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NEWCASTLE, 29 de julio.- Fuera de forma, la pomposa España quedó sorprendentemente eliminada de los Juegos, después de perder ante Japón y de nuevo contra Honduras, cuando se suponía que disputaría la final contra Brasil en Wembley. No volverá a pisar Londres, tras participar en la inauguración, y solo acudirá el miércoles a Old Trafford para jugar un tercer partido de penitencia contra Marruecos. A pesar de contar con un plantel exquisito, no ha metido ni un gol, cosa que también apunta a Milla. Nadie ni nada ha funcionado en Londres.
Los españoles, incrédulos. (Reuters)
España perdió el partido, la identidad, el estilo y también las formas en Newcastle, desquiciada finalmente por un árbitro incompetente, víctima de la fatalidad, condenada en cualquier caso por su propia parsimonia, solo competitiva durante el último cuarto de hora en St James’ Park. No llegó a tiempo de corregirse y a cambio firmó un final esperpéntico por la trifulca organizada por los hondureños, que se batieron como si disputaran el partido de su vida. Y se salió con la suya Honduras.
Ni vestida de rojo le ha encontrado España el punto al torneo. Ha estado siempre fuera de onda y la mayoría de sus célebres jugadores han sido anónimos. A la mayoría les pesan las piernas y la cabeza, circunstancia que invita a repasar la convocatoria. Hay equipos que van a ganar los Juegos. No ha sido el caso de España, muy contemplativa, solo enrabietada cuando se sintió agraviada por la eliminación.
Rodrigo remata de cabeza al larguero. / NIGEL RODDIS (REUTERS)
A la selección española, diseminada en la divisoria, le han sobrado las áreas, independientemente del estadio en que ha jugado, ya sea en Glasgow o en St James’ Park. La contraria le ha pillado a menudo muy lejos y no se asentó en la propia, como quedó constado nada más empezar el partido, cuando Bengston cabeceó a la red un centro desde la izquierda de Espinoza. Al igual que Japón, a Honduras le bastó con una llegada para cantar gol y poner fuera de juego al equipo de Milla.
El peor de los escenarios para una selección disminuida físicamente y estresada futbolísticamente como la de España. Aunque se agarró mejor al campo y le dio más ritmo al balón e intensidad al partido, le faltó velocidad y lucidez para desequilibrar a Honduras, un adversario más canchero que Japón. No había manera de alcanzar la última línea, de poner un último pase al espacio, de armar un remate en condiciones de convertirse en una ocasión. Apenas había sensación de peligro ante Mendoza.
No llegaban los laterales ni tampoco aparecían Adrián e Isco. No bastaba con las irrupciones de Muniain ni con los tiros de media distancia de Mata para dar con la portería de Honduras. Javi Martínez también quedaba demasiado lejos del juego y los centrales sufrían con las subidas por banda y las jugadas de estrategia preparadas por los muchachos de Luis Suárez. No ha dado Milla con el sustituto de Thiago y no ha mezclado bien en el doble pivote Koke con el capitán Javi Martínez.
A falta de individualidades, mucho menos funcionaban los asuntos colectivos: pocos centros, menos desbordes, apenas desmarques. El partido tenía muy mala pinta al descanso para España y en cambio se presentaba goloso para Honduras. La salida de Ander Herrera avivó el juego, se perdió la pausa y se sucedieron las idas y venidas en las dos porterías. La madera salvó a los dos porteros del gol después de los remates de Espinoza, el futbolista más punzante de Honduras, y de Adrián.
Los españoles ganaron inicialmente verticalidad a cambio de conceder espacio para el contragolpe hasta que se desfondaron los hondureños. Los chicos de Milla tomaron decididamente el cuero y en un último arrebato organizaron un ataque y gol frente a Mendoza. Hubo un rosario de ocasiones, dos tiros a la madera (Muniain y Rodrigo), y un penalti claro sobre Rodrigo. Aunque hay materia, no es de recibo apuntar al árbitro por tres jugadas después de desperdiciar partido y medio.
España llegó siempre tarde y mal a los Juegos, fue siempre a remolque y no tuvo remedio, falta de juego y de futbolistas, de liderazgo en la cancha y de corrección en el banquillo, superados todos por la complacencia y la adversidad. No es un equipo para el remonte sino para llevar la iniciativa, y en los Juegos ha sido un espectador. Fuera de forma, fuera de quicio, fuera de los Juegos. (EL PAÍS)
0 - España: De Gea; Montoya, Botía, Domínguez, Jordi Alba; Javi Martínez (Tello, min.83), Koke (Herrera, min.46), Isco (Rodrigo, min.67); Mata, Adrián y Muniain.
1 - Honduras: José Mendoza; Arnold Peralta, José Velasquez, Johnny Leveron, Maynor Figueroa; Andy Najar (Alfredo Mejía, min.57), Luis Garrido, Roger Espinoza (Orlín Peralta, min.72), Wilmer Crisanto; Mario Martínez y Jerry Bengtson (Antony Lozano, min.81).
Goles: 0-1, min.7: Bengtson.
Árbitro: Juan Soto (VEN). Mostró tarjeta amarilla a Javi Martínez, Montoya, el portero reserva Mariño, Tello, Muniain, Mata y Botía de España, y a Espinoza, Arnold Peralta, Mendoza, Garrido, Leverón y Mejía, de Honduras.
Campo: Más de media entrada en el St James' Park, de Newcastle. Segundo partido de la segunda jornada del Grupo D. (EL PAÍS / ABC)