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Era 1995, Víctor Cervera acababa de iniciar su periodo como "regobernador", y en esta oportunidad ya como titular del ejecutivo de carácter constitucional (antes había sido interino). Conforme a los usos y costumbres en boga entonces, designó a la ex señorita Yucatán, Elena Castillo Castillo, como presidenta del entonces Consejo Electoral del Estado.
Gabriel Zapata Bello, verdadero estratega de Rolando Zapata Bello
Elena Castillo había sido directora del registro civil y garantizaba un priismo sutil y moderado, (se decía de tendencia granjista) que para compensar y cerrar la pinza de control, muy al estilo del extinto cacique oriundo de Dzemul, necesitaba también la presencia de un joven abogado, hijo de uno de sus más cercanos amigos y compañero de correrías juveniles, Gabriel (a) Naxón Zapata Cabañas: Gabriel Zapata Bello.
Entre los consejeros que integraban dicho colegiado se encontraban: Francisco Villareal González, de conocidos nexos con Dulce María Sauri, Carlos Pavón Gamboa, dirigente scout discretamente vinculado al oficialismo, Ariel Avilés, de ubicua trayectoria izquierdista "light" y maestro modelista, Flora Alcocer, de extracción cetemista, Ignacio Puerto y Eduardo Seijo, ambos provenientes de agrupaciones de la sociedad civil y con sólido prestigio moral. Al paso del tiempo, la consejera Flora fue sustituida por otro cetemista, el profesor William Barrera Vera. Para cerrar con broche de oro, uno de los representantes del poder legislativo, era el diputado local Rolando Bello Paredes, tío del funcionario electoral.
Ariel Aldecua Kuk, conocido mozo de estoques de Rolando Zapata y responsable actual del dominio del IPEPAC
Desde entonces, Gabriel Zapata llevó a instancias de su hermano, que por cierto era ahijado de bautizo y político también de Cervera Pacheco, al principal mozo de estoques de su hermano Rolando: Ariel Aldecua, que inicialmente fungió como asesor jurídico del consejo electoral. También incorporó a otros allegados suyos como Armando Pérez Guillén y Rosaura Hernández.
Valiéndose de su posición en la secretaría técnica, Gabriel Zapata entabla una fructífera relación con Ariel Avilés, que lo recomienda con Carlos Sauri en la Universidad Modelo, a la que llega como director de la recién inaugurada Escuela de Derecho. A partir de entonces, los Zapata Bello comienzan a operar, incorporando a sus más cercanas amistades a la plantilla docente de la ya citada institución educativa, en la que aún hoy Zapata Bello funge como director y prosigue el flujo de gente cercana a ellos en la nómina docente.
La operación política de Gabriel Zapata fue complementada en el consejo municipal de Mérida, con la incorporación de Carlos Barahona Ortega, otro reconocido operador electoral priista. También se vincularon a Zapata Bello otros como Gonzalo Pérez Campos y Roger Metri Duarte, en el ánimo de hacer la vida difícil al presidente del Consejo Electoral del Distrito I, Wilberth Evia Bolio, que nunca se prestó a malos manejos.
Javier León Escalante, alias la boa, actual subprocurador de justicia, otro de los integrantes del grupo de Zapata Bello
Gabriel Zapata operó incorporando a los consejos distritales a sus conocidos y allegados: su primo Roberto Zapata, al que encargó desestabilizar el consejo municipal de Valladolid que presidía el profesor Mario Romero Bolio, que no se doblegó ante las pretensiones zapatistas, a Marco Muñoz, hoy día empleado de la Oficialía Mayor del estado, Miguel Arce, quien a la postre se incorporaría a la escolta de la actual titular del ejecutivo, José Antonio Téyer Magaña, pariente de Alfredo Téyer Macari, director de la casa de las artesanías en época de Víctor Manzanilla, Julio Briceño, también empleado de la oficialía mayor, Javier León, hoy subprocurador de la procuraduría de justicia local y pasado el tiempo, gente como Víctor Sánchez Álvarez "Vitocho", actual secretario de gobierno.
Entre los funcionarios que integraban el elenco de coordinadores, se contaban Carlos Pacheco, quien fuera secretario particular posteriormente de Luis Saidén Ojeda, Carlos Zapata Cocom, que llegara a ser director jurídico de la COUSEY y Ramón Sansores, allegado a Elena Castillo y que salió posteriormente de la institución por presuntos malos manejos. También estarían Francisco Pacheco, hoy empleado de la oficialía mayor, Mauricio Sahuí, hoy diputado y coordinador de la fracción priista y Gerardo Herrera Sansores, primero como coordinador de capacitación electoral, realizando todas las irregularidades habidas y por haber e increiblemente favorecido por Zapata pese a su ineptitud, para lograr constituirse en consejero ciudadano, algunos años después, de aquel consejo tan malo, que tuvo que ser disuelto. Es menester mencionar que antes que estuviera Gerardo Herrera en capacitación, Gabriel Zapata hizo cuanto estuvo a su alcance y maniobró para lograr la renuncia de Renán Irigoyen, un coordinador de capacitación electoral que nunca se prestó a componendas.
Vitocho, otro de los miembros de la banda
Si bien posteriormente Gabriel Zapata renuncia a la secretaría técnica del órgano electoral, para irse a coordinar la campaña a diputado local por el sexto distrito de su hermano Rolando, postulado obviamente por el PRI, esté último jamás perdió el control institucional, al entrar su personero Ariel Aldecua al relevo a la secretaría técnica, manteniéndose con esto la hegemonía zapatista.
Si bien es cierto que durante la presidencia de Ariel Avilés llegó a la secretaría técnica Hernán Vega, también es cierto que Rolando mantuvo incrustada a gente de su confianza como Alejandro Góngora en la secretaría de organización electoral. En efecto, se trata del actual secretario ejecutivo del IPEPAC, el mismo que se quejaba de ser perseguido por Hernán Vega, a quien con todo y sus errores, la historia comienza a reivindicar.
El sello de Rolando Zapata siempre ha sido el mismo: inundar el órgano electoral con sus seguidores. Así llegaron a este organismo, personajes que convirtieron al Instituto en un verdadero club de amigos y familia.
Roger Metri también se vinculó con el grupo de Rolando. Increiblemente estuvo en un ayuntamiento panista
Rolando no paró de maniobrar hasta que consiguió hacer de Ariel Aldecua consejero electoral para tener garantizada la continuidad de la operación política en el órgano electoral, donde el ex secretario técnico, es el verdadero poder del IPEPAC, pues es él quien en realidad decide que se hace. Si a lo anterior aunamos el nombramiento de Alejandro Góngora como secretario ejecutivo, el control es total.
En la actualidad se dice que el Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana, es una sucursal del "Grupo Modelo", no por la cervecería, sino por la entidad educativa de la que han egresado muchos de sus funcionarios y en la que el presidente, Fernando Bolio Vales, no es sino una triste figura decorativa. Por supuesto, el IPEPAC es uno de los más sólidos bastiones de la hegemonía política en que basa sus aspiraciones a la gubernatura, Rolando Zapata Bello, la estructura que forjó su hermano Gabriel, el verdadero estratega del grupo, funciona perfectamente.