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La depresión tiene mil caras de presentación y por este motivo y por el origen de sus causas puede enmascararse por completo, dio a conocer el médico psquiatra del Hospital "Ignacio García Téllez" del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Dr. Manuel José Ruíz Méndoza.
Agregó que ante esa situación un paciente puede dar a veces la impresión de que no es depresivo; pero haciendo un análisis y un examen mental como debe ser, por un especialista, la conclusión es que tiene un trastorno depresivo... En apariencia quizás no sea obvio. El paciente podría entrar riéndose o vacilando al consultorio.
Precisó que el enmascaramiento de la depresión es posible porque la persona no se imagina que tenga este trastorno. Busca una explicación médica común del malestar que lo aqueja. El psiquiatra es la última instancia a la que se visita.
—Recuerdo un caso de una persona que comenzó a ver un otorrinolaringólogo porque sentía algo extraño en la boca. El especialista no encontró nada extraño al valorarla; la envió al gastroenterólogo y éste al cardiólogo, al neurólogo y al neumólogo. Ninguno de los especialistas encontró lo que tenía esta persona. Por cierto, estaba de muy buen estado de ánimo. No era una persona que estuviera con la cara de tristeza o de llanto; su único problema era que tenía una sensación en la boca y tenía temor de hablar de frente con alguna persona.
Esta persona era el presidente del Consejo de Administración de una gran empresa. Como tenía dificultad en hablar de frente con las personas, se iba al lugar de la secretaria, fuera de la sala de juntas, para presidir la junta porque no podía hablar con el que estaba al lado o frente a él. Entonces, no se le ve con estado de ánimo deprimido, pero si haces un examen mental más profundo, detectas errores de conducta, como este. Esta es una máscara, nadie se iba a imaginar que tenía una depresión y por eso circuló por diversas enfermedades, hasta que el otorrinolaringólogo, al ver que ninguno de los demás especialistas daba con la enfermedad, decidió mandarlo con el psiquiatra. Este, al hacer el examen mental detecta rareza de comportamiento y una baja en el estado de ánimo que está disfrazada y que le impide tener una comunicación con su entorno. Se le dio tratamiento psicoterapéutico y farmacológico. Quedó muy bien de su depresión y no se volvió a enfermar.
Dr. Manuel José Ruíz Mendoza, médico psiquiatra del IMSS.
Destacó que un factor clave en el padecimiento de la depresión es el tipo de personalidad. Si uno tiene una personalidad madura y sabe enfrentar las circunstancias de la vida cotidiana y del trabajo, difícilmente caerá en una depresión. Si el individuo tiene una personalidad débil o con alǵun trastorno de personalidad, con facilidad podría caer en un estado depresivo.
"La depresión", dio a conocer, "es una alteración del estado del ánimo, como la disminución de la energía u otros síntomas como insomnio, pesadillas, llanto fácil, hipersensibilidad y reacciones emotivas muy frecuentes. Ello va ocasionando que la persona se vaya aislando y teniendo alteraciones en el contacto con su entorno; se va escondiendo con su depresión".
Afirmó que, por sus muchas formas de presentación y por sus varias causas, la depresión es biopsicosocial porque tiene un componente psicológico, pero también un componente biológico, orgánico.
Comentó que algunas personas llegan al grado de perder la motivación y de permanecer todo el día arrinconadas en su cuarto, sin estar en contacto con nadie y con muchos pensamientos negativos o pesimistas.
—Eso es la depresión: alteraciones en el estado de ánimo que contaminan también las otras esferas mentales, generando errores de conducta.
¿Cómo diferenciar "tristeza" de "depresión"?
—Si las reacciones son desproporcionadas con el evento que supuestamente está causando el síntoma —por ejemplo, que la persona llore por cualquier cosa— eso no es normal, no es tristeza, ya cae dentro de la depresión. Tristeza podemos tener todos, el problema es que se complique, convirtiéndose en depresión.
Dijo que el problema se complica cuando "la depresión se esconde y ni siquiera la propia persona sabe que lo tiene".
Citó el caso de dos pacientes. Uno es de la ciudad, otro del interior del estado. Como gran diferencia se tiene que, el primero puede hacer una coherente descripción de cómo se levanta en la mañana, cómo siente su nivel de energía y cómo durmió. El segundo, en cambio, no tiene un discurso fluido, sino que simplemente dice: "me duele aquí".
—Para él es un simple dolor de hombro, de cabeza o de cadera. Pero en la práctica nos hemos dado cuenta que esa forma de describir "me duele aquí y me duele acá", en realidad nos está hablando de cómo se presenta en ellos la depresión. No lo dicen como el citadino, lo hacen de otra forma. Además, la depresión en muchas ocasiones se somatiza, pero esto depende de la persona que está cargando la depresión.
La somatización es la presentación de síntomas aparentemente no relacionados como dolor de cabeza, boca seca, sensación de dolor de pecho o taquicardia.
También hay enfermedades consecuencia de lo psicológico que pasa en nuestra vida cotidiana, como la tristeza que puede experimentar una persona por la muerte de un ser querido y cuyo duelo normal, de no ser manejado adecuadamente, puede convertirse en depresión.
En amable entrevista con Artículo 7 el Dr. Ruiz dijo que también hay depresiones que no tienen mucha relación con el entorno o con lo psicológico. Son depresiones conocidas como endógenas: vienen de adentro. No tienen qué ver con la vida cotidiana o con las circunstancias que se van presentando, sino que pueden ser algo genético o ser ocasionadas por una enfermedad que predisponga a que la persona caiga en episodios depresivos.
