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JERUSALÉN, 29 de julio.- El candidato republicano a la presidencia de EE. UU., Mitt Romney, declaró hoy que Jerusalén es la capital de Israel, en un discurso destinado a satisfacer a una audiencia judía y en el que reiteró la necesidad de hacer todo lo posible para frenar las aspiraciones nucleares de Irán.
Tras una maratónica jornada cargada de encuentros con dirigentes israelíes, Romney inició su alocución aseverando: "Es una experiencia emocionante estar en Jerusalén", que calificó de "capital de Israel".
Romney en el Muro de las Lamentaciones.
El estatus de Jerusalén es uno de los asuntos más espinosos del conflicto entre palestinos e israelíes, pues Israel ocupó la parte oriental de la ciudad en 1967 y desde 1980 se anexionó ese territorio y considera la totalidad de la urbe su capital "eterna e indivisible".
La comunidad internacional no reconoce a Jerusalén como capital de Israel y todos los países mantienen sus embajadas en Tel Aviv.
Con las murallas de la ciudadela antigua de fondo, Romney prosiguió su discurso alabando las relaciones entre los dos países: "Servimos la misma causa y tenemos los mismos enemigos. La seguridad de Israel es un interés de seguridad nacional de EE. UU.".
Sobre Irán, el asunto central en sus entrevistas con los dirigentes israelíes, agregó: "No os llevéis a engaño, los ayatolás en Irán están poniendo a prueba nuestras defensas morales. Quieren saber quién se opondrá y quién mirará para otro lado" .
"Nosotros no miraremos para otro lado ni nuestro país dará la espalda a nuestra pasión y compromiso con Israel", abundó.
Y a pesar de haber prometido no criticar a su contrincante en las elecciones de noviembre, Barack Obama, el ex gobernador de Massachusetts aseguró que la distancia diplomática que muestra el presidente norteamericano daña a Israel.
"El distanciamiento diplomático, que es público y crítico, envalentona a los adversarios de Israel", declaró el aspirante a la Casa Blanca.
Romney coincidió con sus interlocutores israelíes en los temores de que Irán alcance la capacidad nuclear.
"Sentimos que es inaceptable que Irán se convierta en un Irán con armas nucleares, la amenaza que representará para Israel, para la región y al mundo es incomparable e inaceptable", declaró al inicio de una reunión de trabajo con el presidente israelí, Simón Peres.
Teherán afirma que su programa nuclear tienen fines exclusivamente pacíficos, aunque Israel considera el asunto una de las mayores amenazas existenciales.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, defendió ante Romney la necesidad de una "amenaza militar fuerte y creíble" que obligue a Irán a detener su programa nuclear.
El líder republicano dijo tomar con "gran seriedad" las opiniones sobre el tema de Netanyahu y que ambos países "están unidos uno al otro en sus compromisos", agregó.
El candidato republicano viajó a Israel procedente del Reino Unido para recabar el apoyo judío y evangélico, en una visita que concluye con una cena recaudatoria para su campaña el lunes.
Durante la jornada Romney se vio con Shaul Mofaz, líder del principal partido de oposición israelí, el Kadima, de centro-derecha, y con el primer ministro palestino, Salam Fayad.
En el último momento anuló un encuentro previsto con la líder laborista, Shelly Yajimovich, y en su lugar visitó el Muro de las Lamentaciones, lo que despertó la crítica del grupo.
Los medios han cubierto la visita de Romney -quien viaja acompañado de su esposa Ann-, con todo lujo de detalles, incluida la decisión hoy de autorizar a un número reducido de representantes de la prensa en la cena recaudatoria del lunes, tras las críticas surgidas al anunciarse que sería a puerta cerrada.
Uno de los principales apoyos económicos al candidato republicano, el magnate Sheldon Adelson, tiene en Israel un periódico gratuito, "Israel Hayom", que defiende las políticas del Gobierno de forma casi sistemática.
Romney ha adelantado que, de ser elegido presidente, su primer destino internacional será el Estado judío y ha reprochado a Obama no haber visitado el país durante su mandato.
La visita se interpreta como un intento de recaudar para su campaña y ganar el voto judío, un electorado tradicionalmente demócrata y numéricamente pequeño, aunque puede resultar decisivo en estados como Florida. (EFE)