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¿Cuáles son las aspiraciones más elevadas de todas la naciones para el futuro de la humanidad? ¿Qué es lo que usted desearía para sus hijos, nietos, bisnietos, etc.? Piense...
Su respuesta va, seguramente, en este sentido: desearía un mundo de paz y amor, en donde respeto y tolerancia entre unos y otros sea la norma, lo normal. Su visión incluirá un mundo en donde la cooperación sea factible: se llegue a grandes logros y se solucionen problemas con el apoyo de todos. Es posible que usted haya pensado en un mundo honesto, sin discrepancias entre el decir y el hacer; un mundo en donde la verdad sea reconocida con facilidad. Las aspiraciones más elevadas para el mundo incluirán libertad: un mundo en donde no hay libertad es un mundo de esclavitud. En un mundo ideal la responsabilidad es indispensable: si todos hacemos lo que debemos con integridad y determinación, los problemas desaparecen. En un mundo así, todos estaríamos unidos en armonía, y la felicidad reinaría.
Independientemente del matiz, su respuesta habrá de coincidir con muchas, idénticas. Lo más significativo de este ejercicio es que ni usted ni yo creemos que la humanidad necesita más cosas materiales para lograr un futuro ideal. Lo que todos queremos y buscamos no cuesta nada: será resultado de la simple aplicación de los más elementales valores humanos como amor, paz, respeto, tolerancia, cooperación, honestidad, libertad, responsabilidad, unidad. Todos ellos, juntos, hacen posible la felicidad. Los valores trascienden toda creencia, toda raza, toda cultura, toda religión: son el faro del mundo, son la leyes universales aceptadas y compartidas por todos.
¿En dónde están los valores humanos hoy en día? ¿Por qué el mundo se ha convertido en un lugar en donde reina el miedo, el odio y la desconfianza? ¿Qué nos ha sucedido a los humanos? ¿Cuál es el valor que rige hoy su vida? Vea su interior con honestidad y respóndase a sí mismo. Piense nuevamente.
Cuando la consciencia, la actitud y las palabras de una persona o de un grupo reflejan motivaciones egoístas —como la ambición— o cuando el falso ser, el ego, toma el mando y las riendas de la vida, el resultado siempre será: conflictos, negatividad, tensión y dolor.
Los valores son nuestra guía a lo largo del camino; son la brújula que alinea nuestros pensamientos, palabras y acciones. Los valores humanos son nuestra esencia. Existen en nuestro interior disponibles siempre. Es clave estar conscientes del poder que todos tenemos de elegir, de reconocernos como el conductor que está al volante. Con valentía y humildad, en contacto con nosotros mismos, con nuestra consciencia, escuchar la voz interior que nos aconseja. Si los valores guían nuestras decisiones, encontramos armonía y estaremos contribuyendo a crear el paraíso en la tierra.
(*) Basado en el Programa Valores Para Vivir de la Universidad Espiritual Brahma Kumaris, una organización afiliada a la ONU, en el 50 aniversario de la constitución de las Naciones Unidas 1995. Mayores Informes al 941-9131