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BERLÍN, Alemania.- Un siglo después de su nacimiento, Eva Braun sigue siendo un misterio. Fue la compañera sentimental de Adolf Hitler desde 1929 y su mujer por un día, el anterior a su suicidio en 1945, y sin embargo poco se sabe de su vida. Siempre a la sombra del gran dictador, eclipsada por la personalidad de una de las figuras más importantes del siglo XX y posiblemente la única persona que conoció realmente a Hitler, más allá de la imagen que se proyectó de él como carismático orador.
La historiadora Heike Görtemaker declaró que la dificultad principal para escribir la biografía fue la "muy escasa documentación" original sobre Braun. Eva "pidió a su hermana que conservara las cartas del Führer", pero hasta ahora no se han encontrado.
Ahora, la historiadora Heike Görtemaker descubre en "Eva Braun, una vida con Hitler" a una mujer comprometida políticamente, una de las más poderosas entre "las primeras damas" del Tercer Reich y la persona que estuvo más cerca del Führer en los peores momentos de la Alemania de la II Guerra Mundial.
Nacida el 6 de febrero de 1912, Eva Braun fue la segunda de las tres hijas de Friedrich Braun, maestro de escuela, y Franziska, modista.
Eva siempre mantuvo una estrecha relación con su hermana Gretl, la menor de las tres; mientras que con Ilse, la mayor, el trato fue más frío. Ilse abandonó el hogar en 1929 para irse a vivir a la consulta de su jefe muniqués, Martin Marx, que era judío, lo que provocó tensiones entre las dos hermanas.
Ilse, al igual que sus padres, nunca aprobó el romance que mantuvieron Hitler y Eva Braun. A pesar de todo, ésta siguió adelante con su relación.
A los 17 años empezó a trabajar como aprendiz en el estudio de fotografía de Heinrich Hoffmann, el fotógrafo personal de Hitler.
"El estudio se encontraba entre las calles Amalienstrasse y la Theresienstrasse, justo encima del Café Stefanie, uno de los lugares de reunión favoritos de los líderes del NSDAP", explica Görtemaker en su libro.
Görtemaker trata de probar en su libro, la primera biografía científica de Braun, que la mujer de Hitler era cualquier cosa, menos una 'rubia tonta'. Esta foto de Eva fue tomada en Berghof, la residencia de Adolfo Hitler en los Alpes bávaros.
Braun en un bote de remos en Wörthsee, en 1937. Ella fumaba en secreto, pues Hitler no soportaba el humo; usaba cosméticos y perfume caro, encargaba vestidos y pieles en Francia y calzado en Italia y leía las obras de Oscar Wilde, un autor prohibido durante el Tercer Reich.
No se interesaba por la política en absoluto. Cuando el Führer, después de una cena en compañía de sus allegados, empezaba con sus monólogos infinitos, Eva daba muestras evidentes de aburrimiento.
Fue precisamente en este estudio donde Eva conoció al único hombre que amaría durante toda su vida y con el que moriría 16 años más tarde en Berlín.
Todo ocurrió una noche de octubre de 1929, cuando un señor llamado Wolf entró en la tienda. Hoffmann encargó entonces a Braun ir por unas cervezas y un poco de embutido a un restaurante cercano. Durante la cena, el señor Wolf no dejó de mirarla e incluso se ofreció a acercarla a casa, aunque ella rechazó la invitación.
Antes de irse, Hoffmann le preguntó a Eva si no había reconocido al extraño visitante. "Es Hitler, nuestro Adolf Hitler", le dijo.
A partir de entonces, las visitas del que se convertiría en dictador fueron más frecuentes y Eva Braun comenzó a interesarse por ese hombre tan amable que le invitaba a la ópera y a cenar en lujosos restaurantes.
A pesar de tener una relación con Hitler, éste siempre la mantuvo en secreto. Muy pocos, sólo los que pertenecían al círculo más cercano del dictador, conocían su existencia, mientras que para el resto de la sociedad, Eva Braun era una desconocida.
Hitler había manifestado en distintas ocasiones su rechazo a formalizar una relación y tener hijos. Él, decía, "era un líder y estaba casado con Alemania".
"Las mujeres se me arriman porque soy soltero. Es como en el caso de un actor de cine: cuando se casa, pierde para las mujeres que le adoran ese cierto qué; deja de ser su ídolo", comentaba.
Sin embargo, ella le amó en cuerpo y alma, y se esforzó durante toda su vida por complacerle y llamar su atención; tanto es así, que intentó quitarse la vida en dos ocasiones.
Toma de la película La caída (2004), en que Juliane Köhler interpreta a Eva, Bruno Ganz al Führer y Heino Ferch a Albert Speer, el arquitecto del nacional-socialismo.
Iba siempre maquillada y bien vestida, atendía a los amigos de Hitler con excesiva cortesía y, tal y como afirmó el miembro de la Waffen-SS Rochus Misch, "la autenticidad y la naturalidad no eran lo suyo", recoge Görtemaker en su libro.
El 25 de abril de 1945, con las tropas soviéticas asediando Berlín, Hitler se dio cuenta de que el final estaba cerca, por lo que decidió protegerse en un búnker construido en el edificio de la Cancillería del Reich.
Permaneció en él hasta el día de su suicidio, pero un día antes, el 28 de abril, se casó con Eva Braun, una decisión que fue tomada esa misma mañana.
"Puesto que creí durante los años de lucha que no podía asumir la responsabilidad de formalizar un matrimonio, he decido, antes de abandonar esta órbita terreste, convertir en mi esposa a la mujer que, después de años de fiel amistad, llegó por voluntad propia a la casi cercada ciudad para compartir su destino con el mío", escribió Hitler en su testamento.
El 29 de abril, entre las tres y las cuatro, Eva y Adolf Hitler se suicidaron: ella mordió una cápsula de ácido cianhídrico y él se disparó un balazo en la sien derecha.
"Los cadáveres fueron trasladados al jardín de la Cancillería del Reich, rociados con gasolina y quemados", cuenta la historiadora Heike Görtemaker. Allí podrían descansar juntos eternamente.