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En ocasiones vamos al cine con la intención de dejarnos sorprender. No sabemos ni de qué trata la película, pero acudimos por acompañar a alguien o simplemente matar el tiempo. Hay otras veces en que sabemos todo con respecto al filme que vamos a ver. Ya sea porque nos la han contado de principio a fin, o porque es un producto totalmente predecible.
Esto último ocurre con “Destino final 5”. La quinta entrega de la saga de adolescentes que burlan la muerte gracias a la visión profética de un personaje. Y luego, cuando las cosas se han calmado, la muerte regresa a reclamarlos uno por uno.
Por lo general, las franquicias de horror para audiencias juveniles se sostienen gracias a un personaje. Freddy Krueger, Michael Mayers, Jason Voorhes, Chuky y otros monstruos y asesinos integran el repertorio de B Movies que siguen satisfaciendo a públicos ávidos de sangre. Historias simples y esquemáticas cuyo interés radica en mostrar escenas de homicidios cargadas de ingenio. Sobre esta idea aparece “Destino final” en el año 2000. Una franquicia que no se sostiene por un asesino tenebroso, sino por una fórmula situacional.
Conociendo los parámetros de lo que vamos a ver, no podemos juzgar con demasiado rigor a “Destino final 5”. Es un filme carente de cualquier pretensión artística o intelectual. Es mero entretenimiento dirigido a un público cautivo y que cumple con una función. Teniendo esto en claro, les puedo decir que cumple con su prometido de ofrecer un festín de muertes creativas, lo cual dejará muy complacidos a los fans de la saga.
En esta ocasión, los jóvenes escapan de morir en un aparatoso accidente donde el puente Lions Gate se derrumba llevándose personas y vehículos. Esta secuencia es un deleite, tanto por los efectos especiales como por todas las situaciones que van ocurriendo en esos adrenalínicos minutos. Un camión que cae al mar, cables de acero saltando como navajas, autos aplastando personas y unos chicos tratando de escapar del desastre. Este conjunto de escenas supera por mucho a la explosión de avión, el accidente en la autopista, la caída de la montaña rusa y el choque en la carrera de autos.
Los escritores se tomaron muy enserio el trabajo creativo. Además del aparatoso momento del puente, “Destino final 5” ofrece un manjar de accidentes mortales llenos de ingenio. El guión juega mucho con las complicaciones, una idea hitchcockniana del suspenso. Las complicaciones consisten en presentarle al espectador un peligro que el personaje ignora. El ejemplo clásico es el de mostrar un tornillo que se está zafando mientras los personajes se divierten en la montaña rusa. El espectador sabe que habrá un accidente, pero los personajes no se percatan de ello, en el lenguaje de los guionistas esto se conoce como “complicación”.
Lo interesante en esta película es que se presentan complicaciones para generar expectación en el público y, después, la situación gira y ocurre algo imprevisible. La escena de la gimnasta es el mejor ejemplo de este cambio de jugada. Aunque la muerte sucede, no es de la manera en que pensábamos.
Pero la que se lleva el aplauso en inventiva es la escena del oftalmólogo y el láser. Sin embargo, no todas las muertes son tan interesantes, hay algunas que ocurren de manera abrupta y forzada como la de la llave de tuercas. Y otras más que abusan del 3D con el obligado salto de objetos hacia la pantalla.
“Destino final” es una franquicia de situaciones, por ello no entiendo la aparición de ese personaje de carácter sobrenatural que incluso se atreve a explicar la trama a los personajes. No era necesario. Si pensaban manejarlo como una representación de la muerte –lo cual pudo ser una buena idea- debió quedarse como un personaje callado y distante, identificable únicamente para el espectador que pone atención. Hubiese funcionado mejor como un elemento espiritual que está allí, rondando por cada escena.
Hay un acierto de los escritores que debo resaltar: haber colocado detalles que intentan advertir a los personajes sobre posibles accidentes. Por ejemplo, en una escena un portarretrato se cae, el personaje –una chica- lo levanta y observa que el cristal está cuarteado. La grieta parece señalar el ojo derecho de la persona que aparece en la fotografía. Esta es una señal del más allá que intenta advertir a la chica de la foto sobre el accidente que tendrá en su visita al oftalmólogo, donde le harán una operación láser precisamente en el ojo derecho. Este tipo de situaciones insignificantes en ocasiones despiertan nuestro instinto, generan corazonadas y eso está muy bien planteado en la película. Por eso, a veces, hay que hacerle caso a la intuición.
Lo mejor: un conjunto de muertes ingeniosas –unas más que otras- y una formidable secuencia en el puente que hacen de “Destino final 5” la mejor entrega de la saga.
Lo peor: que es un cine de fórmula y no ofrece más que un mero divertimento.