sentido que lo hizo Correa Mena, más bien le levantó la mano a Beatriz Zavala.
Habría que saber si para realizar tal gesto alguien le puso una pistola en la nuca a Salvador, o si así se hizo en la nuca de cada uno de los que votaron por Beatriz o por Salvador. Si alguien violó la secrecía y libertad de su voto en la soledad de la urna, ante observadores de uno y otro de los contendientes y una Comisión interna de elecciones, que lo denuncie. Quien tendría que desmentir en todo caso a Correa Mena es el propio Salvador Vitelli, quien públicamente ha avalado el proceso en el que compitió.
Punto de sal. Cosa de números. Dos y dos son cuatro, y cuatro y dos son seis. Y dos no es lo mismo que tres. Y si vamos a comparar trayectorias, es necesario hacerlo bien, investigando a fondo los números y los resultados.- Mérida, Yucatán.