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AFGANISTÁN, 21 de abril.- Londres.- Un grupo de cinco hombres ha sido detenido en la capital afgana, Kabul, con 10 mil kilogramos de explosivos que pretendía utilizar en múltiples ataques en lugares concurridos y para asesinar al segundo vicepresidente de Afganistán.
Al menos uno de los detenidos ha sido identificado como militante de la red extremista Haqqani, que pretendía atentar contra el vicepresidente Mohamed Karim Jalili, reveló la agencia informativa afgana Khaama Press.
Soldados alemanes en Afganistán.
Jalili, uno de los vicepresidentes afganos, el otro es Mohammad Qasim Fahim, ya había sido objetivo de los radicales islámicos, luego que los talibanes revelaron que él fue uno de los blancos de los ataques simultáneos que perpetraron el domingo pasado en Kabul.
En junio del año pasado, el vicepresidente afgano y el ministro de Interior, Bismilá Mohammadi, salieron ilesos de un ataque con un proyectil cuando participaban en un acto en la provincia central afgana de Wardak.
Un portavoz de la Dirección Nacional para la Seguridad reveló que incautaron un video que contiene los planes del grupo, una organización extremista islámica vinculada al Talibán y a la red Al-Qaeda, para llevar a cabo el ataque.
"Si esta cantidad de explosivos se hubiera utilizado, podría haber causado un derramamiento de sangre a gran escala", señalaron voceros de la Dirección Nacional de Seguridad.
En una rueda de prensa, funcionarios de inteligencia indicaron que tres de los detenidos eran ciudadanos paquistaníes, mientras que los otros dos eran afganos, uno de ellos podría ser un alto comando talibán.
Los explosivos, escondidos en 400 sacos, fueron encontrados ocultos bajo montones de papas, que eran transportados por un camión matriculado en Pakistán.
Entierro del mayor Robert Marchanti II en el Cementerio de Arlington, en Virginia. Lo mataron en Afganistán en febrero, en una de las venganzas desatadas por la quema de coranes que perpetraron varios marines.
Ocho soldados estadounidenses murieron en Afganistán en 2010 y 2011 por sobredosis de heroína, morfina u otros opiáceos, según los datos del Mando de Investigación Penal del Ejército de Estados Unidos obtenidos por la ONG Judicial Watch (Vigilancia Judicial).
Al investigar a un total de 56 soldados --entre ellos los ocho fallecidos-- por posesión, consumo o tráfico de heroína y otras drogas, el Ejército descubrió que algunos militares habían comprado drogas a menores afganos, a un intérprete afgano y, en un caso, incluso a un contratista del Departamento de Defensa estadounidense que posteriormente fue despedido.
Al parecer, el consumo de heroína en el Ejército norteamericano ha aumentado considerablemente. El número de soldados que dieron positivo en los controles a los que fueron sometidos se incrementó desde los diez casos confirmados en el año fiscal 2002 a los 116 registrados en el año fiscal 2010.
Según los documentos obtenidos por Judicial Watch gracias a la Ley sobre Libertad de Información y confirmados este sábado a la cadena de televisión CNN por un portavoz de la fuerza de la OTAN desplegada en Afganistán, un soldado compró heroína y Xanax (un ansiolítico) a cinco menores afganos en Camp Phoenix, unas instalaciones militares de Estados Unidos en Kabul, y los consumió.
Además, algunos militares han distribuido heroína, Percocet (oxicodona más paracetamol) y otras drogas entre sus compañeros. En los informes también figura el caso de una soldado que robó medicamentos caducados como morfina, Percocet, Valium, fentanilo (un opiáceo unas 80 veces más potente que la morfina) y lorazepam (un medicamento psicotrópico).
El presidente de Judicial Watch, Tom Fitton, advirtió de que "el abuso de medicamentos puede llevar fácilmente al consumo de heroína". "Afganistán es la capital de la producción de opiáceos. La tentación es grande y hay muchas oportunidades para tomar drogas", señaló Fitton, que instó al Ejército a "hablar de este tema más abiertamente".
Afganistán genera más del 90 por ciento de la producción mundial de opio, y se cree que los insurgentes talibán acumulan reservas de esta droga para financiar sus actividades, según un estudio publicado por la ONU en 2009.
Los datos del Mando de Investigación Penal muestran que los militares estadounidenses también consumen otras drogas, como esteroides y marihuana, e incluso hachís suministrado por soldados y policías afganos. (NTX/EP)