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Reza el dicho que las cosas se toman de quien vienen y el caso del programa británico "Top Gear" lo confirma. Éste es uno de los muchos programas en el mundo donde los comentaristas son capaces de ridiculizar a otros en cuando su intelecto, su cultura y su imaginación, no dan para más.
Ha circulado vertiginosamente en los medios nacionales e internacionales la emisión del programa de la BBC en el que nos etiquetaron, a los mexicanos, como chaparros, gordos y holgazanes, dormidos sobre una reja, tapados con una sábana con un agujero y que al despertar, nos podemos volver a dormir tan sólo de recordar nuestra nacionalidad. Además, comemos vómito cubierto de queso frito porque no sabemos cocinar.
No me queda la menor duda de que el criterio que tienen los tres participantes de dicho programa es para mantenernos tranquilos. Si tuvieran una mejor cualidad que "lucir", no se dedicarían a tratar de ser simpáticos a costa de los demás; al contrario, resultarían más autocríticos y podría ser un programa donde se hablara de las realidades que aquejan a Inglaterra donde, por ejemplo, 1 de cada 5 adultos es obeso, proporción que se ha triplicado en los últimos 20 años. En adultos de más de 45 años, dos tercios tienen sobrepeso u obesidad, ésta es más frecuente en mujeres de clases socioeconómicas bajas y en algunos grupos étnicos, por lo que la herencia los ayuda igual que a nosotros en aquello que mencionan de aguados y gorditos.
Por otro lado, ya no escuchan en los pubs la tradicional campanada que anunciaba la última ronda antes del cierre que provocaba una auténtica batalla sobre las barras, el binge drinking o carrera para emborracharse, toda una tradición en aquel país.
La ley que prohibía servir alcohol después de las 11 de la noche aprobada en 1915 en plena Guerra Mundial, fue ideada para frenar el elevado ausentismo laboral de los trabajadores de la industria del armamento y que tenían desproporcionadas tasas de alcoholismo, pero este problema desapareció cuando Tony Blair decidió dar libertad a sus paisanos para que se emborrachen a la hora que quieran.
El ex primer ministro británico creía que la antigua norma estimulaba el fenómeno de beber febrilmente hasta estar como una cuba y además producía un enorme caos a las 23 horas en todas las ciudades del país al salir miles de ebrios a la calle al mismo tiempo. Ahora habrá el mismo número de borrachos, pero saldrán de los pubs de forma escalonada, ocupando orgullosamente el tercer lugar mundial en ingesta de alcohol. Todo un progreso.
El número de personas sin empleo en Reino Unido llegó a 2.51 millone s en el primer trimestre del 2010, la cifra más alta desde 1994, según reporte de la Oficina Nacional de Estadística (ONS, por sus siglas en inglés), así que muchos ingleses tendrán tiempo para dormir a sus anchas y volver a hacerlo cuando se den cuenta de que el 27% de los británicos no son activos laboralmente y son parte de esta estadística.
Cabe mencionar, bajo estas circunstancias, a la monarquía existente de la cual se ufanan, capaces de proporcionar cualquier cantidad de historias dignas de drama de telenovela como las protagonizadas por el príncipe Carlos y la princesa Diana y los millones de libras de la Reina Isabel a quien no se le conocen dotes empresariales, pero sí un rostro flemático e insensible característico de su raza.
Haciendo historia, en 1783 el primer ministro británico Lord Shelbourne desarrolló hasta tal punto el negocio de la droga que lo convirtió en una de las principales fuentes de beneficios para la Corona británica, de modo que el tráfico de opio se convirtió prácticamente en la política oficial de los bancos y de la misma corona.
En 1923 se presentó a la Comisión del Opio de la Liga de las Naciones (la organización que luego se convertiría en la ONU) una propuesta para reducir un 10% la producción y consumo del opio. La tradicional oposición de Inglaterra hizo que la propuesta se rechazara y que los delegados estadounidenses y chinos abandonaran la sesión. Sólo se acordó crear un consejo central de narcóticos que se limitaría a reunir información y que fue calificado como "la junta de contrabandistas".
En 1927 los británicos seguían obteniendo oficialmente al menos el 20% de sus ingresos coloniales del Lejano Oriente del tráfico del opio.
El opio inglés siguió abriéndose paso en Occidente produciendo millones de adictos y un desastre social que persiste hasta nuestros días en su forma más tóxica: la heroína.
No es, pues, aventurado afirmar que la gloria del imperio británico y la prosperidad de sus élites se basa en gran parte en el narcotráfico del que tienen el honor de ser sus primeros beneficiarios, algo de lo que no escuchamos en "Top Gear".
Ni que decir de los hooligans, de la participación de Inglaterra en la guerra contra Irak por armas nucleares plenamente identificadas que por cierto nunca existieron.
A los británicos siempre les ha gustado ser diferentes, conducen por la derecha, miden la longitud en yardas y millas en lugar de metros y kilómetros, el peso en libras y onzas en vez de kilos y la capacidad en galones y no en litros, pero lo mejor de todo, es que algunos se sienten realmente diferentes y tienen razón, tienen retrasados mentales que aprendieron a hablar y hasta salen en televisión.
Creo que hoy debemos actuar en consecuencia ante tal falta de respeto, no nos conformemos con una petición seguramente tibia de nuestras autoridades a una disculpa pública, México somos nosotros y los mexicanos NO SOMOS lo que describieron.
Hagámoslo.
Embajada del Reino Unido en México: ukinmexico@fco.gov.uk
*Artículo tomado de la revista electrónica etcétera.com.mx