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En la pasarela del último desfile de Dolce & Gabbana en la Semana de la Moda de Milán, Scarlett Johansson, vestida con un ajustadísimo diseño de encaje semitransparente de color rosa empolvado, se divierte imitando a Marilyn Monroe bajo los focos y ante la atenta mirada del público.
Sentada en una butaca estilo Luis XV, en un salón privado del showroom de la firma italiana, la actriz juega con sus zapatos mientras se acomoda uno de los mechones de su rubia melena y nos habla de su última campaña. Ella es la imagen de la edición especial de la fragancia Rose The One.
Convertida en una de las mujeres más deseadas de la gran pantalla desde que protagonizó la cinta Lost in translation (2003), su despampanante imagen es el mejor reclamo para atraer miradas… y firmar contratos millonarios.
Con el tiempo, declara Scarlett, aceptas que por cada club de admiradores que cree que tú eres increíble, siempre habrá otros tantos que pensarán que eres lo peor. No hay nada que puedas hacer para evitarlo.
—¿Qué significa para usted ser la musa de la última campaña de Dolce & Gabbana?
—Llevo sus diseños desde que tenía 15 años. Siempre he admirado su estética; aplaudo la voluptuosidad de sus líneas. Sus colecciones celebran las curvas. Son un tributo a una mujer real, fuerte e independiente. Como la que hemos visto hoy en su desfile de la Semana de la Moda de Milán. Piensa, por ejemplo, en la manera de caminar de las modelos sobre la pasarela. Para mí, esa silueta curvilínea es la más natural… y la que más favorece. Además, me atrae esa idea de glamour que remite a la edad dorada
—¿Su ‘look’ favorito?
—Diseños de encaje, bordados con cristales de colores. Con todos los brillos…
—¿Qué cree que vieron en usted Domenico Dolce y Stefano Gabbana?
—Imagino que les sedujo mi cuerpo… y mi personalidad. Siempre he reivindicado mi sensualidad. Soy una chica con curvas. Y jamás he intentado cambiar para amoldarme a un canon estético más moderno. Y eso es algo que Stefano y Domenico saben apreciar. Porque les gustan las mujeres fuertes y voluptuosas, como Monica Bellucci.
—¿Recuerda el día en que se conocieron?
—Creo que tenía 17 ó 18 años. Fue durante una cena que organizó la revista —Interview. Yo llevaba un collar que una amiga me había hecho con las cuentas de un rosario y ellos se quedaron fascinados. Hoy todavía se lo recuerdo.
Scarlett posa con el fotógrafo Álvaro Beamud Cortés.
—La crítica especializada la describe como 'una auténtica diosa de la belleza clásica del celuloide'. En una sociedad obsesionada con la imagen, ¿supone una presión extra ser una ‘sex-symbol’?
—En la industria, sin duda. En Hollywood, todo el mundo cuida su imagen hasta el último detalle. Pero en mi vida privada, no. Defiendo un estilo de vida saludable. No me gustan los extremos. Cuando acudo a una presentación, a una gala o a un estreno, sé que me van a fotografiar sobre la alfombra roja. Digamos que no me pilla por sorpresa. Pero me horroriza que intenten captar instantáneas de mi vida personal. En cualquier caso, ser una sex-symbol no representa ningún tipo de presión adicional para mí. Me considero una mujer independiente. Y cuando tengo que ir a un evento, sencillamente elijo los vestidos con los que me siento más cómoda y glamurosa. Siempre habrá alguien que me critique por el look que haya escogido. Pero no puedes permitir que este tipo de comentarios te afecten. Igual que no puedes dejar de salir a la calle por mucho que la gente te reconozca e intente pararte cuando pasas por su lado.
—En esta ocasión ha posado ante el objetivo de Jean-Baptiste Mondino. Pero si tuviera que elegir entre todas las campañas de publicidad y las películas en las que la hemos visto, ¿en cuál se ve usted más ‘sexy’?
—Quizá en las secuencias de la cinta La dalia negra (2006). La película estaba ambientada en los años 40. No puedo imaginar una década más glamurosa. La ropa era increíble. Me caracterizaron con melena rubia platino [como Marilyn Monroe], barra de labios rouge, cejas muy definidas… Me enamoré de ese look durante el rodaje: el maquillaje, el peinado –ligeramente ondulado–, el vestuario…
—¿Es el perfume otra de sus armas de seducción?
—La rosa me vuelve loca. Lo reconozco: siempre me han fascinado las fragancias con notas florales. Rosa, lavanda… Son perfectas para el día. El aroma de The One es más maduro, más lujoso. Para una cita a medianoche?
—¿En qué proyecto está trabajando actualmente?
Acabo de terminar el rodaje de Los vengadores, que es la última producción de Marvel [con fecha de estreno prevista para 2012]. Y dentro de dos semanas empezaré a rodar en Escocia un thriller de ciencia ficción con Jonathan Glazer que se titula Under the Skin (Bajo la piel). Resulta un tanto difícil explicar la historia. De hecho, cuando cuentas el guión, puede parecer absurdo. La trama se centra en un alienígena que adopta la apariencia exterior de una mujer y que atrapa presas humanas para alimentar a su especie. Hasta que, llegado a un determinado punto de la cinta, el alienígena experimenta un comportamiento empático que hace que se replantee su opinión sobre los seres humanos.
—Y usted interpreta a…
—El alienígena.
—Un personaje que poco (o nada) tiene que ver con los que interpreta habitualmente. Esta vez no la veremos entre dos hombres…
—Sin duda. Es un papel totalmente distinto. En esta ocasión, voy a estar sola en las Highlands escocesas. Y para mí resulta interesante experimentar este tipo de 'despertar' cinematográfico.
—Entre un rodaje y otro cada vez le resulta más complicado pasar largas temporadas en Nueva York. ¿Qué lleva consigo en la maleta para sentirse como en casa?
—Normalmente me llevo a mi perro, pero esta vez es imposible. Así que me conformo con algunas fotos de mi familia, mis sábanas, joyeros, velas… Pequeños detalles que hacen que el nuevo apartamento sea un poco mío.
—¿Qué hace para desconectar cuando tiene tiempo libre?
—Me encanta cocinar.
—Woody Allen asegura que usted es una auténtica ama de casa italiana y que la ‘lasagna’ que prepara es deliciosa.
—Sí, sé preparar lasagna. Reconozco que me sale riquísima. También me gusta hacer tartas y pasteles.
—En 2008, mostró su apoyo a la candidatura de Barack Obama. ¿Se comprometerá usted también en la campaña de reelección de 2012?
—Todavía no ha habido referendo. Creo que es demasiado pronto para ni siquiera empezar a trabajar en la campaña. Pero sí, sin duda apoyaré su candidatura. Creo que es mi responsabilidad, no como actriz, pero sí como ciudadana de Estados Unidos que tiene derecho a votar. Tan sólo quiero motivar a los jóvenes para que ejerzan su derecho. Jamás le he dicho a nadie a quién debe elegir. Pero creo firmemente que, si los jóvenes acudimos a las urnas, Obama será reelegido presidente.
—¿Cree que los jóvenes de hoy necesitan mayor motivación para votar que las generaciones anteriores?
—Los jóvenes deberían reivindicar siempre su derecho a votar, desde el momento en que cumplen 18 años. Es un derecho por el que han luchado y han muerto nuestros antepasados. Y el mero hecho de menospreciarlo me parece una irresponsabilidad y una falta de respeto. Es absurdo no participar en la sociedad y en la vida política a través de las urnas. Sin duda, es una cuestión de ignorancia.