Mencionó que en esos casos se encuentran los pacientes con problemas de tiroides, o bien enfermedades como un cáncer: se vuelven hipersensibles y con facilidad caen en situaciones depresivas. Esas personas necesitan tratamiento farmacológico.
Destacó que también existe la depresión por bipolaridad o por trastorno maníaco-depresivo, en el que el paciente presenta los dos polos: el maníaco, eufórico o de mucha alegría durante dias o semanas y pasa al otro estado opuesto, el depresivo.
—Sin embargo, esa depresión es diferente porque estas personas se van con mucha facilidad de un polo a otro, por lo que el tratamiento es diferente. A veces, si uno le da un antidepresivo a un paciente bipolar, el medicamento puede disparar más la depresión. No curarla, sino todo lo contrario, empeorarla. Por eso, lo mejor es combinar el tratamiento con estabilizadores de estados de ánimos y antipsicóticos o con ansiolíticos.
Dijo que el alcoholismo también genera depresión, ya que el alcohol, como fármaco, tiene funciones depresivas.
Dio a conocer que en algunos casos, denominados de paciente identificado, la depresión no es la enfermedad sino el síntoma.
Explicó que algunas personas llegan al psiquiatra porque están deprimidas, pero al examinarlos el psiquiatra se da cuenta de que la depresión es más bien un síntoma del ambiente familiar al que pertenece el enfermo. Son conflictos familiares que están facilitando que la persona se identifique como el enfermo.
Manifestó que en ese tipo de casos la terapia familiar es muy importante. Esta es una situación muy frecuente.
El Suicidio
Señaló que en algunos casos la depresión puede llevar al suicidio, ya que los pacientes suicidas tienen pensamientos pesimista por la depresión, por lo que sienten que nunca se van a curar y se intentan matar y a veces lo consiguen.
—Efectivamente, un alto porcentaje de pacientes suicidas es depresivo.
Aclaró que no todas las depresiones son graves, pues algunas pueden curarse únicamente con psicoterapia; otras requieren tratamiento psicoterapéutico y farmacológico.
El Dr. Ruíz Mendoza aseguró que hay pacientes que quieren aprovecharse de la "suave" depresión que padecen porque cuando acuden a la medicina institucional buscan hacer parecer su enfermedad como algo más grave para conseguir una incapacidad o una invalidez. Pero los médicos saben perfectamente que no todas las depresiones son graves, sino que también hay suaves, como las que presentan estos pacientes.
A una pregunta, comentó que un alto porcentaje de pacientes en consulta institucional o privada tienen problemas de depresión. Es una enfermedad muy común.
El especialista señala que es muy frecuente que los niños sufran depresión. La causa más común puede ser el trastorno de adaptación a la adolescencia.
En cuanto a la depresión en niños, dijo que esta es frecuente, pero que antes no se consideraba porque se pensaba que el niño "estaba haciendo berrinche".
—No se le hacía el examen mental plenamente. Pero con la psiquiatría infantil podemos detectar cómo se va presentando la depresión en los niños y, efectivamente, desde muy chiquitos pueden tener problemas emocionales que los lleven a este padecimiento.
Manifestó que, al igual que en el adulto, la depresión infantil puede tener un origen genético o ser causada por una enfermedad que predisponga a los menores. Lo más frecuente, es que su causa sea el trastorno de la adaptación a la adolescencia, ya que cuando un niño se está convirtiendo en adolescente se vuelve más sensible y puede caer en estado depresivo.
Añadió que a veces el menor puede presentar varios trastornos al mismo tiempo, como el de la adaptación a la adolescencia y el déficit de atención. Generalmente, en este tipo de pacientes sólo se da tratamiento para el déficit de atención, pero no se toma en cuenta que el otro trastorno puede ocasionar depresión en el niño.
Sobre la manera de identificar la depresión en los niños, explicó que hay que observar la conducta que presenta. Si el niño se vuelve hipersensible y por todo llora, tiene problemas en su atención y en su concentración y le está yendo mal en la escuela, es señal que algo está pasando.
—Ante esta situación, los padres deben llevar al niño con un especialista, ya sea un psicólogo o un psquiatra infantil para detectar si esos errores de conducta son propios o no de la depresión.
Dijo que si los padres no atienden el problema la depresión crecerá y generará dificultad al niño para enfrentarse a la vida. La depresión baja la autoestima del menor porque sus compañeros se burlan de él y lo comienzan a identificar como un niño diferente a los demás. Convierten la situación en un círculo vicioso.
—La depresión se cura. Ya estamos en el siglo XXI. La psiquiatría ahora es completamente diferente a la de antes. Ya no hay trastornos rebeldes a tratamiento, han desaparecido. Con los avances psicoterapéuticos y farmacológicos que se pueden utilizar en los pacientes todos los trastornos se curan.
Sobre el tratamiento, especificó que son largos y que todos los pacientes deben estar conscientes de ello, ya que si abandonan el tratamiento antes de tiempo —por creer que ya están curados— a los 15 días regresarán al psiquiatra. La suspensión del tratamiento farmacológico, en muchísimos casos ocasiona la reaparición de la sintomatología depresiva. El tratamiento para curar la depresión es de aproximadamente un año.
Para terminar, admitió que hay algunas pacientes de depresión que requieren de tratamiento de por vida, como los endógenos o aquellos que tienen un trastorno de personalidad y que, por cualquier cosa se quieren deprimir a propósito, porque hay una ganancia secundaria de esa depresión que quieren mostrarle a la familia, a la escuela, o para conseguir una incapacidad o una invalidez.
—Lo más importante es siempre consultar con un especialista porque la depresión sí se cura. L.I.