620 palabras
Se pregunta el ciudadano mexicano, todos los días, qué frutos está dando el despliegue de fuerzas federales persiguiendo a lo que se ha dado por llamara "crimen organizado". Nos preguntamos qué tipo de gente es, por qué decide esa gente dedicarse a actividades ilícitas.
Y cuando invertimos unos cuantos minutos —digamos, los 11 que dura el video— a analizar qué es lo que está dando como resultado la lucha frontal del gobierno federal contra el crimen organizado, podríamos tener algunas sorpresas.
Dos grupos de detenidos son presentados, aquí, por la SSP (federal). Se trata de gente perteneciente a dos carteles diferentes, encontrados. En la ciudad de México esta gente se enfrenta entre sí por el "territorio".
Pero, ¿estamos hablando únicamente de acciones relacionadas con el comercio de los estupefacientes ilegales? ¡No, qué va! Son personas que van mucho más allá del mercado de las drogas prohibidas. Son carteles cuyos crímenes rebasan el simple empuje —que ya es crimen mayor— de la sustancia que forma adicción para buscar adeptos que les sirvan en sus correrías.
Nos preguntamos, al ver qué tipo de gente es la detenida, ¿por qué tanta insistencia entre los medios y entre los políticos de la oposición al gobierno federal, por denostar en forma constante la acción que realizan las fuerzas federales para combatir este flagelo a la sociedad mexicana?
Observen en el video de qué tipo de personas estamos hablando. Observen qué es lo que se sabe estas personas. Observen que no se trata ni remotamente sólo del asunto de la venta de narcóticos adictivos prohibidos. Observen que se trata de secuestros y de extorsión, exactamente igual que la acción aplicada sobre Diego Fernández de Cevallos.
¿Quién quisiera verse en manos de estos seres humanos?
La demanda de cada mexicano no puede ser otra: es necesario combatir frontalmente a esta gente. Y sí, considerar —esto, la verdad, no sabemos si ya se hecho o no— la posibilidad de ofrecer algún tipo de transacción decente para aquellos que decidan entregar armas y entregarse ellos mismos, dando la máxima información posible.
Pronto el reclutado será el vecino de quien está leyendo esta nota. O será el hijo de la persona que trabaja en ese taller en donde le dan mantenimiento a su motocicleta o automóvil. Y, de no detener esta ola de delincuencia asesina y despiadada ¿a dónde llegaría la estructura de la sociedad mexicana?
La labor de informar sin colocar al lector en forma ubicada en la importancia del tema que se trata, nos parece irresponsable. El lector es una persona, muy probablemente, ya "vacunada" contra la importancia del asunto. De allí que invitemos a nuestros a analizar con gran cuidado estas acciones.
Una ligera mirada al calibre de las armas usadas por este grupo de seres humanos —probablemente viviendo en una situación de sufrimiento incomparable— nos incita a urgir a cualquier autoridad que tenga bajo su responsabilidad el combate a este tipo de delincuencia, que por motivo alguno deje de hacerlo. Sí, por favor, que cada día sean más eficientes; ni hablar. Pero, ¿bajar la guardia? ¡Imposible!