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Los amigos de Gamboa, llenos de felicidad por el éxito obtenido en el concurso El Naco del 2011, expidieron convocatoria para que en esta edición se elija a la Naca del 2011; ella representará a Yucatán en el certamen nacional a celebrarse en el Estado de México.
El exclusivo Country Club, vistiendo sus mejores galas, fue la sede escogida por los gamboistas.
Se le hizo una atenta invitación a Luis de Alba para que presidiera el jurado, pero declinó: le expresó al Dzoch —vía telefónica— que no asistiría a esta bella tierra porque "Ivonne lo menospreció al no invitarlo a su último Informe Ciudadano"; De Alba recalcó que él tiene 30 años en la farándula y, a pesar de su currículo, la gobernadora invitó a Galilea Montijo, Jacqueline Bracamontes, Mónica Garza, Roxana Castellanos y Juanga, entre otros. Aseveró don Luis de Alba que ellos viajaron a Mérida en Business Class y fueron hospedados en la bella Hacienda Xcanatún; desde luego, con cargo al erario publico.
Los amigos de Gamboa, las participantes y el jurado se llevaron tremendo susto al encontrar el Country con gran plantón encabezado por el Naxoncito Zapata, Julián Colonia, Manuel Ávila Noh, el regordete Sarabia, el gordo Rivas —el de la radio— Luis Hevia y muchos más. La protesta-plantón fue por no haberlos incluido en el anterior certamen. Entre gritos, abucheos y nada agradables señas con los dedos y las manos, el siempre atento Dzoch se ofreció como mediador, ofreciéndoles a los manifestantes que en el próximo concurso ellos serían prioritarios. Llamó desagradablemente la atención de los asistentes Luis Aldana, quien llegó vistiendo una guayabera con múltiples manchas impregnadas de botanas, además de un intenso e insoportable aliento etílico.
El oso del día lo llevaron a efecto Ana Rosa y Silvia, pues al llenar el formato de inscripción —después de inscribir su nombre, estado civil y domicilio— llegaron al renglón de su ocupación habitual, y se dieron cuenta que alguien había asentando por ambas y sin su autorización la expresión "pordioseras de la política". Esto no fue del agrado del jurado. Procedieron a su descalificación inmediata, sin derecho a concursar. Ambas se conformaron con observar el concurso semiocultas —detrás de un árbol de Chacá— en el campo de golf.
Con arrítmicos movimientos de cadera caminaron alegremente por la pasarela Georgina Rosado, Abigail Uc, Genny Parrao, Doris Candila, Elizabeth Vargas, Claudia Medina, Leticia Mendoza, su sobrina Elizeth Góngora, Flor Díaz y otras más.
Es imperativo señalar que hicieron acto de presencia, como invitadas de honor, Ivonne Ortega y Gabriela López.
Las concursantes tenían que señalar aptitudes, conocimientos, buen vestir y expresión. El concurso fue interrumpido por algunos minutos por la presencia de un empresario local vistiendo una camisa difícil de describir: en la parte de adelante, entrecruzados los nombres de Ivonne, Angélica, Rolando y Sergio Cuevas; en sus mangas, en la izquierda impresa la foto del "Peje" y la derecha la de Ebrad; por la espalda se leían los nombres entrelazados de Beatriz, Ana Rosa, Xavier, y César Bojórquez. Levantando la mano expresó el multifacético empresario, con voz sonora: "Quiero ser parte del jurado". Al unísono los presentes gritaron: "¡DO-DE-CA-E-DRO, DO-DE-CA-E-DRO, DO-DE-CA-E-DRO!" Se trataba de una educada concurrencia haciendo alusión a la figura geométrica que tiene doce caras. Casi se forma un motín: los presentes lo corrieron a zapatazos.
Las aspirantes continuaron recreando sus gracias: Georgina y Doris enseñaron a la concurrencia cómo maltratan a las mujeres que acuden a sus oficinas; Gabriela López pretenció presumir sus proyectos fantásticos y multimillonarios. Cuando todo parecía estar en calma —al tocarle turno a Flor Díaz— Panchito Rivas, micrófono en mano, sacó un papel de una urna diciéndole a la concursante: "Di en voz alta y de corrido la tabla del siete". Al llegar al 7 x 3 comenzó a convulsionar, cayendo sobre la pasarela. Con ambas manos se agarraba los oídos y las sienes, moviendo la cabeza alrededor de su cuerpo como Ellen Burstyn en la película "El Exorcista". Los gritos no se hicieron esperar. Manuel Ávila Noh, a pulmón partido exclamó: "¡Llamen a un exorcista!". el Naxoncito secundó: "Sí, llámenlo, pero que no sea el Padre García".
En el momento de más impaciencia del público —2000 personas — el Dzoch, feliz y a pulmón batiente, expresó: "Tanto el jurado como las participantes hemos llegado a un veredicto unánime; la vencedora incuestionablemente es nuestra gobernadora, Ivonne Ortega. En segundo lugar, Gabriela López." Los chiflidos, aplausos y porras se mezclaron. En tres segundos, Bonnie y Gabriela López estaban en el estrado. Bonnie, llorando de alegría, mientras que Gabriela López pedía su premio en efectivo. Fue de llamar la atención el siempre atento Dzoch porque con sus dos manos apretujaba el bolsillo derecho de su pantalón.
La confusión no cesaba y aumentó al irrumpir al exclusivo Country cientos de acarreados que, a escondidos, en camiones urbanos, esperaron en la Universidad del Mayab el veredicto. Como hordas, llegaron hasta el templete —echándole porras a Bonnie. Ella, con brincos de alegría, lloraba. Las dos ganadoras vestían ropa de "Mi Stylo es Yucatán" color rosa mexicano con azul intenso, combinación que golpeaba sin misericordia las retinas de los asistentes. "Es del diseñador Versanchez", dijo William Sosa. "Creo que intentas decir Versace", replicó la gerente del Country. "No", replicó Sosa, "es creación de Vitocho, él los diseñó". (Vitocho se llama Víctor Sánchez). Los acarreados, en su intento por abrazar a Bonnie, arrasaron con todo: sillas, mesas, bocadillos, cubiertos, bebidas, los jardines del Luxury Living. En cuestión de segundos se convirtieron en un lodazal. A manera de relajo las concursantes de tan simpático evento se empujaban unas a otras hacia la pulcra y limpia alberca que en unos minutos ya era una réplica de una de las granjas porcícolas propiedad de Bonnie en el municipio de Dzemul.
Los diplomas al primero y al segundo lugar fueron entregados a nombre del jurado por el gordo Erick; los diplomas decían a la letra: "A Nacasia y Nacaranda, con el afecto entrañable de los amigos de Gamboa".
A más de cien metros el Dzoch, triste y acongojado, solicitaba la cuantificación de los daños del Country Club. Los amigos de Gamboa le dejaron la cuenta. El Dzoch, ya pasado el tiempo, aún no ha cubierto los daños.