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En la ceremonia de graduación de estudiantes de la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California, el domingo 12 de junio, el presidente Felipe Calderón Hinojosa se refirió en su discurso a la situación en México en el siglo pasado:
"Permítanme compartir con ustedes una experiencia personal. Cuando yo tenía su edad, México todavía tenía un régimen autocrático, todos los Gobernadores estatales y todos los Senadores eran del mismo partido.
"Durante muchas décadas, ese único partido controlaba todo: lo que se le permitía decir a los medios, lo que debían enseñar en las escuelas, qué conciertos de rock se permitían, todo. Cuando los estudiantes, como ustedes, protestaban, eran masacrados. Muchos oponentes del régimen simplemente fueron desaparecidos.
"Paso a paso, la fuerza de la democracia empezó a crecer. Lamentablemente, el fraude electoral también creció y un día dije: basta. Lleno de ira por el frustrante abuso de poder, acudí a mi padre y me quejé de que nuestros esfuerzos eran inútiles. Por qué tanto esfuerzo si a la gente no le importa, y cuando sí les importa, el Gobierno nos roba los votos y las victorias; entonces, ¿qué caso tiene, papá? Y él me dijo: entiendo tu enojo, pero estamos haciendo esto porque es lo correcto, es nuestro deber moral ante el país.
"Él falleció antes de la transformación profunda de México hacia la democracia. Y varios años después, contra todo pronóstico, me eligieron Presidente de México.
"Creo que nunca pude agradecerle lo suficiente sus buenos consejos. Y como no se lo puedo decir a él, personalmente, se los diré a ustedes en su lugar: jamás, jamás dejen de defender sus ideas y sus sueños. Crean y luchen por algo que puedan legar a los que vienen después de ustedes, y no duden en sus esfuerzos, porque al final el poder del hombre para crear es mucho más grande que su poder para destruir".
Hasta ahí la cita.
La dirigencia nacional, legisladores y representantes de los diversos sectores priistas arremetieron contra las declaraciones del Presidente y las calificaron de "electoreras", propias de un "discurso bipolar" y con un afán de "soplar vientos de odio".
El vocero del PRI, David Penchyna, pidió a Calderón “no subirse al ring” y dijo que sus declaraciones son propias de un afán electorero; además, lo acusó de mantener una cerrazón en su estrategia contra el crimen organizado.
Penchyna consideró que las declaraciones contra el priismo debió haberlas hecho en territorio nacional y lamentó que "no se comporte como un hombre de Estado, que es lo que el país requiere".
El también diputado federal dijo que era una mala señal que la imagen del Presidente de México sea relacionada con denostaciones para la política interna.
A su vez, la secretaria general del PRI, Cristina Díaz, pidió a Calderón que deje de lado “sus fobias y se comporte como jefe de Estado”, y advirtió que con las declaraciones con las que se denuesta al tricolor, lejos de encontrar un trabajo armónico, llevan al país a un ambiente de crispación que dificulta alcanzar acuerdos de cualquier tipo.
El senador Francisco Labastida afirmó que la descalificación contra el PRI está fuera de lugar, pues el presidente Felipe Calderón es el jefe del Estado mexicano, gobierna para todos y sus señalamientos sólo generan odio y rencor.
El vocero de la bancada priista en el Senado, Carlos Jiménez Macías, subrayó que las descalificaciones contra el PRI son una estrategia pésima del Presidente y una señal de que se está asumiendo como el líder de su partido, el PAN.
En tanto, el líder parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, Francisco Rojas, criticó a Calderón:
“Ya es costumbre de los gobiernos panistas culpar al pasado para ocultar los errores del presente y la falta de visión futura.”
Mientras, el dirigente de la CNOP, Emilio Gamboa Patrón, se refirió directamente al presidente Calderón y lo calificó de “sectario y partidista” por no gobernar para todas las preferencias políticas.