1035 palabras
Los vientos de cambio que soplan desde principios de 2011 sobre el mundo árabe han llegado a Marruecos.
Inspirados por las revoluciones de Túnez y Egipto, un grupo de jóvenes, llamado Movimiento 20 de Febrero, utilizo la red social Facebook para convocar una jornada de protestas el pasado domingo 20 de febrero.
Los jóvenes pretendían exigir en ese día el establecimiento de una "constitución democrática" y la disolución del gobierno y el Parlamento.
Todo comenzó el 1 de febrero cuando unos 40 profesores intentaron inmolarse tras protestar frente al Ministerio de Educación de Rabat en demanda de mejoras laborales.
Días más tarde, el 14 de febrero, un militar marroquí de 36 años se quemó a lo bonzo en una localidad cercana a Marrakesh, acuciado por problemas económicos tras ser expulsado del ejército.
Tahani Madmad, joven estudiante de ingeniería y una de las voces del movimiento, leyó en rueda de prensa el primer punto de su comunicado que exige "el establecimiento de una constitución democrática que represente la voluntad verdadera del pueblo".
Ella, como otros, ha recibido amenazas o ha sido interrogada por la policía, pero su convicción y determinación se mantienen intactas.
Reivindicación política
Las protestas sociales se suceden en Marruecos con frecuencia, pero hay que remontarse a los tiempos de Hassan II para recordar una movilización tan marcadamente política y coordinada entre varias ciudades como la del 20 de febrero.
Consignas como "No a las instituciones ilegítimas" o "¡Dictadura lárgate!" se escucharon tanto en Rabat como en otras ciudades. También se oyeron gritos contra del secretario particular de Mohamed VI, Mounir Majidi, que entre sus asignaciones está la de administrar la fortuna del monarca, y contra fundador del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM) y amigo íntimo del rey, Fouad Ali el Himma.
Osama Jalifi, uno de los organizadores de la manifestación convocada el domingo en Marruecos, aseguró en rueda de prensa que no están adscritos a ninguna ideología política y tampoco están pagados, como han sugerido los que intentan intimidarlos, por los servicios secretos de países extranjeros.
Jalifi repitió varias veces que "el amor a nuestro país es el que nos motiva a llevar a cabo esta protesta".
Las manifestaciones en Marruecos estuvieron dirigidas principalmente contra el Parlamento, un estamento que, según muchos marroquíes, no tiene voz ni voto a la hora de la verdad.
Los manifestantes gritaron lemas en los que exigían mejores oportunidades económicas, una reforma educativa, ampliación de los servicios de salud y subvenciones frente a las carestías.
De los más de 32 millones de habitantes del país, salieron a las calles unas 50.000 personas.
Entre los manifestantes se podían encontrar grupos de diversa naturaleza como el ilegal movimiento islámico Al Adl wal Ihsan (Justicia y Caridad), partidos de izquierda, sindicatos y asociaciones de derechos humanos.
"Un país que ha hecho reformas"
Marruecos tiene histórica y económicamente una estrecha relación con Francia y España. Éste último tiene en el país magrebí intereses económicos y estratégicos diversos.La pesca en el banco sub-sahariano y la agricultura en el norte y sur del país, así como todas las empresas instaladas tanto en Casablanca como en Tánger, junto a la construcción y la hotelería, convierten a Marruecos en un socio muy cuidado por parte del gobierno español.
Tanto el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, como el rey Juan Carlos han manifestado su apoyo absoluto a la política del monarca marroquí.
Aunque Marruecos tenga problemas de corrupción, de desempleo o de falta de servicios básicos en el medio rural, para Rodríguez Zapatero la situación allí no se puede comparar con lo vivido en Túnez o Egipto debido a las reformas introducidas por el reino alauí.
"Las situaciones son distintas de unos países a otros, lo es desde luego en Marruecos, Marruecos es un país que ha hecho reformas, hay una realidad institucional y donde seguramente la ciudadanía quiere más reformas, pero es una situación distinta, con más capacidad de estabilidad y de progresos prudentes, evolutivos", ha explicado Rodríguez Zapatero en una entrevista concedida a Reuters.
Vandalismo como vía de escape
La violencia tomó varias ciudades del país tras finalizar las manifestaciones pacificas del domingo.
Cinco personas murieron en la noche del 20 de febrero calcinadas en una sucursal bancaria en Alhucemas (norte de Marruecos) que había sido atacada por manifestantes.
En rueda de prensa, el ministro del Interior, Taib Cherkaui, informo en Rabat que se registraron 128 heridos y que 120 personas habían sido detenidas por su implicación en los hechos violentos.
Marruecos no puede ser comparado con Bahrein, Túnez o Egipto. En esos países la población ha perdido el miedo a la represión de su régimen, su convicción de la necesidad de un cambio es aplastante y no dudarán en morir para lograrlo.
El país está sumido en la ola del cambio, como sus vecinos, ahora falta ver si saldrá a través de reformas o de cambios más drásticos.
BBC Mundo.com - Todos los derechos reservados. Se prohíbe todo tipo de reproducción sin la debida autorización por escrito de parte de la BBC.