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800, sí, ochocientos eventos por el BICENTENARIO pero nos asegura la Reina Jaranera que ninguno, ninguno, será FRÍVOLO.
Si no reflejaran las carencias de un Gobierno, que han llevado a la parálisis a Yucatán, las declaraciones de la Ñora de los Afeites pudieran convertirse en guión para una exitosa comedia regional. Mueven a risa las intervenciones que le preparan, un día sí y el otro también, a la Ninia de Dzemul los integrantes de su “cuarto de guerra”: declaraciones con estrictos fines mediáticos, formuladas para ganarse los titulares informativos, sin detenerse a considerar las numerosas y graves omisiones de un Gobierno que transcurre sin proyecto, repartiendo dinero, dedicado a inventar y “ordeñar” programas asistencialistas.
Como venía el Coordinador Nacional de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, como se encendería en Mérida “La Antorcha del Bicentenario” había que armar un programa a toda prisa, lo que debiera ser la aportación de Yucatán a los eventos conmemorativos a escala nacional. Y así fue como se metieron en una lista TODOS LOS EVENTOS considerados a realizar por cualquier dependencia gubernamental a lo largo del año, sin importar su motivación original, sus objetivos específicos o sus alcances sociales.
Como en el caso de los 226 SUEÑOS que la Ninia de Dzemul escribió en su cartita al Santa Claus de la Cámara de Diputados, con la misma lógica inmediatista y mentirosa, se reciclaron proyectos como el del Parque Científico y Tecnológico, cuya “primera piedra” se puso el año pasado o se incluyeron “sueños” que todavía buscan despertares, como es el caso del Teatro Mayapán o la Gran Biblioteca del Bicentenario, ideas que ni siquiera cuentan con proyecto arquitectónico, para no hablar de los recursos para su construcción o del indispensable proyecto técnico que garantice su operatividad (remember el escándalo de la Biblioteca Vasconcelos, que representó el derroche de MIL 500 MILLONES y todo por ser un capricho del presidente Fox, un proyecto cultural sumamente complejo que se quiso hacer a contrapelo, POR DECRETO).
Dice la Gobernadora de Yucatán que el actual es el siglo destinado a cumplir los anhelos de justicia y desarrollo para los mexicanos. Es lo malo de no haber ido a la escuela o, todavía peor, de haber ido y haber resultado reprobada: la ignorancia lleva a confundir la historia personal con la historia del país, lleva a cualquier Reina del Carnaval a creerse el líder que necesita el país para resolver de tajo todos sus rezagos.
Ahora bien, si se trata de definir culpas y responsabilidades habría que contemplar que no se tiene toda la culpa la Gobernadora de Yucatán, sino el funcionario embozado que le escribe sus discursos, aunque … no se tiene la culpa el indio sino la que lo hizo Jefe del Despacho…