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El viernes 12 del presente concluyó la cumbre europea extraordinaria a la que convocó —por vez primera— el ex-primer ministro de Bélgica y actual presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y que se celebró en la hermosa biblioteca Solvay del barrio europeo de la capital belga.
El primer ministro griego, George Papandreu, flanqueado por la canciller alemana Angela Merkel y el presidente del gobierno francés Nicolas Sarkozy |
Aunque originalmente la agenda de la reunión prevía tocar los temas de empleo y crecimieno económico de la "eurozona" principalmente, los actuales problemas monetarios de Grecia, directamente relacionados y causantes en gran medida de la primera crisis real del euro, modificaron dicha agenda.
Sin embargo, el resultado de la cumbre no fue lo que los griegos —y aparentemente también los mercados europeos— deseaban, pues si bien los líderes de aquel poderoso bloque regional enviaron una "clara señal política" —en palabras de la canciller alemana Angela Merkel— al mundo de que no permitirían la caída de ninguno de sus miembros, el apoyo al país helénico no se concretó en ningún plan de rescate ni mucho menos se tradujo en líneas de créditos de los organismos multilaterales, tal y como habían anunciado un día antes el propio Van Rompuy y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
Y de este cambio de acuerdo aparentemente Merkel no es completamente ajena. Ya antes, al llegar a la cumbre extraordinaria, la canciller germana había dicho: "No dejaremos sola a Grecia, pero hay reglas y estas reglas deben ser cumplidas", en clara alusión a la prohibición del Banco Central Europeo de rescatar a uno de los miembros de la eurozona según los estatutos de la misma.
El acuerdo final entonces se redujo a un mensaje de solidaridad de los países miembros con Grecia y al compromiso del gobierno del primer ministro griego, Georges Papandreu, para realizar un fuerte ajuste en sus finanzas públicas con la intención de reducir el déficit presupuestario del 12.7% actual —las previsiones iniciales eran del 3.7%— al 8.7% este año.
En concordancia con este compromiso, el gobierno griego ha recortado ya su gasto social y disminuido los salarios de los servidores públicos, lo que ha provocado un fuerte malestar entre la población griega. Aún así, se estima que tendrá que emitir 53,000 millones de euros de deuda para afrontar sus compromisos este año.
No obstante que en la declaración final del encuentro europeo el presidente francés, Nicolas Sarkozy, llamó "un paso importante para los mercados" al acuerdo alcanzado, éstos reaccionaron al mismo con resultados mixtos, con algunas bajas importantes como la sufrida por la bolsa de Madrid del orden del 1.6%.
Cabe mencionar que según la opinión de expertos, las finanzas públicas de la Unión Europea no sólo están amenazadas por la bancarrota griega, sino también por los problemas fiscales de otros miembros de la eurozona como Irlanda, Italia, Portugal y España, por lo que el resultado de la bolsa española en opinión de algunos, es sólo que "pusieron sus barbas a remojar".
El texto íntegro del acuerdo logrado por los 27 Estados miembros de la Unión Europea fue el siguiente:
"Todos los miembros de la zona euro deben llevar a cabo sólidas políticas nacionales en consonancia con las normas acordadas. Tienen una responsabilidad compartida en la estabilidad económica y financiera de la zona. En este contexto, apoyamos plenamente los esfuerzos del Gobierno griego y su compromiso de hacer todo lo necesario, incluida la adopción de nuevas medidas, para garantizar que se cumplan los ambiciosos objetivos establecidos en el programa de estabilidad para el año 2010 y siguientes. Hacemos un llamamiento al Gobierno griego para poner en práctica estas medidas de forma rigurosa y decidida para reducir de manera eficaz el déficit presupuestario cuatro puntos en 2010. Invitamos al Ecofin a que adopte, en su reunión del 16 de febrero, las recomendaciones a Grecia basadas en la propuesta de la Comisión y las medidas adicionales que Grecia ha anunciado. La Comisión seguirá de cerca la aplicación de las recomendaciones en coordinación con el BCE y propondrá medidas adicionales necesarias, aprovechando la experiencia del FMI. Una primera evaluación se hará en marzo.
Los Estados miembros de la zona euro adoptarán medidas decididas y coordinadas, si es necesario, para salvaguardar la estabilidad financiera en la zona del euro en su conjunto. El Gobierno griego no ha solicitado ningún apoyo financiero". A7