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Cuatro estrellas y media
Nina se mira al espejo y no sabe si es ella misma, o quizá es el reflejo de una extraña con perversas intenciones. La locura, la paranoia, la inseguridad y el deseo angustiante de llegar a la perfección, son los temas abordados por "El cisne negro", la más reciente película del barroco director Darren Aronofsky.
En un mundo competitivo, se nos ha enseñado a ver a los demás como rivales; pero poco se nos dice de las terribles guerras que pueden desatarse en el interior de un alma pequeña e insegura. Esto es lo que plantea este filme candidato a 5 premios Oscar.
Natalie Portman logra la mejor interpretación de su carrera al dar vida a una bailarina atormentada por sus propios miedos y rivalidades. Nina (Natalie Portman) es elegida para ser la prima ballerina en un montaje de "El lago de los cisnes". Su mayor reto es interpretar al cisne negro, así que se desvive en agotadores ensayos.
Una madre sobreprotectora y un director, interesado más en lo sexual que en lo artístico, complican su situación en el ballet. La llegada de una bailarina más joven y, al parecer, con mejores atributos para la danza, llevarán a la protagonista al límite de la desesperación y el delirio. La pregunta es: ¿Existe esa rival o es tan solo un producto de la enferma mente de Nina?
La narración onírica de "El cisne negro" la asemejan mucho —con las debidas proporciones— a los thrillers psicológicos de Roman Polanski. Como en "Repulsión", Nina se irá descomponiendo mentalmente al transcurrir del relato; y al igual que en "El inquilino", se plantea un conflicto interno entre la realidad y el espejismo.
Este tipo de cine que va entre la ensoñación y el misterio es muy cercano también a David Lynch. El problema es que a Aronofsky no termina de desarrollar la gran complejidad de su personaje —como lo hubiese hecho Polanski— y sucumbe al deseo de darle una respuesta final al espectador —como jamás haría Lynch.
Aunque nos centramos en la mente y obsesiones de Nina, hay una pieza faltante en el mundo interior del personaje: ¿De dónde surge esa obsesión malsana por la perfección? Se intuye que por la madre, pero hay cierto carácter de rebeldía crítica que se contrapone levemente.
Pese a ello, en el planteamiento temático "El cisne negro" muestra su mayor fortaleza. Nina intenta negar sus demonios, pero la interpretación le obliga, inconscientemente, a llevarlos a flote. El terror a aceptar su realidad imperfecta le conduce a un camino de oscuras alucinaciones.
Aronofsky regresa a la inicial inspiración surrealista de "Pi". El orden del caos. Sin dejar de lado la exuberancia visual de "Réquiem por un sueño" y "La fuente de la vida". Pero quedándose a unos cuantos pasos de la profundidad mostrada en "El luchador".
Lo mejor: Natalie Portman brinda una de las mejores actuaciones del 2011, la narrativa psicológica y el esmero visual.
Lo peor: algo falta en el guión para terminar de entender al personaje, y sobra la respuesta a la pregunta más importante de la película.