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La familia real de Qatar pagó 250 millones de dólares por 'Los jugadores de cartas', la obra de Paul Cézanne que a partir de ahora se convierte en la pintura más cara vendida en subasta.
La información llega meses después de la subasta; el importe, en su momento, no se dio a conocer. Vanity Fair ofrece amplia información sobre la obra y la operación.
Con la adquisición de esta obra, Qatar, pequeño país petrolero, entra al exclusivo club de propietarios de la serie 'jugadores', entre ellos el Musée d’Orsay, en París, y el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
La adquisición subraya el peso que el emirato ha adquirido en el mercadoo del arte. Según la revista The Art Newspaper, la Administración qatarí (o lo que es lo mismo, su familia real) fue el primer comprador de arte durante el año 2011, en su intento por lograr que Doha, la capital del emirato, sea la capital cultural del mundo, "en competencia con París y Nueva York". Sheikha al-Mayassa, hija del Emir, es la cabeza visible de ese proyecto. El verano pasado, Edward Dolman dejó su trabajo en Christie's para dirigir la operación.
Los beneficiados por ese dispendio son los herederos de George Embiricos, un magnate naval griego que durante décadas se divirtió rechazando ofertas. Murió en 2011.
El cuadro vendido es el tercero de cinco versiones que Cezanne pintó entre 1890 y 1894 y que, en su conjunto, son conocidos como 'Los jugadores de cartas'. La pieza mide 130 centímetros de ancho y 97 centímetros de alto.