598 palabras
Dos estrellas
Repetir estructuras y fórmulas de películas exitosas es el pan de cada día. Y ahora toca turno a "¿Qué pasó ayer? Parte II", secuela de la comedia de situaciones protagonizada por 4 amigos que se enfrascan en una alocada despedida de solteros. Fiesta de consecuencias desastrosas que apuesta por el humor negro hasta la corrosiva acidez.
El grupo de amigos se reencuentra para celebrar la boda de Stu. Una nueva despedida de soltero terminará igual que la vez anterior: con una cruda mortal que los deja amnésicos. Otra vez un personaje se pierde y comienza la travesía por encontrarle. En el trayecto, los personajes comienzan a rearmar, con pistas y recuerdos, los sórdidos detalles de la fiesta.
Esta segunda parte es un abierto reciclaje de la anterior, sólo cambiaron Las Vegas por Bangkok y al tigre por un mono. Ausente de novedades, la comicidad se sostiene casi de las mismas situaciones de la primera entrega —un personaje que se pierde, situaciones grotescas, narcotraficantes, persecuciones, etc.. "¿Qué pasó ayer II?" es el colmo de la falta de creatividad hollywoodense. Haciendo las debidas comparaciones, me quedo con el divertido recuerdo y la frescura de su predecesora.
Como entretenimiento ligero, este filme tiene a su favor varios momentos divertidos, casi todos sostenidos por el actor Zach Galifianakis interpretando al retraído Alan. Se puede decir que es el pilar de la película, además de brindarnos los mejores diálogos del guión. El problema es su carencia absoluta de originalidad y frescura.
Pero aún más lamentable es el mensaje final de la película. En sus últimos minutos, y a través de un injustificado discurso, hay un directo ensalzamiento al exceso y la irresponsabilidad. Una invitación a vivir la fiesta sin limitaciones y temores. No es que me ponga puritano pero, considerando que el filme acapara audiencias juveniles, me parece inapropiado que se enaltezca la embriaguez y la desproporción.
Stu se convierte en héroe al demostrar su condición de parrandero empedernido. Se gana la admiración de todos cuando se descubre que es un tipo de excesos que no sabe lo que hace cuando está alcoholizado y drogado. Su novia se enamora más de él, su suegro —que antes le odiaba— ahora le quiere. Todos felices aplicando el consejo que les dio Phill "si haces locuras cuando estás enfiestado, no te preocupes, simplemente olvídalas". ¿Qué clase de mensaje es éste?
Me encanta el humor negro, la ironía, el sarcasmo y estoy en contra de la moralidad excesiva. Pero también creo que hay que tener cuidado con lo que se dice y más cuando se plantea como un abierto alegato dirigido a la audiencia. Las fiestas puede ser divertidas pero no todas las consecuencias pueden olvidarse; algunas se recuerdan desde la cárcel, otras las conmemoran los familiares en panteones y unas más se reviven en la agonía de un hospital.
Lo mejor: Zach Galifianakis como el retardado Alan.
Lo peor: es una copia de la primera parte y el mensaje final es irresponsable con su audiencia.