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Son tres los precandidatos a la alcaldía de Mérida que ocupan los espacios en la mayoría de los medios de comunicación. Por el PRI, la diputada federal Angélica Araujo, quien va sola y cuya designación aparentemente ya estaba decidida desde un día después de su elección en julio del año pasado.
Desde el día siguiente de su elección como legisladora, una estrategia de presencia en medios y de eventos en Yucatán acompañando a la gobernadora -aún en días de sesiones en la Cámara en el D.F.- preludió que su destino no sería el trabajo legislativo, sino evidentemente ya había sido de nuevo seleccionada como candidata por quien en el PRI verdaderamente decide.
Por eso su "precampaña" de ahora es sólo un formalismo legal, pues en realidad está en campaña desde el 6 de julio, al día siguiente de la elección federal de 2009.
Por otro lado, en el PAN se ha generado expectación por el resultado de su contienda interna. La competencia de Beatriz Zavala con Salvador Vitelli eclipsó la seguridad plana o de poco interés mediático que de momento representa Angélica Araujo.
En estos tiempos donde la competencia se ve difícil para Acción Nacional -dados los triunfos del PRI en 2007 y 2009- lo más cómodo para Beatriz Zavala hubiera sido quedarse en el conforte de su escaño de senadora a esperar mejores tiempos en 2012. No lo hizo así. Su decisión de participar parece obedecer al imperativo de que alguien con verdadero peso político tiene que dar la cara por el PAN: tanto en los momentos en los que el viento ha soplado a favor de su partido, como en las etapas que -como la de ahora- representa retos mucho mayores para su partido. Tiene una sólida preparación profesional como antropóloga y un posgrado fruto de una beca en el extranjero. Su carácter es entrón, decidido y metódico.
Una destacada carrera legislativa la ha puesto en la subcoordinación de su grupo parlamentario en el Senado. También ha sido secretaria de Estado. La preparación y experiencia política estarían de su lado. Incluso algunos personajes como Yamily Calderón y Dulce María Sauri han señalado que, para aspirar a ganarle al PRI, el PAN tendría que ir con Beatriz Zavala. De otra manera los panistas irían a una campaña prácticamente testimonial, "regalándole" de antemano el triunfo a Angélica Araujo.
Del lado de Salvador Vitelli estarían su juventud y el elemento sorpresa de la novedad. Ha atraído hacia sí algunos liderazgos panistas, aglutinando sobre todo al ala disidente del PAN. La novedad y juventud se pueden convertir en desventaja por inexperiencia y por no haber tenido previamente una exposición o trayectoria destacadas (política o empresarial) que lo haga conocido ante el gran electorado de Mérida.
Otro elemento disruptor es la pública adhesión de Ana Rosa Payán Cervera a Vitelli Macías, "entrando" al proceso interno del PAN. La ex alcaldesa salió de Acción Nacional hace tres años. Muchos panistas no le perdonan su candidatura por los partidos Convergencia-PT, que tuvo como objetivo hacer que pierda al candidato de Acción Nacional.
Otros más no digieren que la señorita Payán, en los hechos, sea empleada de Ivonne Ortega, pues su cargo actual en el Inaip fue a propuesta de la gobernadora y con el voto de la bancada priísta en el Congreso. Otros integrantes del grupo de Ana Rosa, como Luis Aldana Burgos, María Elena Chan y Antonio Hadad Manzur, ocupan cargos en la administración de Ivonne Ortega Pacheco.
Además, la ex alcaldesa panista promovió hace muy poco el voto nulo (incluso contra los candidatos panistas a diputados federales), dando a entender que si no es por ella no tiene caso votar por el PAN o por ningún otro partido.
¿Ayudará a Salvador Vitelli la adhesión de Ana Rosa? Algunos pensamos que más que ayudar le puede resultar adverso. Sin embargo, eso lo sabremos a ciencia cierta hasta conocer el sentido del voto de los panistas el 7 de febrero, para elegir su candidata o candidato. Sea quien sea el ganador de esa contienda, si la unidad prevalece y no hay desgajamientos en esta contienda interna, el PAN se podrá meter otra vez en la pelea y ganarle al PRI. En cambio, si siguiendo el ejemplo de Ana Rosa en 2007 quien pierda no le levanta la mano al ganador o ganadora, el panorama será aún más difícil para los panistas