1055 palabras
Nuestras ventanas al mundo son nuestros 5 sentidos: tacto, gusto, olfato, oído y vista. Con ellos percibimos el mundo físico, es decir, muchos pensamos que con ellos percibimos "la realidad". Les pregunto: ¿es el mundo físico que percibimos todo lo que hay, todo lo que existe? La ciencia (del latín scientia conocimiento) es el conjunto del saber obtenido mediante la observación y el razonamiento. Lo no físico no se puede observar, no se puede razonar. Por ende, no forma parte del interés de la ciencia ni del "mundo existente". Es decir lo que no podemos ver, oír, tocar, saborear, y oler simplemente ¡"no es"!
El método científico se crea en el siglo XVII —"revolución científica". Los descubrimientos geográficos y los debates sobre la astronomía de Nicolás Copérnico y Galileo Galilei —entre otros pensadores— en un proceso lento introdujeron cambios decisivos en la manera de "ver" el universo. Nuestra cosmovisión, desde entonces la realidad, es el "mundo científico" y el "mundo científico" es "la realidad".
A pesar de que el mundo científico no puede explicar la realidad en su totalidad —hasta la fecha la ciencia misma reconoce sus limites, hay muchas cosas que sabemos que no sabemos— la ciencia es la que, a pesar de sus limitaciones, define y le da forma al "conocimiento moderno". Con el surgimiento de la ciencia hace tres siglos el conocimiento, nuestro saber y entender, se cimienta en la razón lógica: solamente lo que puede ser medido, metemáticamente comprobado y repetido en un laboratorio por otras personas obteniendo los mismos resultados, es real. El mundo espiritual, la realidad no física, no es un asunto que concierne a la "inteligencia" de los seres humanos. Es un asunto de fe, de espiritualidad, de religión, de creer "a ciegas", dado que nuestra capacidad intelectual está limitada por los sentidos y por la razón. Tú, ¿qué crees?
A través de las ventanas de los sentidos percibimos y le damos forma a la realidad. Por ello te pregunto: ¿qué pasaría si bloqueamos nuestros principales sentidos? Hagamos por un minuto el ejercicio: cerramos los ojos, nos tapamos los oídos y empezamos a sentir el mundo interno... El latir de nuestro corazón: "Bum - Bum - Bum", que rítmicamente irriga nuestros cuerpos; sentimos cómo fluye la sangre. Observamos la respiración: inhalo, exhalo. Así empezamos a percibirnos a nosotros mismos. ¿Quién está ahí adentro? ¿Somos un conjunto de reacciones bioquímicas o hay algo más? ¿Hay alguien ahí?
Cuando hablamos del "interior", de nuestro interior, es importante tener en cuenta que las palabras no son suficientes. En muchos casos es necesario hacer referencia a la necesidad de tener una experiencia para poder conocer las dimensiones de nuestro ser interior. Podemos tratar de describir razonadamente el interior utilizando muchas palabras y compararlo con lo que llamamos "el exterior", de tal forma que en la desigualdad lleguemos a comprender la diferencia entre ambos. Sin embargo, todo se limitaría a pensamientos, palabras y conceptos.
Tú eres más que tus palabras. ¿Quién eres tú? Solamente experimentando el interior de tu Ser podrás saberlo. Podemos entonces decir que la experiencia interior es inefable —no puede ser descrito con palabras, simplemente "es"— que va más allá. Pongamos un ejemplo. Puedo usar un millón de palabras para describir una puesta de sol en la playa, pero solamente la experiencia de estar ahí, a la orilla del mar y vivirla, sintiendo la brisa, el agua, la arena, el olor, las luces, los colores —experimentando toda la puesta del sol— podré saber lo que "es" realmente. De otra forma tendremos sólo ideas y conceptos sin contenido real.
El arte es una herramienta para describir lo inefable. Los mejores expertos pueden describir una obra de arte pero sólo experimentando la vivencia frente a la obra podremos realmente captar lo que el artista quiso transmitir sin palabras. También se puede tratar de poner en palabras la obra Las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Pero solamente escuchando la obra podremos sentir y experimentar lo que Vivaldi no expresó con palabras. Para Vivaldi los cambios de estación eran una sinfonía, puedo usar palabras y decir: "Las cuatro Estaciones son una oda a la vida y a la naturaleza, un canto al continuo nacer, morir y volver a surgir". Pero, ¿qué estoy diciendo? Si nunca has escuchado Las Cuatro Estaciones te recomiendo hacerlo. Déjate sentir: solamente entonces podrás saber lo que Vivaldi quiso decir, sin palabras.
Entonces, para avanzar a nuestro interior y poder conocerlo es necesario querer dejarnos sentir y experimentar, abrir las ventanas del corazón. Nuestro interior se fundamenta en la experiencia y no en las palabras. Cuando vamos adentro estamos entrando en contacto con esa parte de nosotros mismos que está más allá de las palabras, de la razón y de la ciencia.
¿Quién está ahí? En la oscuridad y en el silencio de mi interior, ¿dónde estoy yo?¿Dónde está ubicado eso que llamo "mi ser"? Yo, se convierte en una Presencia, una fuerza, difícil de ubicar, pero con plena existencia en mi interior; una fuerza con la que puedo hacer contacto, ése Soy Yo. Entonces, ese yo que esta ahí utiliza el cuerpo, pero no es el cuerpo. Es una entidad, es mi entidad, que habita en un cuerpo pero no es el cuerpo. Ése ¿es mi yo interno?, ¿tengo un yo interno y otro externo? o solamente soy uno? En el silencio del interior experimentemos y busquemos la respuesta.
¿Quién soy yo? Durante la próxima semana cierra los ojos y trata de responder esta pregunta.