650 palabras
Dos estrellas
Es una pena ver como Dreamworks ha desgastado la fórmula de Shrek. Lo que en un inicio fue novedoso, divertido y arriesgado, hoy es predecible, cansado y conformista. Hace una década Shrek sorprendió con sus irreverentes personajes y con su humor anti- Disney, pero la ambición del estudio los ha impulsado a realizar 3 secuelas con las cuales los atributos del ogro verde se han diluido hasta desaparecer. "Shrek: felices por siempre" es la cuarta película de la franquicia y significa los últimos intentos de Dreamworks por exprimir unos millones de dólares más a una fórmula que ya no tiene nada que decir. Se nota que Steven Spielberg es el socio mayoritario del estudio. Tras pelear con un malvado dragón, rescatar a una bella princesa y salvar Shrek se ha convertido en un domesticado hombre de familia. En lugar de asustar a los aldeanos y vivir alejado del mundo, ahora se compromete a firmar autógrafos y cambiar pañales. Agobiado por su rutinaria vida y nostálgico por los días en que se sintió como un "verdadero ogro", Shrek es engañado para firmar un pacto con Rumplestiltskin y, de repente, se encuentra en una retorcida versión alternativa del reino de Muy Muy Lejano, donde los ogros son cazados, Rumplestiltskin es el rey y Shrek y Fiona nunca se han conocido. Ahora, le toca a Shrek deshacerlo todo, con la esperanza de salvar a sus amigos, restablecer su mundo y recuperar a su verdadero amor.El problema del filme es el agotamiento de ideas que ya no sabe como articular una nueva historia con elementos gastados. Shrek ya no es un personaje atractivo, Burro ya no es tan gracioso —quizá porque ya hemos visto demasiadas veces sus rutinas parlanchinas— y Fiona está más desdibujada —y desaprovechada— que el resto. El único que logra un nuevo aire es el gato con botas. Hasta los personajes de relleno como Pinocho y los tres cochinitos se vuelven inoportunos a fuerza de repetir sus mismos chistes.
Rumplestiltskin es un villano que solo tiene fuerza en los primeros minutos del filme, pues una vez que la historia gira —por el asunto del contrato mágico que firma Shrek— el villano se vuelve un cliché más. La oscuridad del antagonista no tiene el poderío necesario para levantar la trama, sencillamente porque la resolución del conflicto que genera es demasiado predecible. Cuando Burro le revela a Shrek la cláusula para anular el contrato, se pierde el poco impulso que tenía la película.
Los gags de Shrek no son tan lamentables, no puede negarse que Burro aún conserva algo de gracia, en gran parte es gracias al simpático doblaje de Eugenio Derbez. Aunque todos los personajes que interpreta Derbez hablen exactamente igual, hay una cadencia jocosa que sostiene la comicidad.
"Shrek 4" todavía provoca ligeras sonrisas que la salvan del desastre total, sin embargo hay una gran distancia con las carcajadas de antaño. Es momento que Dreamworks deje descansar en paz a nuestro verde amigo y busque dinero inventando nuevas franquicias.
Lo mejor: el gato con botas y sus problemas de obesidad, el doblaje de Eugenio Derbez, las primeras escenas de Rumplestiltskin y su siniestro ganso.
Lo peor: se desaprovecha al villano y a Fiona, se repiten los mismos chistes, la solución al conflicto es la misma de la primera película, la fórmula ya no da para más y el humor se ha diluido.