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Entrevista al hombre de negocios por el Financial Times
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de marzo.- Ha sido un mal comienzo de año para Carlos Slim. El hombre más rico del mundo ha perdido cerca de 2,000 millones de euros en Europa debido a una cuestión de derechos de banda ancha y al desplome del precio de la acción de la empresa holandesa KPN, su primera incursión seria fuera de América Latina. Mientras que en México, las autoridades reguladoras parecen decididas a embestir su imperio en las telecomunicaciones incrementando la competencia.
Entre tanto, las acciones de América Móvil, la compañía que ha construido durante la última década, se hundieron un 10% el 13 de febrero después de que reportó una caída del 8% en las ganancias. ¿Ha perdido Slim, con una fortuna calculada en 69,000 millones de dólares, su toque de Midas?
"Por suerte, nunca he tenido un toque de Midas," le dice el empresario al Financial Times en su oficina ubicada en un primer piso en el distrito financiero de la Ciudad de México. "¿No conoces la historia?", es la ingeniosa réplica del empresario de 73 años de edad, quien combina una reputación de tener un perfecto timing para los negocios con un gusto por la sabiduría popular.
Sus razones para entrar en Europa siguen siendo poco claras. Slim dice enigmáticamente: "Estamos en Europa porque queremos estar en Europa". Pero agrega que no está preocupado por sus inversiones en el viejo continente, que comprenden una participación del 23% en Telekom Austria y una participación del 28% en KPN.
"El precio de la acción es importante... al final. Pero ¿cuándo llega ese final?" -se le cuestiona a Slim- "Adoptamos la visión a largo plazo", refuta.
Esta reflexión acaso sea la de un hombre rico que racionaliza a posteriori una inusual y potencialmente humillante pérdida. Pero encaja con el punto de vista que tiene sobre el mundo de los negocios.
"Hay especuladores, que compran y venden. Hay inversionistas, como Warren Buffett. Y hay hombres de negocios, como yo", dice. "Lo importante es la visión del negocio -el beneficio y el desarrollo potenciales- y no si el precio de la acción sube o baja".
Slim se mueve y presiona un timbre sobre la mesa. Un empleado entra en la habitación con un puñado de documentos. Slim toma uno y lo desliza sobre la mesa. Son sus 10 mandamientos, un manifiesto filosófico que recoge principios empresariales.
"Mira éste, el número ocho, es de mi padre: El optimismo firme y paciente siempre rinde sus frutos".
Este enfoque de la vieja escuela define en parte al señor Slim. Él disfruta del hecho de que su auto, un Mercedes, tenga ya 10 años de antigüedad. A veces describe su industria en términos arcaicos. "Los jóvenes, ya sabes, cuando hacen una llamada en un... ¿cómo se dice? Ah, sí, un teléfono móvil".
La ironía de la aparente falta de familiaridad de Slim con la tecnología es que su compañía está invirtiendo fuertemente -a razón de 10,000 millones de dólares al año- para mantenerse en la vanguardia tecnológica de su industria. Esto le ha permitido a América Móvil vender servicios triple-play -voz, internet y televisión- a lo largo y ancho de Lationamérica.
La única excepción notoria es México, donde las autoridades hasta el momento lo han limitado al campo de la telefonía e Internet. Además, el nuevo Gobierno de México parece decidido a reducir su cuasi-monopolio en las telecomunicaciones y crear oportunidades para nuevos participantes.
Slim parece ponerse a la defensiva. Al preguntarle si se siente perseguido. Él responde con un "No" contundente. Al preguntarle si cree que el Gobierno ha sido coercionado por sus competidores, dice: "Mejor pregúnteles a ellos".
Cuando se le pregunta por un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que afirma que su posición dominante en el sector de las telecomunicaciones en México ha frenado el crecimiento económico, recurre a abundantes estadísticas para refutar el punto. En diciembre, América Móvil dio una presentación detallada ante inversionistas rebatiendo lo dicho por la OCDE.
Lo que es evidente, sin embargo, es que si el nuevo Gobierno en realidad busca apuntalar la competencia, lo que perjudicaría su negocio de telecomunicaciones, también tendrá que abordar el mercado de la televisión, actualmente dominado por dos empresas, Televisa y Azteca. Y eso podría beneficiar a Slim.
"El contenido es muy importante," señala. "Queremos ofrecer a nuestros clientes lo que quieran ver, cuando lo quieran ver, y por un precio que les guste". Antes de que nuestra charla termine, la conversación gira hacia Argentina. Para la mayoría de los empresarios, su imprevisibilidad regulatoria y sus restricciones cambiarias son un serio desafío. ¿Qué opina él? "Me gusta Argentina, un país magnífico", dice. "Es muy predecible: siempre puedes estar seguro de que no obtendrás dólares allí".
Es el comentario de alguien que tiene camino recorrido, ha visto crisis ir y venir, y ha prosperado de todas maneras.
Como apunta su noveno mandamiento: "Todos los tiempos son buenos para quienes saben trabajar y tienen con qué hacerlo". (cnnexpansion.com)