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CIUDAD DEL VATICANO, 24 de marzo.- El Prefecto de la Congregación para el Clero, Mauro Piacenza, se dio a conocer internacionalmente este Domingo de Ramos, pero no por haber sido designado secretario de Estado de Roma, como se rumoreaba, sino por caerse de su silla.
Desde principios de marzo, antes de que empezara el Cónclave (el martes 12) y ante la posibilidad de que el próximo Papa viniera de América, algunos cardenales de Curia italianos comenzaron a sondear la posibilidad de que al menos el secretario de Estado fuese un italiano. Para este puesto de «segundo» del Pontífice, se consideraba el mejor situado -junto a Leonardo Sandri- el Prefecto de la Congregación para el Clero, Mauro Piacenza.
Así de caprichosa es la fama. Con un currículum impresionante, el Cardenal Piacenza es conocido ahora por dar con su humanidad en el suelo. (AFP)
Las cábalas de los vaticanistas indicaban que Piacenza (elevado a cardenal por Benedicto XVI en 2010, que le asignó la diaconía de San Pablo en las Tres Fuentes) llegaría de la mano de la elección del brasilleño Odilo Scherer como Papa.
Piacenza nació en Genova en 1944. Fue ordenado sacerdote en su diócesis en 1969, con tan solo 25 años. Desde entonces, ocupó cargos como el de vicario de la parroquia de Santa Inés y de Nuestra Señora del Monte Carmelo, capellán de la Universidad de Génova, delegado del Arzobispo para el profesorado de la Universidad, docente de derecho canónico en la Facultad de Teología del Norte de Italia, profesor de cultura contemporánea y de historia del ateísmo en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas «Ligure», entre otros.
En, 1986 fue nombrado canónigo de la Catedral de San Lorenzo de Génova y en 1990 es llamado a la Santa Sede para trabajar en la Congregación para el Clero.
Afortunadamente, parece que el Purpurado no sufrió daños graves.
Fue en 2003 cuando el papa Juan Pablo II lo nombró presidente de la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de la Iglesia y cuando fue ordenado obispo. Y ya en 2007, el papa Benedicto XVI le nombró secretario de la Congregación para el Clero y, al mismo tiempo, elevado al rango de arzobispo.
Mauro Piacenza mantuvo una actitud discreta en las «reuniones generales» de todo el Colegio Cardenalicio –los 115 electores y los octogenarios. (La Repubblica / ABC)