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Viernes 27 de julio.- La relación de Iker Casillas y Andrés Iniesta, brillantes campeones de la Eurocopa con la Selección española, es prácticamente inexistente fuera de los terrenos de juego. O eso parece. Al menos cuando los dos jugadores disfrutan de sus vacaciones con sus respectivas parejas, Sara Carbonero y Anna Ortiz, con quien el jugador del FC Barcelona contrajo matrimonio el pasado siete de julio, en Tarragona. Un enlace al que, en principio, tenían previsto acudir Casillas y la periodista deportiva, algo que finalmente no hicieron por coincidir con la boda de uno de los íntimos amigos del guardameta del Real Madrid.
Casillas e Iniesta en una rueda de prensa.
Días después, Iniesta y Casillas, según ha podido confirmar Vanitatis, coincidían en un avión rumbo a Miami. Para ser más exactos, en el vuelo IB 6123, que salía del aeropuerto de Barajas el pasado diez de julio, a las doce de la mañana, y llegaba a la ciudad estadounidense a las tres y media de la tarde hora local. En total, ocho horas de vuelo, casi nueve, que valieron para constatar que ni la relación de los dos jugadores, ni la de sus respectivas parejas, es tan cordial y cercana como pudiera parecer, según el testimonio de algunos testigos de dicho encuentro.
Como ya se ha publicado en los medios de comunicación, Casillas y Sara Carbonero pasaron unos días de vacaciones en Miami, alojándose en la mansión que el cantante Alejandro Sanz y su mujer, Raquel Perera, tienen en Florida. Iniesta y Anna Ortiz, que son padres de una niña, Valeria, de un año, viajaron para disfrutar de su luna de miel en solitario. Un trayecto que por caprichos del destino realizaron en el mismo avión, donde, después de las intensas emociones vividas en Polonia y Ucrania, tan sólo se produjo un simple saludo protocolario entre ambos jugadores y sus acompañantes, que cumplieron sin ni siquiera darse dos besos.
Tras ocupar sus respectivos asientos (Casillas y Sara, en la tercera fila de primera clase e Iniesta y Anna, en la quinta), no cruzaron palabra alguna entre ellos durante el vuelo, ni siquiera cuando se topaban para ir al baño, ya que el madridista y la periodista se dedicaron parte del viaje a dormir y la otra a dedicarse arrumacos, por lo que se deduce que gustan de compartir su mundo solos, mientras que el barcelonista y su pareja se mostraban más cercanos con el resto de turistas, con quienes se fotografiaba el barcelonista cuando se lo pedían.
Ya en territorio americano, la separación fue igual de fría, ya que ni siquiera hubo unas palabras despedida y se colocaron en distintas filas para cruzar la aduana, donde Anna Ortiz lo primero que hizo fue llamar a España para interesarse por la situación en que se encontraba su pequeña Valeria. (vanitatis.com)