628 palabras
LA HABANA, 14 de julio.- Sin algarabía oficial alguna, la pequeña motonave 'Ana Cecilia' entró finalmente ayer al puerto de La Habana con carga humanitaria y con el controvertido propósito de inaugurar, por primera vez en medio siglo, un servicio regular desde Miami, la llamada “capital del exilio cubano”.
Pintada de azul, blanco y rojo, los colores de la bandera cubana, la nave de 330 pies de eslora atracó sobre las siete de la mañana, hora local, y se dirigió a uno de los espigones de carga del puerto, sin acceso a la prensa.
El barco ‘Ana Cecilia’ ingresó poco después del amanecer a la Bahía de La Habana para descargar en un muelle su cargamento de ayuda humanitaria y encomiendas enviadas por cubanos emigrados a familiares. (Publicado originalmente por ElComercio.com)
La compañía gestora del viaje, la International Port Corp. (IPC), anunció el miércoles pasado su propósito de inaugurar un servicio semanal de transporte de carga entre Miami y La Habana, aunque desde entonces ni el gobierno cubano, ni la prensa de la isla han reportado el acontecimiento, que tiene lugar por primera vez desde 1960.
El buque tenía previsto atracar el jueves, pero por razones de papeleo aduanal no pudo acceder al puerto hasta ayer.
Según la IPC, el viaje cuenta “con autorización” del gobierno estadounidense y la empresa no será multada por las leyes del bloqueo a la isla caribeña.
“Es una de las mejores cosas que han pasado, hay que empezar a crear puentes (entre Miami y La Habana), las cosas más grandes que llevamos a bordo (además de alimentos) es un colchón y una silla de ruedas eléctricas”, declaró desde Florida el portavoz de la empresa. El regreso del 'Ana Cecilia' estaba previsto para ayer mismo.
No obstante el viaje, la indiferencia de las autoridades cubanas y las fuertes críticas del sector duro del exilio y de congresistas republicanos en el congreso de Washington, auguran una vida limitada a este negocio, suspendido por la sostenida confrontación entre Estados Unidos y Cuba.
En este contexto, el presidente de EE. UU., Barack Obama, prorrogó ayer por seis meses la suspensión de una cláusula de la Ley Helms-Burton que permite entablar demandas contra las empresas extranjeras que negocien con propiedades confiscadas a estadounidenses por el gobierno de Cuba.
En una carta a los presidentes de los comités de Asignaciones y de Relaciones Exteriores en ambas cámaras del Congreso, Obama indica que la prórroga de seis meses se aplicará desde el próximo primero de agosto.
Según Obama, la prórroga de la suspensión es “necesaria para los intereses nacionales de Estados Unidos y acelerará la transición a la democracia en Cuba”.
La disposición está incluida en el Capítulo III de la Ley Helms-Burton de 1996, que refuerza el embargo unilateral impuesto por EE. UU. a Cuba desde hace más de cuatro décadas, como medida de presión para alentar un cambio democrático en la isla.
La ley Helms-Burton castiga a las empresas extranjeras que hacen negocios en Cuba; permite entablar demandas contra compañías o personas que usen bienes expropiados por Cuba a ciudadanos o empresas estadunidenses, y niega el ingreso a EE. UU. de directivos de esas empresas. (EFE)