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—Esto no tiene nombre, papá. Es el colmo de la irresponsabilidad y de la desfachatez... Esta gente, en verdad, no tiene escrúpulos.
—¿De qué hablas, hija?
—¿No sabes que sorpresivamente el gobierno del estado le comunicó al gobierno de la ciudad de Mérida que no contaría con $56 millones?
—No veo el problema... que no los presupueste y ya.
—No, papá, el asunto es mucho más serio que eso. Ya estaban presupuestados. De hecho, se presupuestaron porque las reglas vigentes habrían permitido incluir esos recursos en el presupuesto...
—A ver... déjame leer los detalles.
...
—Una vez más el gobierno de Yucatán hace de las suyas. Es una sed de poder tal que mienten, engañan y echan a perder las cosas en perjuicio de los ciudadanos con tal de que algunos crean que ellos están bien. Lía, esto es grave. Cada día se pone más grave.
—Es que se trata de un maquiavelismo destructivo peor del que se aplica en cualquier otro país.
—Eso es discutible...
—¿Cómo que es "discutible"?
—Sí... En Estados Unidos, una democracia más vieja, con más experiencia, conforme el tiempo ha pasado se ha ido echando a perder en esa misma forma...
—Sí, papá, lo entiendo. Después de 200 años de democracia comienza el sistema a echarse a perder, a corromperse. Es cierto, los sistemas "se cansan"...
—No creo que los sistemas se cansen sino que los humanos manejándolos aprenden la manera de corromperlos...
—Eso digo... En nuestro país, en unos cuantos años de democracia electoral respetable, ya encontraron los de un grupo político las formas "perfectas" de pudrir el sistema. Lo que a los gringos les llevó 200 años, a los mexicanos les llevó menos de 15 años. El PRI está pudriendo el sistema a pasos agigantados...
—... pero es peor que eso. Lo está haciendo de tal manera que parezca que lo están haciendo todos los demás. No hay duda, son gente que tiene "algo"; son increíblemente astutos; en todo momento están buscando la manera de parecer lo que no son.
—Entonces, qué, papá, ¿decidimos que no tenemos remedio y a la ch... todo? Esto es horrible. Mis amigos, recién salidos de la universidad, ya hablan de formas de burlar el sistema, de torcer la ley, de hacer que las cosas parezcan bien siendo malas o parezcan malas siendo buenas.
—Como el caso del gobierno municipal. Es un gobierno, en el peor de los casos, blanco: cumple y hace cumplir. No dudo que en su seno puedas encontrar uno que otro corrupto. Pero en general, han hecho que los dineros públicos rindan, han mantenido una ciudad funcional y no han dejado de buscar formas por mejorar...
—El problema es que la idiosincracia de nuestros conciudadanos es muy peligrosa... Los que hacen el trabajo de los ayuntamientos también tienen enemigos dentro de su mismo partido; gente que quisiera que las cosas les salgan mal.
—Lo cual no ayuda en nada, sobre todo cuando estamos ante el problema de que lo que no es posible es que regresen al gobierno de la ciudad los que han hecho del gobierno del estado un verdadero caos, con los presupuestos históricos más altos...
—Y las nuevas generaciones tenemos un terrible faltante: lo que nos llega de información está fragmentado y es diferente para cada individuo. Los periódicos, que antes unían a las comunidades, ahora imprimen demasiado pocas copias como para llegarles a todos. Ustedes, papá, en su generación, gozaron de periódicos impresos idénticos en cada casa.
—Eso fue algo casi exclusivo de Yucatán, hija, y fue, precisamente, lo que provocó la venida de la prensa "a modo", para tratar de opacar o hacer que parezca mentira lo que la prensa natural decía.
—Pues eso es algo que en alguna forma deberíamos tener como comunidad. Quizás no un periódico pero sí un determinado número de sitios en Internet dedicados a las cuestiones locales, con la prohibición expresa de "maquillar" las notas a favor de un lado u otro...
—Tú estás pidiendo una Utopía...
—Sí, así se le llama a una condición que realmente sea buena para todos...
—Siempre hay alguien que quiere que sea un poco mejor para él o ella...