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Rosa Adriana Diaz Lizama (*)
Hace unos días expuse ante la Comisión de Equidad y Género en la Cámara de Diputados el vergonzoso y lamentable asunto del insulto en una red social de un empleado de Angélica Araujo a una académica; los comentarios de las legisladoras de todos los partidos no se hicieron esperar, desde la condena a ese tipo de actos hasta la petición expresa de intervenir y solicitar a la presidenta municipal la destitución de dicho personaje.
En mi intervención hice notar cómo en Yucatán el PRI y sus gobiernos aplican de forma parcial sus criterios y acciones en diversos temas. Aún recuerdo cómo en el mes de abril los diputados, la directora del instituto de equidad y género en Yucatán, políticos y demás condenaron a un ciudadano por referirse a Ivonne Ortega como una "mujer pueblerina de grandes caderas", que en realidad así era nuestra hoy gobernadora; y si alguien lo duda, puede acudir al Palacio Municipal de Dzemul y mirar la foto de cuando fue alcaldesa en su municipio hace algunos años, por lo que no se deben considerar ofensas las verdades dichas.
Cuando Carlos Sarabia Barrera llama "perra" a Gina Villagomez Valdez, los tricolores y sus autoridades municipales y estatales no sólo callan, sino que protegen al individuo y le piden que se disculpe públicamente, como si eso fuera suficiente para cambiar la actitud y las malas mañas del empleado.
Es lamentable que tanto la gobernadora como la alcaldesa hayan dejado pasar por alto tal hecho sin condenar ni aplicar sanciones; ambas funcionarias fueron parte de la Comisión de Equidad y Género: Ivonne Ortega como presidenta de dicho órgano en el plano local, cuando fue diputada, y Angélica Araujo Lara, como integrante de la Comisión en la actual legislatura federal. ¿Qué ejemplo dan con esa actitud tibia a sus subordinados? ¿Cómo es posible que Sarabia siga en el cargo cuando no sólo le faltó el respeto a una mujer, sino que en reiteradas ocasiones se ha referido a notables ciudadanos de forma despectiva e intolerante? Lo menos que merece ese sujeto es ser relevado de su cargo de inmediato.
Para finalizar, y en busca de que se respete a todo ciudadano y en especial a los más vulnerables, como somos las mujeres, las legisladoras y los legisladores de la Comisión acordamos: primero, enviar una carta a la munícipe Araujo Lara solicitándole de forma respetuosa el cese del misógino Sarabia Barrera; segundo, publicaremos a nivel nacional un desplegado firmado por todas las y los integrantes de la Comisión, en el cual condenamos toda violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes del país, y exhortamos a todos los niveles de gobierno para que se sancione rigurosamente ese tipo de acciones; y tercero presentaremos ante la Comisión permanente del Congreso de la Unión un punto de acuerdo en el que exijamos respeto pleno a los derechos de las mujeres y la condena a todos los actos y lenguaje de funcionarios.
El caso de Carlos Sarabia no puede quedar impune; por ello invito a todas las mujeres a que sumen sus voces contra personajes que demuestran con su lenguaje su ignorancia y desprecio hacia nosotras.
No debemos seguir permitiendo que en nuestro Estado las sanciones se apliquen bajo dos pesas y dos medidas diferentes, por el sólo hecho de ser protegido de una autoridad.- Mérida, Yucatán, 10 de junio de 2011.
(*) Diputada federal panista.