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BERLÍN, Alemania, 11 de marzo.- La corrupción política ha llevado al expresidente de Alemania Christian Wulff a recluirse en un monasterio. El 17 de febrero presentó su dimisión y el jueves pasado se despidió definitivamente. La despedida oficial con honores militares interrumpió temporalmente el enclaustramiento en el que permanecía, según publica el rotativo alemán Bild am Sonntag.
Se desconoce cuánto tiempo lleva en su nuevo refugio y cuánto tiempo más permanecerá en su retiro, al que ha llegado tras meses de acusaciones y protestas contra la corrupción política. Wulff está siendo investigado por un escándalo de corrupción en el que supuestamente recibió regalos de empresarios 'amigos' cuando era jefe de Gobierno del Land (estado federado) de Baja Sajonia, además de intentar intimidar a los medios para evitar que el caso saliera a la luz.
Christian Wulff se acogió a sagrado.
Durante su reclusión en el monasterio, el ex mandatario de 52 años se ha realizado un chequeo médico, ya que después de su dimisión tuvo que ser ingresado en el hospital por un cólico nefrítico. El medio alemán cita a fuentes políticas de alto rango, aunque sin mencionar nombres, tal y como recoge el diario El Mundo.
El partido de la canciller Angela Merkel, la conservadora Unión Cristianodemócrata ha solicitado que el Estado deje de costear los gastos de la oficina y el coche oficiales de Wulff en cuanto el expresidente encuentre una nueva actividad económica, según publica Der Spiegel. Además, en Alemania se ha levantado la polémica por que Wulff tenga derecho a cobrar el salario vitalicio de 200,000 euros al año que corresponde a los expresidentes de Alemania, a pesar de que estuvo en el cargo menos de dos años.