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SIRIA, 29 de julio.- «Los bombardeos son tan potentes y continuos que no se puede distinguir unos de otros», relató a LA RAZÓN un residente de Salaheddin, uno de los barrios más castigados por la ofensiva de las fuerzas sirias contra Alepo. «El Ejército está empleando artillería pesada contra civiles», denunció la fuente, antes de agregar que el régimen «ha bombardeado por tierra y aire». Enormes columnas de humo y fuego en edificios se pudieron ver en las imágenes mostradas por el canal Al Yazira. Muchos vecinos de este barrio periférico, bajo control de los rebeldes, se han visto obligados a abandonar sus hogares a consecuencia del fuego de artillería.
El ptresidente Bashar al-Assad y su hermano Maher, qien comanda la IV División del Ejército sirio.
Miles de civiles se han refugiado en mezquitas y escuelas, mientras que otras familias han huido en coche. La crisis humanitaria empieza a agravarse a medida que crecen los combates y los productos básicos y alimentos comienzan a escasear en Alepo. «La violencia aumenta a medida que más fuerzas militares llegan desde Hama e Idlib para apoyar a las tropas de Asad ya desplegadas en el oeste de Alepo», denunció a Al Yazira un activista.
Toma de un vídeo de la lucha en Alepo. (dpa / Ugarit News)
La locura de la guerra podría llevar a la destrucción de esta ciudad milenaria, Patrimonio de la Humanidad. En el centro financiero y comercial del país, las fuerzas gubernamentales y los rebeldes se están jugando el destino de la guerra. Las tropas de tierra y los tanques entraron ayer por el sureste de la ciudad para sitiar los barrios periféricos e impedir a los rebeldes avanzar sus posiciones hacia el centro de Alepo. Pero los combatientes del Ejército Libre de Siria (ELS) que han ganado experiencia en combates han llevado a cabo emboscadas para detener a los blindados y han destruido cerca de una decena de tanques e incluso abatido un helicóptero con lanzacohetes. Los rebeldes confían ciegamente en su victoria.
El capitán Amar el Wawi, «número dos» del ELS en Turquía, se ha unido a la batalla en Alepo, como otros altos mandos de rebeldes. Y es que el control de la segunda ciudad de Siria es el control de la mitad del país. Los rebeldes se juegan el todo o nada en Alepo, y por ello los militares desertores más experimentados están ahora en el frente de batalla.
«[Alepo] es las venas de la economía del país. Su caída implica la caída de la mitad del régimen», declaró Al Wawi, antes de detallar que el ELS ha cambiado su estrategia «de la defensa al ataque». Aunque lo más probable es que las tropas del régimen logren recuperar la ciudad, pues son superiores en número y poseen armamento pesado, han perdido el apoyo de las zonas rurales. El ELS ha conseguido quebrantar la lealtad al régimen.
Por su parte, el presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal grupo opositor en el exilio, Abdelbasset Sida, reclamó ayer una intervención internacional urgente para evitar que se produzca una matanza en Alepo. «Nuestros amigos y aliados tendrán la responsabilidad por lo que está ocurriendo en Alepo si no se mueven pronto», afirmó Sida durante su visita a Emiratos Arabes Unidos.
Que la caída del dictador sirio, Bashar al-Assad, está cada vez más cerca es un hecho que se pone de manifiesto día a día. Ayer mismo se dio un paso significativo que refleja que Damasco ya no cuenta con la fidelidad de sus aliados. El jefe de la Armada rusa, el vicealmirante Viktor Chirkov, aseguró que retirarán a los oficiales destinados en la base naval de Tartús, en la costa mediterránea de Siria, si ésta llegaba a ser atacada. «Si tenemos que evacuar al personal actualmente desplegado allí, seguro que lo haremos», advirtió Chirkov en una entrevista.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha ido desde hace meses endureciendo sus críticas sobre el régimen sirio, pero solo ha arremetido, nombrándole, contra uno de sus dirigentes: Maher el Asad, de 44 años, hermano pequeño del presidente Bachar el Asad.
“No se comporta como un ser humano”, afirmó Erdogan refiriéndose a su protagonismo en la represión de la rebelión que empezó en Siria hace cerca de 17 meses.
Si hay un personaje odiado en Siria por sus enemigos y temido por los leales al régimen ese es Maher el Asad, que manda la IV División del Ejército sirio, la mejor equipada. Con ella reconquistó Damasco en cuyos barrios del sur se infiltraron los rebeldes el 15 de julio.
Maher estudió empresariales en Damasco, pero después optó por una carrera militar como su hermano mayor Basel elegido por el padre, Hafez el Asad, para sucederle. Se mató en un accidente de coche en 1994 y por eso el heredero de la presidencia fue Bachar. El progenitor consideró, al parecer, que los modales de Maher eran demasiado brutales para que fuera jefe del Estado.
El pequeño de los Asad hizo una carrera fulgurante en el Ejército y en el partido hegemónico Baaz. Joshua Landis, investigador sobre Siria de la Universidad de Oklahoma, describe a Bachar como la “cara bonita” del régimen mientras Maher sería más bien el “poli malo”.
Desde que empezó la guerra civil esta mala reputación se acrecentó porque se sospecha que, de hecho, Maher es ahora la máxima autoridad castrense siria aunque su graduación sea la de general de brigada. Es por tanto el segundo hombre más poderoso del régimen sirio.
Su influencia se ha acrecentado desde que, el miércoles 18 de julio, murieron entre otros en un atentado en Damasco el ministro de Defensa, el general Daoud Rajha, y el general Assef Chawkat, cuñado de Maher.
Chawkat fue apartado del poder en 1999 tras una disputa con Maher que le disparó en el estómago porque discrepaban sobre el papel del entonces vicepresidente, Rifaat el Asad. El cuñado fue entonces trasladado a Francia para ser operado. Al poco tiempo de estallar la rebelión Bachar le recuperó para que le ayudase a aplastarla.
Otra disputa familiar enfrentó a Maher con su primo, Rami Majluf, el hombre de negocios de la familia, que en 2005 trasladó a Dubai parte de sus actividades para librarse del acoso de Maher.