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Niños chiapanecos que venden dulces y otras mercancías admiten al Ayuntamiento que trabajan para un patrón, advierte el Centro de Atención Infantil
50% de los niños chiapanecos que trabajan en las calles podría ser explotados por personas que los traen a Yucatán para laborar, advirtió el Antropologo Patricio Pérez Estrada, coordinador del subprograma "Atención en Calle" del Centro de Atención Infantil del Ayuntamiento de Mérida.
Dio a conocer que durante el diagnóstico para detectar a los niños en situación de calle que realiza el Centro de Atención Infantil de la Comuna, y que concluirá en junio próximo, se han detectado 65 niños que laboran en la calle, de los cuales, la mitad son chiapanecos.
Precisó que de ese 50%, unos 16 son niños de entre 8 y 12 años. Éstos señalaron a personal de la Comuna que no podían recibir apoyo del Ayuntamiento porque "su patrón no se los permitiría".
—Son niños huidizos y temerosos que no nos dieron mucha oportunidad de hablar con ellos. Así que aún no sabemos quiénes están detrás de este negocio.
Indicó que, sin embargo, hay motivos para creer que sí trabajan para un particular, ya que existe una cierta uniformidad en la mercancía que venden y en el tipo de "cajones" que utilizan para venderla.
{xtypo_rounded}Para la gran mayoría de los meridanos los niños de la calle son invisibles, hasta que alguno se acerca a jalarle la manga para pedirle una limosna o venderle una flor o un chicle; o se lanza sobre el parabrisas para limpiarlo; pero los niños de la calle son una realidad que amenaza convertirse en un problema más serio que tarde o temprano agravará la delincuencia.{/xtypo_quote}
Señaló que el Ayuntamiento ha hablado al respecto con la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (CODHEY), pero al parecer [los patrones de los niños] están tan bien organizados que cuando alguna autoridad ha intentado intervernir con ellos, inmediatamente recurren a esa misma instancia.
—Esperemos que en el transcurso de la investigación podamos encontrar más información sobre este problema.
Destacó que el diagnóstico también ha revelado que los niños que trabajan en la calle -pidiendo limosna, lavando parabrisas o vendiendo flores o chicles- generan mensualmente miles de pesos.
—Por eso a un padre de familia que tenga varios hijos en la calle o a una persona que los explote no los vas a convencer tan fácilmente de que lo saque de la calle aún cuando como autoridad o institución le propongamos alternativas para su situación económica.
Manifestó que por eso es necesario que la ciudadanía no fomente esto. Al contrario, hay que desalentarlo.
Explicó que cada vez que se le da limosna a un niño o se le compra una flor —porque conmueve— lo que en realidad se le está haciendo es arraigarlo en la calle, haciendo más difícil su salida de ella porque finalmente la familia o quien lo explota está encontrando en él un modo de vida en la calle a veces con ingresos mejores de los que tendría en una economía formal.
Señaló que como esos niños sólo pueden generar compasión hasta cierta edad, al rebasar ese límite y ante la falta de preparación y de oportunidades terminan inclinándose hacia la delincuencia y las adicciones.
—Si no atendemos a estos niños a tiempo estamos agravando la problemática social de la ciudad porque son menores que vienen de comisarías, del campo e incluso de otros estados que se van formando en la calle. Y la calle es dura, y los niños están expuestos a un sin número de riesgos.
—Cuando se forjan a golpe de martillo son los adolescente y jóvenes en el desempleo, sin valores y sin límites y a los que si no les ofrecemos una opción, ellos van a hacer la suya.
Lamentó que el gran problema de los niños de la calle es que para la gran mayoría de los meridanos son invisibles, hasta que alguno se acerca a jalarle la manga para pedirle una limosna o venderle una flor o un chicle; o se lanza sobre el parabrisas para limpiarlo; pero los niños de la calle son una realidad que amenaza convertirse en un problema más serio que tarde o temprano agravará la delincuencia.
