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Ser humilde es ser poderoso. Las personas inconscientes, que no reconocen el valor de la humildad, pueden pensar y creer que un ser humilde es un ser débil, uno que no tiene fuerza para demostrar "quien es". Este concepto, tan alejado de la verdad, nos ha conducido a mucho sufrimiento. Hemos mal interpretado la virtud de las virtudes: la humildad.
Humildad es la ausencia de soberbia. Con humildad soy capaz de de escuchar. Cometeré menos errores si soy humilde. Si creo que todo lo sé, ¿tendría algo que aprender? Ser humilde es no creerse mejor o más importante que los demás en aspecto alguno; es saber que se puede aprender de todos en cualquier circunstancia. Una persona humilde no es arrogante y aprecia y valora la opinión de los demás. Ser humilde es ser sencillo y honesto. Si mi preferencia y necesidad es tener la razón, ¿en donde queda la verdad? Haré de la verdad un cacharro a mi servicio y, de la honestidad, un utensilio de mis debilidades; de manera que podré "salir triunfante" con la razón. ¿Qué gané? La humildad te enseña a ser sencillo y honesto contigo mismo y con los demás.
Las personas con poder o con estudios muchas veces son obstinados y arrogantes. Exageran su propia importancia y se sienten por arriba de los demás, deteriorando y restando "verdadero poder" a sus capacidades. Si eres arrogante y tienes el hábito de señalar a otros, hacer énfasis en los errores de los otros; si tu interés es señalar la falta, solamente estarás provocando cólera, ira y rabia en aquellos a quienes señalas. ¿Qué lograrás con esto? ¿Cuál es tu ganancia? ¿Hacer justicia? La Ley debe hacer su trabajo. Como dijo Mahatma Ghandi: "La verdad sin humildad deviene en arrogancia y se corrompe". La humildad te enseña a terminar con la arrogancia.
La humildad no debe confundirse con la baja autoestima o con las características de una persona que es débil ante las circunstancias, que se deja influenciar con facilidad por otros, que reacciona siempre a la defensiva, que se siente incapaz y culpa a otros por sus limitaciones. La humildad nada tiene qué ver la baja autoestima o la falta de amor propio, sino todo lo contrario. De hecho, el desarrollo de la humildad nos conduce al verdadero amor a uno mismo. Se considera que quien tiene una buena autoestima, es conscientes de las virtudes y defectos propios así como de los demás, acepta todo en su justa medida, con humildad, sabiendo y afirmando que en cualquier caso, todos somos valiosos y dignos. Cuando somos humildes, estamos teniendo respeto hacia uno mismo y, consecuentemente, hacia los demás. Con humildad y amor uno mismo se puede respetar, lo mismo que a los demás. La Humildad enseña el valor del respeto: cuanto más se respete y escuche a los demás, más se convierte uno en objeto de atención y consideración de los demás.
Sin arrogancia, sin soberbia, con sencillez, con honestidad, con respeto para mí mismo y para los demás, soy humilde y solamente cuando somos humildes podemos amar. El amor y la humildad van de la mano. Sólo quien es humilde es capaz de amar. Es decir, el amor, la infinita capacidad de dar, debe poder sobreponerse a las debilidades propias y a las de los demás. Si alguien intenta ofenderme o molestarme ¿qué gano con responder a la ofensa, con arrogancia, con odio, con ira o violencia? Si tengo humildad puedo ver más allá de la ofensa, comprender la flaqueza de mi agresor y responder siempre con amor. Es necesario un gran poder para ser humilde, sin importar cuáles sean las circunstancias externas. Con humildad responderemos siempre en consciencia.
Shakti
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