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Este 22 de febrero innumerables agrónomos celebraron su día. Algunos lo hicieron desde los campos de cultivo y otros, desde sus instituciones relacionadas al agro, acompañando a las iniciativas de los productores, haciendo investigación o transferencia de tecnología.
Sin embargo, hay mucho que hacer, tal como salió a relucir, al externarse el sentir de los productores y de los agrónomos que viven y trabajan de sol a sol en el campo yucateco.
"Ma'ka'ak meyate' lu'uma', síij u tsaí'ik ba'al kjáante' -si trabajamos esta tierra, estoy seguro que nos dará de comer-, decía hace unos días en lengua maya José Valerio Aké Cox, oriundo de la comunidad de Progresito (Peto).
-Conocemos el trabajo de la tierra, pero tenemos siempre esa necesidad de contar con el respaldo profesional de los agrónomos, y eso hoy en día es algo difícil de encontrar", nos compartió Aké Cox.
Además, que lástima que como productores no recibamos el apoyo puntual para hacer que produzcan éstas tierras, porque aunque no todos contamos con sistemas de riego, pero sí recibiéramos el respaldo de nuestras autoridades, estoy seguro que de esta tierra, no sólo saldrían nuestros alimentos, sino tendríamos hasta para venderlos.
Aké Cox, al igual que otros campesinos de Yucatán, le apuesta al trabajo del campo, aunque tiene claro que primero, hay que resolver los obstáculos que impiden producir, como los cambios de lestacionalidad de las lluvias para aquellos que cultivan bajo el temporal lluvioso, o controlar plagas y enfermedades.
Cada vez que enfrento nuevos problemas con mis siembras, voy a las tiendas que venden agroinsumos y ellos me orientan que productos a usar en este tipo de casos, dijo uno de los productores de chile habanero de Timul, Yucatán.
En tanto que, los productores buscan como resolver sus problemas productivos y de comercialización de sus productos, sus hijos estudian carreras ajenas al trabajo de la tierra. Y son escasos los jóvenes que eligen la agronomía en su formación profesional, lo cierto que al egresar no encuentran los espacios idóneos ni siquiera para hacer el servicio social o para generar alguna experiencia para consolidar sus conocimientos técnicos, mientras que sus padres cada día se quedan solos en sus campos de cultivo.
Antes de egresar de la escuela, asistí a varias conferencias relacionadas con la profesión y en muchas de aquellas pláticas, nos dijeron que debemos crear nuestras propias empresas o en su caso asesorar a los grupos productores. Para empezar, eso no es fácil, se necesita de capital semilla, y eso no lo tenemos, a menos que nuestros padres tengan algo de recursos para apoyarnos en estas iniciativas o por lo menos, un buen padrino político que realmente tenga la voluntad de trabajar por el campo, destacó uno de los jóvenes agrónomos con más de tres años buscando empleo.
No creas que no he ido con los productores. Ellos al igual que nosotros están angustiados y molestos, porque no hay un acompañamiento real de corto, mediano y largo plazo. Los pocos que logran hallar algún tipo de financiamiento para sus proyectos productivos, sólo en contadas ocasiones, tienen respaldo y asistencia técnica- dijo nuestro entrevistado-, entonces, ves como los campos de Yucatán, se llenan de proyectos inconclusos tal como sucede con los invernaderos que no concluyeron o que no se echaron a andar, seguramente así como están, no sólo se fue la esperanza de los productores de tener ganancias, sino hasta la posibilidad de que nos contrataran como técnicos
¿Hay que trabajar con los grupos productivos o fomentar la producción? ¿Dónde? -cuestionó nuestro entrevistado-. es curioso, porque en el discurso dicen que apoyan la producción agropecuaria, pero en la práctica, observas que no hay nada. Porque quienes intentan organizarse, no cuentan con apoyo para sus proyectos o les ponen mil trabas para que no tengan financiamiento, mientras que los allegados, de la noche a la mañana obtienen su proyecto y que tampoco lo trabajan.
¿Se alienta la producción así? Luego te enteras que son similares los problemas que tienen todos los productores, desde el simple apicultor hasta el artesano ¿Y nosotros? recalcó el agrónomo.
Nuestro joven egresado aseveró ¿Cuánta gente migra diariamente de Maxcanu a Mérida, Tecoh a Mérida o de comunidades alejadas como Tiholop (Yaxcaba)?¿Lo hacen con gusto o porque ya no hay opciones de trabajo en el lugar donde viven?".
Lo cierto es que a nivel mundial, se vislumbra una escasez de alimentos, pareciera que en México no se apuesta a sus agrónomos para generar estrategias y evitar sus efectos en lo futuro, por tanto, hoy a pesar de la falta de oportunidades para innovar, la esperanza de los jóvenes egresados y de los productores, aún se mantiene viva; la esperanza por cultivar la tierra es alentada todos los días por las madres de familia, con mensajes como este, que alientan: Hijo, en la tierra está la esperanza, porque si sigues trabajando para otros y no te dedicas a lo tuyo, cuando te quedes viejo, no tendrás nada.