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BARCELONA, 6 de febrero.- El fallecimiento de Antoni Tàpies a los 88 años en su domicilio de esta ciudad significa la desaparición del artista español más importante e influyente de la segunda mitad del siglo XX, como gran referente del arte de vanguardia, a la altura de lo que representaron antes que él Picasso, Miró o Dalí.
Así lo han constatado críticos de arte, pintores o personalidades del mundo de la cultura y la política al valorar la trayectoria de este artista que "dejará un gran vacío" en el panorama artístico y cultural español y catalán.
La portada de La Casa Verde (la primera edición, la de Seix Barral) de Mario Vargas Llosa es Tàpies inconfundible
En este sentido, la muerte de Tàpies supone asimismo la desaparición del último pilar de la vanguardia española de posguerra, que tuvo su eclosión en el movimiento Dau al Set y en el informalismo.
Tàpies (Barcelona, 1923) dejó los estudios de Derecho que había iniciado en la posguerra para dedicarse plenamente a su pasión por el dibujo y la pintura.
Antoni Tàpies expresó muy pronto su interés por la materia, la tierra, el polvo y las partículas, que se plasmó formalmente en el uso de materiales ajenos a la expresión plástica academicista y en la experimentación de nuevas técnicas.
Su obra fue permeable a los acontecimientos políticos y sociales del momento, y a finales de los años sesenta y principios de los setenta, su compromiso político contra la dictadura se intensificó, con obras de un marcado carácter de denuncia y protesta.
En los inicios de los ochenta, el interés de Tàpies por la tela como soporte adquirió una fuerza renovada y durante esos años realizó obras con gomaespuma o con la técnica del aerosol, utilizó barnices y creó objetos y esculturas de tierra o de bronce, al tiempo que se mantuvo muy activo en el campo de la obra gráfica.
A finales de los años ochenta, Tàpies reforzó su interés por la cultura oriental, una preocupación que ya se había ido gestando en los años de la posguerra y que se convirtió cada vez más en una influencia filosófica fundamental en su obra.
Al margen de exposiciones en los principales museos de arte contemporáneo, en España, los museos Reina Sofía de Madrid, Guggenheim de Bilbao y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) han celebrado antológicas y retrospectivas.
No ha sido menor su trabajo como ensayista, que ha dado lugar a una serie de publicaciones, como "La práctica del arte" (1971), "El arte contra la estética" (1977), "Memoria personal" (1983), "La realidad como arte. Por un arte moderno y progresista" (1989), "El arte y sus lugares" (1999) y "Valor del arte" (2001).
Al hacer una valoración de la muerte de Tàpies, los críticos de arte Victoria Combalia y Tomas Llorens, así como la exdirectora del Museo Reina Sofía, María Corral, han coincidido en calificarle como "el artista español más importante de la segunda mitad del siglo XX".
Para Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, Antoni Tàpies ha sido "una figura muy completa que ha llenado la vida cultural española durante más de medio siglo" y por ello su desaparición "va a dejar un gran vacío".
También desde la política se ha sentido el fallecimiento de Tàpies, considerado el artista "más radicalmente catalán en su pensamiento, su expresión y sus referentes" por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas.
La muerte del artista ha sobrevenido mientras la Fundación Tàpies preparaba desde hace meses una gran retrospectiva sobre su obra, comisariada por el valenciano Vicent Todolí, con la previsión de ser inaugurada en el verano de 2013.