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Digámoslo de entrada y con toda claridad: lo que se vislumbra en el horizonte político nacional no es el retorno del PRI a Los Pinos sino la restauración del salinato, la expresión más elitista, antinacional, autoritaria y corrupta del priísmo, la que se dio al agotarse el modelo presidencialista y con la descomposición de su sustento, el binomio Partido-Gobierno.
Consecuencia directa de las reformas salinistas fue el encumbramiento de los grupos de PODER FÁCTICO en la estructura de intereses y decisiones en el país, proceso que corrió paralelo a la crisis y el desmantelamiento del modelo presidencial autoritario que, por más de 70 años, había tenido vigencia en México.
El fracaso estratégico del salinismo (que empezó con el asesinato de Colosio y culminó con el encarcelamiento de su hermano y la huelga de hambre en San Bernabé) no dejó a su abanderado en la inopia, pues además de una fortuna cuyas dimensiones y alcances remiten a la fantasía, Carlos Salinas logró preservar la función de"intelectual orgánico" de los grupos de poder que él ayudó a conformar y a entronizarse. Inteligente y bien informado, paciente y previsor, Salinas sabe recurrir al o a los especialistas indicados para conocer de alguna materia o campo que no domina y que necesita abordar.
Durante años trabajó en las sombras, incluso viviendo en el extranjero, apostándole al olvido, sabedor de que la memoria flaca es uno de los grandes defectos de la sociedad mexicana y una de las mejores armas de los políticos. Su regreso a México, en las postrimerías del sexenio foxista, fue planeado al detalle. Como estudiadas fueron las formas de reinserción en la vida política y cada una desus esporádicas apariciones. La presidencia del PRI en manos de Roberto Madrazo fue una medida alentada por Salinas, aunque éste tenía muy claro que Madrazo era uno de los lastres del salinismo de los que tendría que deshacerse si quería hacer realidad su anhelo restaurador.
La candidatura de Madrazo resultó nefasta para el salinismo, empeñado que estaba Salinas en sabotear la candidatura de López Obrador y su posible triunfo electoral. Las urgencias electorales llevaron a restarle votos al PRI en beneficio del PAN y de su candidato, medida que formó parte de una estrategia que hizo de los poderes fácticos, por primera vez, los grandes electores. La debacle madracista del 2006 dio oportunidad de que Carlos Salinas pudiera imponer condiciones y personas en un PRI maltrecho y saqueado, apoyado principalmente en figuras caciquiles y en el control que sobre el propio PRI y sobre buena parte del escenario nacional ya ejercían los gobernadores priístas.
Para ese entonces ya estaba en marcha el proyecto Peña Nieto y el grupo de los gobernadores era el bastión operativo y financiero. Carlos Salinas apuesta por Peña Nieto no para que regrese el PRI a Los Pinos, sino para restaurar el salinismo, su proyecto de modernización nacional con la óptica del neoliberalismo, reñido con la historia y con las tradiciones.
El salinismo aspira a dividir al país en poderes estancos, dejando al entramado institucional que conforman el Congreso, los partidos, la Suprema Corte y el propio presidente en un nivel secundario, como subordinados de los poderes fácticos: Iglesia, grandes monopolios y corporaciones empresariales; intereses extranjeros; ejército; medios de comunicación; conferencia de gobernadores... El pasado 28 de diciembre, de manera sorpresiva, Carlos Salinas se apareció en las calles de Mérida, platicando con la gobernadora ante ojos y oídos, cámaras y grabadoras, de los periodistas. Más tarde ofreció una desacostumbrada conferencia de prensa y, al segundo día de su visita, se entrevistó con la gobernadora en el Palacio de Gobierno.
El episodio yucateco marca el cambio de rumbo en el proceder de Carlos Salinas: constituye el momento en que considera conveniente -necesario, tal vez- "dejarse ver", hacer saber a los mexicanos que es de él "la mano que mece la cuna"... El motivo de la visita de Salinas, lo sabemos ahora, fue mediar en el conflicto personal que surgió por la candidatura de Humberto Moreira para dirigir al PRI y con la invitación que éste le hizo a la gobernadora Ortega para que formara parte de su fórmula, como Secretaria del Comité Directivo.
El rechazo virulento de la yucateca (en parte, por negarse a ser segunda de nadie; pero también porque vislumbró la entrega del gobierno de Yucatán a Emilio Gamboa, avasallado también por la imposición de Moreira) y la repercusión que éste pudiera tener en el Grupo de los Gobernadores y en la tersura del relevo priísta motivó la visita de Salinas y su pública actuación en lo que ahora se sabe es SU proyecto y, como tal, está bajo SU absoluto control y responsabilidad.
Sin restar un ápice a las indudables capacidades que tiene Carlos Salinas de Gortari como operador político, necesario es recordar los numerosos fracasos que cosechó al responder con medidas equivocadas a situaciones críticas que le tocó afrontar. Recuerdo sólo algunos: el torpe manejo del asesinato de Colosio y sus secuelas; los conflictos de grupo que llevaron a la muerte de su cuñado José Francisco y a la de Mario Ruiz Massieu, a la de su propio hermano Enrique; el pésimo manejo de las sucesión que propició los "errores de noviembre", la ruptura con el presidente Zedillo y la pataleta de San Bernabé con la que trató de generar un conflicto mayor tras la detención de su hermano, su operador financiero de mayor confianza.
Concluyo este recuento con la tragicomedia de los vídeos de Bejarano y el intento de abortar, por todas las vías y a cualquier precio, la candidatura de Andrés Manuel López Obrador. ¿Por qué sugiero tener presentes las luces y las sombras de la operación política de Carlos Salinas al acercarse la elección del 2012? Porque su proyecto de restauración conservadora, si bien corresponde a una estrategia consistente y probada, que cuenta con muchos e importantísimos agentes y soportes, se finca en un supuesto que vemos endeble y que será, sin lugar a dudas, el factor que estará sujeto a evaluación en los próximos meses: qué tanto la sociedad mexicana olvidó lo que Carlos Salinas hizo durante su presidencia y qué tanto extravió referencias de lo que representa como protagonista político.
Pudiéramos enfrascarnos en una larga e interminable discusión sobre la edad de los votantes o el grado de madurez de la ciudadanía a la hora de escoger entre imágenes y proyectos, no voy a abonar ese camino, simplemente quiero terminar estas reflexiones destacando el efecto que ha tenido en elecciones estatales recientes la convocatoria a votar "contra el PRI", dejando al ánimo y al grado de desarrollo de cada votante aportar los argumentos y las razones para impedir el regreso de un pasado que, a juzgar por los resultados en esos estados, no se quiere volver a vivir.
En próxima entrega analizaré similitudes y diferencias entre el MAXIMATO y el SALINATO, dos pasajes de la vida nacional que involucran a personajes autoritarios que aplican proyectos unipersonales ante situaciones críticas por el agotamiento de un modelo de control autoritario y la consiguiente dispersión del poder en fuerzas.