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Este lunes, la población mundial cruzará el umbral de los 7 mil millones, según el Fondo de Población de la ONU (UNFPA, por sus siglas en inglés). De acuerdo con los artículos publicados en los últimos días por muchos medios de comunicación, este acontecimiento es motivo de grave preocupación y resalta la necesidad de aumentar los servicios de planificación familiar para poner un freno al crecimiento demográfico.
No obstante, otros responden que este alarmismo respecto del control poblacional carece de fundamento. Haciendo referencia a los niveles de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo que prevalecen en un número cada vez mayor de países, insisten en que el problema demográfico que se avecina no es la superpoblación. En su lugar, si continúan las tendencias actuales, la comunidad mundial adolecerá de sociedades asoladas por poblaciones en rápida reducción y de la presencia de excesivamente pocos jóvenes.
En una editorial publicada por el Financial Times, el Director Ejecutivo del UNFPA, Babatunde Osotimehin, advirtió que las partes del mundo que dan cuenta de menos de un quinto de la producción económica verán el 73 por ciento del incremento poblacional previsto para 2050. Osotimehin es partidario del aumento de esfuerzos gubernamentales basados en los derechos para hacer frente al crecimiento poblacional en los países en desarrollo. Escribe: Esto debe incluir, por supuesto, el derecho a decidir libremente el número y espaciamiento de los propios hijos. Esta es la mejor salida para todos, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados.
Otros medios destacados, entre ellos el New York Times, el Washinton Post y el periódico británico The Guardian, también publicaron artículos alarmistas vinculados al hito de los 7 mil millones delUNFPA. En su artículo para el New York Times, Joel Cohen, Director del Laboratorio de Poblaciones de las universidades de Columbia y Rockefeller, admite que el índice de crecimiento de la población mundial ya descendió drásticamente, que hay pocas pruebas que respalden las nefastas predicciones de que el mundo enfrenta una hambruna inminente o el colapso económico gracias a la superpoblación y que el mundo está a punto de experimentar una próxima revolución de envejecimiento, como consecuencia de las actuales tendencias demográficas.
No obstante, Cohen postula que la combinación de demasiados grupos familiares con el exceso de consumo amenaza el bienestar económico y ecológico del planeta a más largo plazo y defiende el aumento del uso de preservativos como uno de los remedios para este supuesto problema. Observa Cohen: Para algunos en occidente, el mayor desafío (por ser el menos visible) es liberarse, al fin, de la visión de que números extensos y cada vez mayores de personas representan poder y prosperidad.
Mientras que la perspectiva del control demográfico predominó en muchos informes de los medios, algunas publicaciones brindaron visiones opuestas. Reuters, por ejemplo, advirtió que el próximo problema demográfico es el de la subpoblación, no el de la superpoblación. Al escribir para la revista Foreign Policy, Phillip Longman, autor de The Empty Cradle: Why Falling Birthrates Threaten World Prosperity and What to Do About It (La cuna vacía: porque los índices de natalidad decrecientes amenazan la prosperidad mundial y qué hacer al respecto), se sirvió de los propios datos demográficos de la ONU para argumentar a favor de que un tsunami de canas arrasará el planeta.
Podría establecerse una serie de políticas para ayudar a las sociedades, a ajustarse, al menos parcialmente, a la marea de cambios en la demografía mundial, observa Longman. Pero no cuenten con eso. Realizar semejantes cambios globales requeriría una amplia comprensión de la gran paradoja del siglo: puede que el planeta esté lleno hasta los topes, pero la mayor parte de esta población nueva está constituida por personas que ya han nacido. Entonces, prepárense para un planeta que está mucho más atestado de gente vieja.