Sobre el otro 50% de los niños chiapanecos que laboran en las calles, dijo que pertenecen a familias chiapanecas que están radicando en Mérida para vender sus mercancías, aunque también hay familias que vienen por temporada, por ejemplo, en la época decembrina, porque están bajo la lógica comercial, entonces vienen, trabajan, termina la temporada y se van.
—Lo mismo pasa con las Marías, estas mujeres que se sientan en el suelo con un bebe en brazos. Hay muchas historias de terror que se cuentan alrededor de ellas, se dice muchas veces que los niños son rentados o que de alguna manera son dopados para que permanezcan con esa actitud compasiva.
¿Y se ha podido detectar algo?
—No. Como el programa lo estamos haciendo por etapas: primero la detección (ubicar dónde están, cuál es la ocupación); luego vino el contacto. Pero como empezamos apenas en enero, los registramos en la detección y cuando quisimos contactarlas ya no estaban porque había terminado la temporada decembrina.
Precisó que estas mujeres vienen del Estado de México, Puebla y Michoacán y que igualmente, vienen por temporadas y que al término de éstas se van inmediatamente. En Mérida, se detectaron cinco familias de Marías, que ya dejaron la ciudad.
Informó que el diagnóstico se está realizando en cinco sitios especificos del Centro Histórico, como los mercados San Benito y Lucas de Galvez; Plaza Grande, el Parque Eulogio Rosado y el Callejon del Congreso; lugares en los que se ofrecen actividades recreativas para acercarse a los menores y tratar de ganarse su confianza.
Comentó que todavía falta detectar a los niños que laboran en los cruceros de la ciudad, por lo que posiblemente la cantidad de 65, aumente más de lo que se imaginan.
El Antrop. Pérez Estrada comentó que el objetivo de contactar a estos niños es canalizarlos al nuevo Centro de Atención Infantil, ubicado en la calle 49 con 58 y 60, que será inaugurado por la Comuna en marzo próximo.
—En este centro, se les brindarán dos alimentos al día (el desayuno y el almuerzo), tendrán apoyo psicológico y médico; un área de juegos didácticos y hasta para que vean películas, pero lo más importante es que se les dará escolarización, ya sea reinserción, regularización o nivelación).
Además, se trabajará en la nutrición de los menores y el desarrollo familiar, incluyendo aspectos económicos y de trabajo.
Agregó que también hay un área especial para los adolescentes en la que también se contará con psicólogos y especialistas que los atenderán en sus necesidades.
En cuanto al número de niños con los que trabajará el Centro de Atención Infantil, dijo que ya tienen inscritos aproximadamente entre 26 y 28, aunque se está monitoreando si aparecen niños nuevos porque el fenómeno del niño de la calle es la punta de un iceberg que refleja problemas múltiples y complejos.
Precisó que los niños con los que trabajarán en un principio son los hijos de los locatarios del Lucas de Galvez y de San Benito, que aunque no están en situación de calle, sí están expuestos a muchos riesgos al acompañar todos los días a sus padres a sus trabajos.
—Son niños que a lo mejor ni van a la escuela porque sus padres no pueden abandonar su trabajo para ir a llevarlos o que van con sus papás porque no tienen con quien dejarlos y entonces, prefieren tenerlos con ellos.
Aclaró que el Centro de Atención Infantil no es una estancia ni una guardería, por lo que sólo podrán ser admitidos los niños que sean detectados por los promotores de la Comuna en una situación de riesgo, como los niños del mercado o los que trabajan en las calles.
Por otra parte, dijo que también se espera desarrollar una campaña de sensibilización hacia la ciudadanía para hacer "visibles" a los niños de la calle porque es una responsabilidad de todos los meridanos -sin importar si son yucatecos o chiapanecos- hacer algo.
Finalmente, señaló que en la campaña también se enviará el mensaje de no fomentar el estilo de vida en la calle comprándoles a estos niños o dándoles limosna. L.I.