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LONDRES, 7 de febrero.- A la hora que murió Jorge VI, su hija Isabel estaba contemplando junto a su marido una puesta de sol en Kenia. Era el 6 febrero de 1952. Tomó un avión con destino a Londres. Cuando aterrizó, bajó las escaleras vestida de negro y saludó al primer ministro, Winston Churchill. Supo guardar su tristeza y mostrar serenidad. Era la primera vez que tenía que velar más por los intereses del país que por los suyos propios. A sus 25 años se había convertido en Reina.
La monarca inglesa con su esposo, el Duque de Edimburgo, ayer lunes, al cumplir 60 años en el trono. Foto Royal Household/John Swannell/Camera Press.
La dignidad y la calma son los pilares que han marcado la vida de una mujer que no nació para subir al trono. Su tío, Eduardo VIII, abdicó cuando se enamoró de Wallis Simpson. Fue entonces cuando su padre se convirtió repentinamente en rey. Cuando a los diez años le hizo la reverencia por primera vez, no era consciente de que en el futuro sería ella quien llevaría algún día la corona.
Cuando se cumplen 60 años de su reinado, Isabel II no sólo se ha ganado el respeto y el cariño de su familia, sino que goza de gran popularidad y de la admiración que siente por ella gran parte del Reino Unido. El 80% de los británicos considera que debe seguir siendo reina mientras la salud se lo permita y ella está más que dispuesta.
En una carta dirigida a los ciudadanos, la soberana manifestó ayer su emoción por la gran cantidad de mensajes recibidos con motivo del Jubileo de Diamante y destacó el poder de la 'unión' y 'la fortaleza de la familia, la amistad y la buena vecindad. 'En este año especial, yo me dedico otra vez a vuestro servicio –señala la misiva–. También espero que este año del Jubileo sea un momento para agradecer los grandes avances conseguidos desde 1952 y mirar hacia el futuro con la mente clara y el corazón solidario al unirnos en nuestras celebraciones'.
Devoradora de la prensa, amante de los caballos, muy divertida en la intimidad y coqueta. Muy pocos más detalles se saben de su vida privada, una vida que, pese a estar dividida por una línea muy fina de sus compromisos oficiales, siempre ha querido delimitar con fuego para proteger a los que la rodean, entre ellos su marido, el duque de Edimburgo. 'La mayor lección que nosotros hemos aprendido es que la tolerancia es el ingrediente esencial de cualquier matrimonio feliz. Puede que no sea muy importante cuando las cosas van bien, pero es absolutamente vital en los tiempos difíciles. Puedo asegurar que la reina tiene la cualidad de la tolerancia en abundancia', asegura.
Aunque Isabel II siempre ha querido pasar el 6 de febrero en la intimidad, ayer realizó una visita a una escuela en la localidad de King’s Lynn, en el Este de Inglaterra. En Hyde Park, en una escena con mucho color que parecía sacada de la novela Guerra y Paz, la Real Fuerza de Artillería del Rey montada a caballo marcó la ocasión con 41 salvas de cañón, que también se produjeron en otros lugares, como la Torre de Londres o el Castillo de Edimburgo.
La monarca ha visto pasar bajo su reinado a 12 primeros ministros. Margaret Thatcher dijo en sus memorias: 'Su Majestad tiene un conocimiento formidable de los problemas actuales y una amplia experiencia'.
La soberana declaró que 1992 fue su particular 'Annus horribilis'. Tres de sus cuatro hijos se separaron y muchos auguraron que era el final de la monarquía. La crisis familiar se tornó en una auténtica crisis política.
Cuando murió Lady Di, la monarquía vivió uno de los momentos más críticos. La Reina se negó a celebrar un funeral de Estado y fue el premier quien la convenció. Los momentos más tensos están plasmados en la película The Queen.
Hoy la Familia Real es uno de los principales atractivos del país. Los turistas gastan cada año 500 millones de libras en mercancía, visitas a palacios y castillos, y sitios turísticos asociados a los Windsor.
El 64% de los británicos se inclina por el Príncipe Guillermo como su heredero en la corona, frente al escaso 19% que prefiere a su padre, el Príncipe Carlos, primero en la línea de su sucesión. La boda con Catalina aumentó su popularidad.