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A partir de ahora, cuando alguien me pregunte: ¿Qué tan importante es un director en la elaboración de una película? Le recomendaré la nueva versión de “El hombre lobo” para salir de la duda. Es el mejor ejemplo de que aún con el mejor equipo técnico y teniendo a grandes actores como protagonistas, si el director es un incompetente, la película se irá al caño. ¿Por qué? Porque un director debe tener la sensibilidad y el conocimiento para orquestar todo el talento individual de su crew, en caso contrario, el producto se le saldrá de las manos y el resultado será evidente en la pantalla.
“El hombre lobo” es un remake de una cinta realizada en 1941 y que cuenta la historia de Lawrence Talbot, un hombre que es mordido por un licántropo y que contrae una extraña enfermedad que lo hace transformarse en una bestia cada vez que hay luna llena. Transformado, Lawrence no tiene control de sus actos y se vuelve sumamente peligroso para todos los que le rodean.
El responsable de este nuevo filme es el director Joe Johnston ("Parque Jurásico 3", "Jumanji" y "Rocketeer", la menos mala de todas). Una de dos, o Johnston no conoce lo que es un eje, o le quiso rendir homenaje a Godard. Los errores de dirección son muy notorios desde las primeras escenas. Y qué pena, pues para esta película se reclutó a un equipo técnico impresionante, pero que resultó ineficiente al ponerse en manos poco diestras.
El guión es de David Self y Andrew Kevin Walker, dos escritores de prestigio en Hollywood. Self escribió la impresionante “Camino a la perdición” y Kevin Walker es autor de joyas como “Seven” y “Sleepy Hollow”. El director de arte es Rick Heinrichs, responsable del diseño visual de “Bettlejuice”, “El extraño mundo de Jack”, “Sleepy Hollow”, “Los piratas del Caribe” y “El planeta de los simios”. Colabora también Walter Murch, un hombre reconocido en la edición y los efectos sonoros que ha trabajado en filmes como “Apocalypse now”, “El paciente inglés” y “El padrino III”. La responsable del vestuario es Milena Canonero, la misma que diseño el vestuario de “Barry Lyndon” de Stanley Kubrick y “Maria Antonieta” de Sofia Coppola. Un auténtico dream team que pudo hacer de “El hombre lobo” una maravilla. Desafortunadamente el proyecto fue muy accidentado y se nota. Problemas entre el director y la productora, retrasos en las filmaciones, cambios en el guión y dificultades en la postproducción.
Si la película saca la casta es gracias a sus actores; Benicio Del Toro en perfecto tono y siguiendo la estela de grandes como Lon Chaney y Bela Lugosi. Anthony Hopkins completando el cuadro aunque con un personaje que pudo dar más. Otro aspecto rescatable es el diseño de producción de Heinrichs; casi a la altura de sus otros trabajos, desafortunadamente los problemas fotográficos —evidentes en la iluminación y los malos emplazamientos de la cámara— terminan ensombreciéndolo. Casi le ocurre lo mismo al vestuario de Canonero, que queda como el mayor deleite visual de la película.
Sí, un buen director es vital para una buena película. Bien dicen que hasta el mejor ejército puede perder la guerra sin un buen estratega. Eso es “El hombre lobo”: una suma en vano de gente muy talentosa en un proyecto mal dirigido.
Lo mejor: el vestuario y Benicio Del Toro, confirmando lo que ya todos sabemos: es un grande.
Lo peor: la dirección de Joe Johnston.
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Una de las nominadas al Oscar llega a cartelera. Dirigida por Peter Jackson ("El señor de los anillos") quien pretende explorar otros géneros. Sabia decisión.